Habló de más controles, pero también de un aumento en la demanda
"La combinación terrestre fluvial genera un combo de tráfico imparable"
En los últimos años -más aún desde la reapertura de fronteras tras la pandemia- en Misiones las fuerzas federales han incautado en pleno tránsito (y continúan haciéndolo) gran cantidad de cocaína sólida, líquida y hasta la sustancia de moda denominada "tusi" o "cocaína rosa" partiendo en encomiendas desde el norte provincial. Bajo esa modalidad también detectaron miles de pastillas de éxtasis y cientos de ampollas del opioide fentanilo, una de las drogas más poderosas y adictivas del mercado narco, que según los expertos, es producto principal del negocio de los cárteles mexicanos en Estados Unidos.
En consonancia con eso la Policía de Misiones desarticuló en nueve meses de este año un total de 80 puntos de ventas de estupefacientes en los que se comercializaba mayormente cocaína, éxtasis, ketamina, la llamada "pedra", además de marihuana y otras drogas. Cerca del 80% de los búnkeres funcionaban en viviendas familiares utilizando como fachada la de un intrascendente kiosco de barrio. Los operativos derivaron en la detención de 138 personas.
No pasa desapercibido en medio de ese contexto el alto nivel de consumo de "pedra" principalmente en localidades del norte provincial, aunque desplazándose hacia el centro. Se trata de un residuo de la cocaína rebajado con pastillas y sustancias de corte, de efecto inmediato y muy adictivo, con alto y rápido poder de deterioro cognitivo. Proveniente de Brasil, hace varios años esta sustancia cruzó las fronteras y su bajo costo terminó motivando el arraigo.
Los datos expuestos en los primeros párrafos permiten múltiples lecturas, y también confirman el tránsito -cada vez más fluido- y la exponencial presencia de las denominadas drogas duras en Misiones, ratificando a esta provincia como una atractiva ruta para el ecosistema narcocriminal, tanto por la posición geográfica entre dos países (Brasil y Paraguay) con miles de kilómetros de frontera como por la insuficiente presencia de las fuerzas federales.
Para la socióloga, investigadora, consultora y asesora en temas de narcotráfico y narcomenudeo, Laura Etcharren, el marcado aumento del secuestro de cocaína y sustancias derivadas en Misiones por parte de las fuerzas federales y de la provincia, responde a tres cuestiones: la primera tiene que ver con "mayor investigación criminal por parte de las fuerzas", la segunda apunta "al crecimiento de la demanda de cocaína en cualquiera de sus formas", y la tercera a que "los narcos de los tres países productores (Perú, Bolivia y Colombia) tienen aceitados los lazos con los narcos locales".
"La cocaína es un mercado que permite mayor cantidad de ramificaciones. Más experiencias en laboratorios y más rentabilidad al estar vinculada en algunos casos con el mercado de síntesis y los opiáceos", explicó la experta y reveló que en este país "el 95% de la narcocriminalidad ingresa por la frontera norte" y que "la cocaína que ingresa a Misiones proviene de Paraguay que le compra a Bolivia y la vende a un costo más elevado".
Cocinas cercanas y los efectos
Etcharren expuso en este punto que "en la Triple Frontera que Argentina integra y dónde Misiones ubica a Iguazú circulan todas las sustancias, por ende hay cocinas de estiramiento que permiten la existencia localizada de pedra, oxi, crack", e indican a su vez "la presencia de venta al narcomenudeo que alteran la dinámica natural de los barrios".
"Donde hay cocaína siempre hay residuos y cortes para los consumidores de menores recursos", dijo en relación a la proliferación de kioscos narcos que combate la Policía de Misiones, y en esa línea sostuvo que "la falta de políticas públicas en materia de prevención y concientización hace que a menor percepción de riesgo, más consumo exista".
Narcos, droga y violencia
Para Etcharren es clave entender que "donde hay narco hay droga y donde hay droga hay violencia", y que "el sistema puede moverse por implosión o explosión: cuando está implosionado no hay derramamiento de sangre sino autorregulación de las redes para garantizar el negocio; pero cuando explota, la disputa narco muestra la peor cara". Con cierta preocupación la experta alertó que "Misiones tiene dos centros agudos de movida criminal: Iguazú y Eldorado", siendo el último "el territorio enclave que los comandos narco criminales de Brasil vieron con más cariño para ingresar a nuestro país, me refiero, más precisamente, al PCC y al Comando Vermelho".
Eldorado. Misiones. Uno de los enclaves más complejos del Norte.
— Laura Etcharren (@etcharrenlau) April 6, 2022
Convergencia de todas las células criminales internacionales en estado golondrina pero con preponderancia de los Comandos de Brasil.
Ni a nivel provincial ni nacional hay un abordaje conforme a la complejidad.
Ese análisis incluye la falta de políticas públicas tendientes a impermeabilizar las fronteras para evitar llegar a una situación que, para Etcharren "es grave" porque "la combinación terrestre fluvial genera un combo de tráfico imparable frente a jurisdicciones absolutamente desprotegidas al no comprender (los gobernantes) que la seguridad de un país comienza en sus fronteras y desperdiciar a las fuerzas federales en centros urbanos para los cuales no fueron preparadas".
"En primer lugar es fundamental comprender que en Argentina no existe ni existió la lucha contra el narcotráfico. Tampoco en el mundo, porque administrar o regular no es luchar", determinó, acotando que a lo largo de los años "se pasó por distintos estadíos del delito complejo pero nunca se lo abordó conforme al estadío en el cual se encontraba".
Finalmente lamentó que "Argentina está atravesada por la droga y no hay territorio libre". Explicó que en ese punto "lo que cambian son las formas de expresarse del narco y los abordajes de algunas provincias sobre el narcomenudeo", y advirtió: "Tenemos un tejido delictivo empoderado que transita su tercera mutación en ocho años".
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