Emanuel Grassi es biólogo oriundo de Merlo, Buenos Aires

La curiosidad de un niño que se transformó en pasión por la Biología

Visitó la provincia en 2006, antes de empezar la universidad, y supo que era su lugar en el mundo. Estudia los hongos y dirige el Instituto Misionero de Biodivesidad
domingo 24 de septiembre de 2023 | 6:05hs.
La curiosidad de un niño que se transformó en pasión por la Biología
La curiosidad de un niño que se transformó en pasión por la Biología

Formas extrañas, coloridas, pegajosas y lindas para unos pero desagradables para otros. La biología despertó el interés desde niño en un pequeño Emanuel Grassi en Merlo, una de las áreas más populosas del conurbano bonaerense.

“Me gustaba jugar con ranas e insectos, experimentar. Por suerte mis padres y abuelos no me inculcaron miedo, sino más bien curiosidad”. Así sintetiza el biólogo como fue ese despertar hacia la disciplina que hoy constituye su diario vivir.

“Estudié química en la secundaria y después sentí que mi carrera estaba en la biología, creo que siempre lo supe. Lo que también notaba en mi cabeza eran los hongos, en los primeros años de la universidad se me mostró ese mundo y me apasionó. Era una época donde mucho internet no había, teníamos el Encarta 97 en CD”, trajo a la memoria y consideró que “ahora pienso que todos tenemos la capacidad de ser científicos porque todos fuimos curiosos de chicos”.

Una visita a la provincia en 2006, antes de empezar a estudiar en la Universidad de Buenos Aires, y una segunda cuando hacía su doctorado volcaron la balanza para instalarse en el rojo terruño.

“En esa época trabajé con productores rurales de Villa Bonita y el conocimiento que tenía esa gente para interpretar la naturaleza, el clima, los cursos de agua me hizo decir ‘acá es’”, sostuvo.

Una expedición al monte para recolectar hongos.

Afincado en Misiones desde hace años, donde ya echó raíces, se especializó en el estudio de los hongos degradadores de madera y actualmente dirige el Instituto Misionero de Biodiversidad (Imibio) en Puerto Iguazú, donde se diseñan políticas públicas para el universo científico local.

La entidad presidida por Viviana Rovira fue creada por ley y es la autoridad de aplicación de los recursos biológicos de la provincia de Misiones. Además es quien tiene la responsabilidad de administrar, gestionar y aprobar las investigaciones que se realizan sobre los recursos biológicos-genéticos.

“Claramente acá tenemos un ecosistema de investigación que se dedica fuertemente a entender la selva paranaense, a trabajar en estudios más ligados a la biodiversidad, a la ecología, la identificación de nuevas especies, las necesidades y las herramientas en las cuales poder vincular la conservación con la producción. Eso abre todo lo que es el mundo de la sustentabilidad”, explicó Grassi a El Territorio sobre lo que hace el Imibio y enumeró estudios como los realizados con mieles nativas, hongos comestibles, plantas medicinales y comestibles, desarrollos ligados a la cultura mbya, entre otros.

En ese punto resaltó cómo se define qué investigar en Misiones y detalló que generalmente se dan varios escenarios: “Uno que es las políticas que pueda tener la Universidad Nacional de Misiones y su plantel de investigadores. Otro, las políticas que pueda tener el Ministerio de Ciencia de Nación y las políticas propias de Conicet. Obviamente los investigadores están en territorio y muy comprometidos con el trabajo, pero quien dicta los ejes estratégicos en esos casos es la Nación. El Imibio en cambio se crea para que las decisiones en lo que respecta a investigación se defina con políticas provinciales. Esa es la gran diferencia en la que siempre hacemos hincapié. Esto a nivel general, después en el día a día la relación con los otros institutos es continua y nos nutrimos mutuamente”.

Si bien las investigaciones del Imibio son respaldadas en gran porcentaje por el Estado provincial, el reconocimiento que comenzó a tener el instituto le permitió acceder a líneas de financiamiento nacionales como el Programa Federal Equipar Ciencia o internacionales como el que obtuvieron para el proyecto de águila arpía que comenzará a ejecutarse el año próximo.

Desafío

Actualmente el instituto tiene 16 investigadores locales y de otras provincias y convocatorias abiertas para sumar más científicos. Así, uno de los principales desafíos es transferir conocimiento que sea aplicable en hechos palpables por el ciudadano de a pie y que no quede todo en una publicación de revista científica o dentro de un laboratorio.

“El proyecto de hongos comestibles, por ejemplo, se inició en el laboratorio trabajando con cepas comestibles, adaptándolas a nuestras temperaturas y pasó a la sociedad a través de las transferencias de conocimiento científico. Pasó al Poder Ejecutivo y Legislativo con la Ley de Promoción del Cultivo y Recolección de Hongos, a nivel productivo con el Ministerio del Agro trabajando en las normativas para regular esa actividad. Entonces, cuando se plantea un proyecto tratamos de que tenga toda esa trazabilidad. Está pensado así el instituto, no pensamos los proyectos para el paper científico solamente”, acotó y sumó: “Ese es el cambio de visión que le queremos dar al instituto y a los investigadores que trabajan aquí”.

Otro ejemplo que dio fue la readaptación de un laboratorio para trabajar en Covid-19 cuando se desató la pandemia.

“Hoy ese es el laboratorio de virología de referencia para la provincia en zona Norte, monitoreando qué pasa con los virus en la Triple Frontera y con los animales para poder detectar una posible enfermedad zoonótica”, dijo al respecto.

En síntesis, producir ciencia basada en los intereses locales.


Semana de la Ciencia en Puerto Iguazú

Del 2 al 6 de octubre se hará en Puerto Iguazú -organizada por el Imibio y la Municipalidad- la Semana Provincial de la Ciencia y la Tecnología para acercar la ciencia a los misioneros. En tanto, se proyecta la próxima inauguración de un vivero experimental con producción potencial de 20.000 plantines, con la idea de trabajar en restauración y regeneración de cuencas. El otro gran desafío es la concreción de un biobanco para resguardar material genético en un ultrafreezer a temperaturas de -80°. “En un protobiobanco inicial ya tenemos dos ultrafreezers a disposición para eso y prontamente vamos a aumentar con cinco más que fueron otorgados por un subsidio con el objetivo de resguardar la genética de Misiones”, explicó Emanuel Grassi del Imibio.

 

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