Opinión
Gobernar el cambio climático
El último informe del panel científico sobre cambio climático presentado a mediados de 2021 coincidió en que el factor antrópico es la causa principal y que muchos de ellos serán “irreversibles” durante “siglos o milenios”.
La ONU calificó este estudio como “un código rojo” para el mundo, en particular para quienes gobiernan y diseñan políticas públicas. El desafío de gobernar el cambio climático comienza a formar parte del debate de los expertos en políticas públicas y somete a exigencias excepcionales a las administraciones gubernamentales y las democracias.
Sur vs Norte
Cuando se observa un planisferio mundial respecto a cuáles son las regiones y países cuyos sistemas productivos generan la mayor cantidad de emisiones, todos se encuentran en el hemisferio norte, en particular en los países más industrializados y con mayor desarrollo relativo y capacidad de consumo.
Si agregamos en el mismo planisferio las regiones y países del mundo cuyos ecosistemas se encuentran más afectados por los eventos más extremos del cambio climático, invariablemente estos se ubican en el hemisferio sur, en particular en aquellos países que fueron sometidos por más largo tiempo al colonialismo o al neocolonialismo.
La constatación sobre este aspecto exige considerar que al menos para las acciones de gobierno, en particular el que fundamenta el diseño de las políticas públicas nacionales, no puede perder de vista el resultado de las acumulaciones históricas que han generado las asimetrías coloniales y neocoloniales. Es notable como en algunos debates organizados en torno al cambio climático este tema pasa inadvertido aun cuando tiene un especial interés para los gobiernos locales, inscriptos geográficamente en ecosistemas concretos.
Desde esta perspectiva podríamos decir, que al menos para el diseño de las políticas públicas eficaces, los incendios en Corrientes deben considerarse como que “son el cambio climático inscripto en su territorio” y no sólo su manifestación epifenómica o el resultado de una simple creación de condiciones circunstanciales.
El abordaje de esta perspectiva requiere innovar en los enfoques metodológicos y en la administración publica en todas las jurisdicciones, incluyendo como problema central los desafíos que derivan de tomar en cuenta los servicios ecosistémicos de forma integral. No se trata de una mera adecuación, se trata de una modificación profunda que se proponga gobernar el futuro, anticipando los cambios intergeneracionales que la función productiva se vincula con los ecosistemas y la biodiversidad.
El fuego y escenarios de riesgo
Según información del Servicio Nacional de Manejo del Fuego del Ministerio de Ambiente de la Nación durante la tercera semana de enero de 2022, con excepción de Tucumán, Santa Cruz y San Juan, todas las provincias argentinas registraron al menos un foco de incendio activo.
Los datos del Servicio Meteorológico Nacional, abordados por zonas menores a la escala de las provincias, indican que en todas ellas se registran áreas afectadas por sequias que van de moderadas a extremas.
El caso de Corrientes se ubica entre estos últimos por al menos dos años consecutivos. Los registros indican que desde mediados de 2010 los períodos de sequía son más largos y más intensos, incrementando el estrés hídrico.
Se cuentan con datos para construir escenarios de riesgo con alta probabilidad de ocurrencias. Las trayectorias avalan esto, entre 1993 y 2019 en Corrientes, los incendios de bosques nativos, bosques implantados, zonas arbustivas y pastizales sumaron 197.981,23 hectáreas y ahora en apenas dos meses de acuerdo al informe “Evolución de las áreas quemadas en Corrientes según coberturas vegetales” del Inta del 21 de febrero se registraron 934.238 hectáreas quemadas, lo que equivale al 11% de superficie provincial. Algunos lugares como San Miguel llegaban a tener más del 30% de su territorio quemado.
Las escalas y los saberes
Las escalas territoriales son claves para tomar decisiones. De la contribución del país a la disminución de la emisión de carbono como parte de los acuerdos internacionales no necesariamente se deducen todas las políticas nacionales y menos aún las locales para cada uno de los ecosistemas, que en Argentina son muchos y muy variados.
El informe del Inta al que se hace referencia es claro, mientras el promedio provincial es del 11% de superficie quemada en la zona de San Miguel alcanza el 30%. Por otro lado cada ecosistema opera con distinto nivel de resiliencia, no solo por la cobertura vegetal sino también por la diversidad y cantidad de fauna silvestre, aun sin incluir las actividades antrópicas.
Esto exige un enorme esfuerzo interdisciplinario e incluso epistemológico, los diseños curriculares universitarios están un poco atrasados al respecto. Es probable que así como la revolución tecnológica generara la necesidad de nuevos saberes, la transformación provocada por el cambio climático también lo exija, incluyendo una mayor pertinencia territorial e incluso federal.
Por Rubén Zárate
Profesor e investigador
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