En Paraguay se reactivó la causa judicial
“Es una herida que tratamos de cerrar cada vez que hay una pista”
Cuando Juan Pablo Schaerer (70) habla del secuestro de su hijo Christian lo hace con una firmeza y una lucidez que asombran. Sabe cada detalle, fecha y lugar de la investigación por el secuestro que ya cumple 20 años y que tuvo su correlato en otros países de Sudamérica y Europa. Ese nivel de conocimiento le permite constatar cada nuevo dato que aparece para darle entidad o no, para saber si puede avanzar o se trata de una pista falta. Muchas líneas han aparecido en este tiempo, pero debe saber identificar qué motivaciones tienen esos contactos, aunque no se permite descartar nada. Incluso si quienes se acercan a él tienen evidentes intereses económicos.
Los últimos movimientos de la causa en Paraguay, surgidos por la comunicación de una persona que dijo saber dónde había sido enterrado su hijo reavivaron esa llama, aunque pese al gran despliegue de excavaciones en San Pedro del Paraná, no se obtuvieron resultados positivos. Pero escucharlo es saber que no se detendrá.
“Cada vez que aparece una línea, un dicho o una confidencia, nosotros la analizamos en la medida que tenga una cuota de credibilidad por los tiempos, por las fechas, por los lugares, por los partícipes y demás. Agotamos la investigación, agotamos las instancias como lo hemos hecho en ese caso”, expresó en un nuevo diálogo telefónico con El Territorio desde Paraguay, donde está radicado.
Y siguió: “Han aparecido otras cosas, gente con otros fines, que busca generar alguna expectativa en nosotros y pedirnos dinero. Pero tampoco las descartamos, siempre analizamos qué nos dice, de qué año, de qué mes, de qué lugar porque nosotros no solamente recordamos todas las fechas sino todos los lugares del expediente original. En la investigación del Paraguay prácticamente todos los actos fueron con mi presencia, entonces yo recuerdo bien los momentos, los lugares y las circunstancias”.
Respecto a la investigación, señaló que fracasó debido a que se trató de un delito trasnacional, ya que el secuestro se produjo en Argentina, pero Christian estuvo en Brasil y Paraguay e incluso “un poco se cometió en Uruguay” refiriéndose a los alcances de la banda de secuestradores. “No había una jurisprudencia ni un juez que fuera capaz de tener jurisdicción en cuatro países diferentes, entonces algunas cosas en Paraguay se han diluido a raíz que el juzgado estaba en Corrientes, pero estuvo detenido acá y allá”, puntualizó.
Al respecto el exministro de Salud Pública de Corrientes recordó que la Policía Antisecuestros de Paraguay se creó en septiembre del 2003, cuando el delito de secuestro extorsivo tuvo un triste auge en el vecino país. Una de los primeros resultados fue la identificación de la Banda de las Marías, compuesta por Lorhman, Maidana y Cristian Carro Córdoba, en el vecino país conocida como Banda de Carro Córdoba.
Recién en 2005, cuando se investigaba el secuestro de Cecilia Cubas, hija del ex presidente del país, se conformó la Unidad Fiscal Especializada en Hechos Punibles Contra la Libertad de la Persona. El secuestro de Cubas también fue atribuido al trío de argentinos.
En la actualidad Rodolfo ‘El Ruso’ Lohrmann (53) y Horacio ‘Potrillo’ Maidana (57), quienes estuvieron prófugos durante 14 años por el secuestro, están alojados en una cárcel de máxima seguridad de Lisboa. Ambos fueron condenados como culpables de cuatro asaltos a entidades bancarias en Portugal, luego de un largo juicio marcado por las postergaciones y las estrictas medidas de seguridad.
Para El Ruso fue la pena más alta, 18 años y 10 meses, mientras que Potrillo recibió 18 años de cárcel.
Schaerer considera que su aprehensión no significa ninguna luz de esperanza, por diferentes razones: cree que los criminales nunca se van a atribuir un homicidio y sabe que por sus edades, es difícil que sean juzgados en Argentina por el secuestro.
Recordó que emisarios de la Justicia, el fiscal Flavio Ferrini y el entonces juez Soto Dávila, estuvieron en Europa y entablaron negociaciones que no llegaron a ningún lado. “Ellos no quisieron contar el destino final, hablaron de un montón de otras cosas y no quisieron contar el destino final. Yo presumo que el hecho de que no hayan querido contar es que no es lo mismo un secuestro que un secuestro seguido de muerte. No van a inculparse a sí mismo contando el lugar donde podría estar y que después nosotros vamos y le encontramos. No estaban dispuestos”, analizó.
La herida abierta
“Es la herida abierta que tenemos toda la familia, que tenemos su mamá, yo, sus hermanos, sus tíos, sus parientes. La herida abierta es que no hemos podido encontrar el lugar dónde está, un lugar puntual donde cualquier persona va y conmemora un ser querido. Esa es la herida que tratamos de cerrar cada vez que hay una pista, cada vez que hay un dato”, reflexionó Juan Pedro.
Consultado por el nuevo aniversario de la fecha que los marcó para siempre, relató que “se cumplen veinte años, pero no cambia nada. Podría ser 21, 25 o 10, es igual el sentimiento de la herida abierta y es igual la esperanza que uno abriga de poder encontrarlo”.
Informe de domingo
Un secuestro que lleva a 20 años
“Es una herida que tratamos de cerrar cada vez que hay una pista”
Una detención, una entrevista radial y el nuevo testigo
"Hay esperanzas para hallar los restos y a los responsables"
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