Opinión

El esfuerzo del sector privado para afianzar la industria

sábado 31 de diciembre de 2022 | 6:04hs.

Por Ronald Vera Ingeniero

El 2022 termina con un balance difícil de hacer ya que en la historia reciente del país no hay un año comparable en términos sociales, políticos o económicos. Salimos de dos años de inicio de esta segunda década del siglo XXI a los que podríamos calificar como muy buenos y hasta excelentes, con precios de productos forestales que rompieron barreras históricas hacia arriba en el mundo, con un mercado interno altamente demandante y casi sin mediar transición pasamos de la luz a la oscuridad. Caída de demanda, caída de precios, clientes más exigentes en aspectos de calidad, fenómeno que siempre ocurre cuando se frenan los negocios y hasta casos impactantes en los que a empresas nacionales los compradores externos les ‘clavaron’ con el pago. Los negocios dentro del país no fueron diferentes, la demanda interna se cayó a pique.

Un rol importante en esta confusión general aportó los vaivenes de definiciones a nivel gubernamental en el plano económico, donde la escasez de dólares, sumado a la carencia de cintura para conducir la crisis hizo que contar con los insumos para producir sea una verdadera odisea, y recordemos que gran parte de las maquinarias, insumos, repuestos y consumibles de la industria forestal son importados. En lo referente a capacitaciones y entrenamiento de operarios y mandos medios fue un año muy activo.

También se dio un fenómeno inusual este año en lo referente a los recursos humanos, durante las Jornadas Forestales de Entre Ríos, un grupo de empresarios y profesionales alertó sobre la falta de ingenieros para el sector forestal solicitando a las universidades potenciar estas carreras.

Tras la catástrofe
Este año comenzó con una catástrofe ambiental producto de los incendios que generaron millonarias pérdidas económicas y algunas vidas también. La tragedia afortunadamente sirvió para repensar sobre el fortalecimiento de la red de brigadas de incendios con inversiones, equipos y entrenamientos.

En Misiones una empresa particular se embarcó en el desarrollo de un móvil para actuar en incendios forestales, logrando un producto muy exitoso. La policía de la provincia incorporó un nuevo helicóptero que se suma a los dos existentes. En Corrientes la semana pasada fueron entregadas un centenar de móviles para la red control de incendios.

Un fenómeno que se contrapone a la realidad actual y que se manifiesta como un efecto de la inercia de años pasados que fueron mejores es que estamos en un momento histórico en lo referente a inversiones industriales, mis años en el sector industrial me lleva a aseverar con certeza que en las últimas 4 décadas no se ha registrado un nivel de inversión en maquinarias, equipos e instalaciones como los que se vienen dando desde el 2020 y que aún están en proceso, aserraderos nuevos, mejoras en plantas existentes, nuevas plantas de generación de energía por biomasa y solar y adquisición de equipos de cosecha y logística se están dando en todas las empresas forestoindustriales mesopotámicas como nunca antes y más extraño aun es el hecho de que poco vemos que se realiza desde el gobierno central para profundizar y consolidar esta ola de inversiones, por el contrario, cambios permanentes en las regulaciones del banco central y los organismos que actúan sobre el comercio exterior hace que cada día haya que invertir tiempo y recursos en ver qué medida nueva se tomó.

Como conclusión a todo lo expuesto queda claro que el empresariado, las cámaras que los nuclean, los profesionales y los obreros están poniendo todo de si para afianzar la industria argentina y consolidar el sector que es la columna vertebral de la actividad económica regional. Tenemos recursos humanos y técnicos para despegar rápidamente si las condiciones externas nos favorecen si, así como se logró el dólar soja, también se lograse un dólar ‘economías regionales’ el impulso será inmediato ya que integramos el sector que más mano de obra contrata y más derrame genera en la sociedad.

Para terminar, quiero resaltar lo que a mi manera de ver es lo más esperanzador y lo más positivo del sector industrial maderero, el cambio generacional que se está dando en muchas de las empresas familiares, con jóvenes que tienen una visión muy cara de sus metas y objetivos, con jóvenes que bien podrían haberse ido del país, como pregonan algunos derrotistas de los medios y que sin embargo se quedan y le ponen el hombro al futuro industrial maderero de esta maravillosa Argentina.

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