La cuenca esenciera del Alto Uruguay concentra cerca de 400 familias

La resistencia de la citronela ante una crisis que se agudiza

Escasa producción por precios bajos y mercados más exigentes obligan a urgentes inversiones para la industrialización. El problema para el acceso a créditos
domingo 09 de julio de 2023 | 6:05hs.
La resistencia de la citronela  ante una crisis que se agudiza
La resistencia de la citronela ante una crisis que se agudiza

En la Capital Nacional de las Rsencias, allí donde nace la Reserva de Biósfera Yaboty y los Saltos del Moconá es la carta de presentación de El Soberbio al mundo, los productores de citronela atraviesan una crisis que pone a la actividad en estado de emergencia. El acceso muy limitado a mercados que exigen un producto con otra trazabilidad, condiciones climáticas extremas muy cambiantes y la afectación de un hongo que disminuyó el rendimiento de la planta, ponen en jaque la cuenca del Alto Uruguay, donde cerca de 400 familias cultivan citronela.

Las unidades productivas minifundistas concentradas mayoritariamente en El Soberbio y en menor medida en San Vicente y Colonia Aurora, cuentan con una gran demanda de mano de obra familiar. En tiempos de bonanza, llegaban a cosechar entre 20.000 y 35.000 kilos de material fresco por hectárea, mediante un primer corte en agosto y septiembre y otro entre enero y febrero.

Un relevamiento del Inta, el Ministerio del Agro y la Municipalidad de El Soberbio muestra que el 90% de los productores tienen menos de 6 hectáreas y más de la mitad usan alambique para el proceso cuando la industrialización e incorporación de tecnología revisten carácter urgente.

Francisco Pascual, del área de extensión rural del Inta San Vicente, reconoció a El Territorio que “la producción esenciera atraviesa una fuerte crisis que se agudizó en los últimos años”.

Entre los factores que refuerzan su análisis, mencionó “la salida de la empresa Henn que era el acopiador que procesaba y distribuía en la zona y sólo quedaron opciones de venta a granel y actualmente los precios son muy bajos”.

Los productores tuvieron que reponerse además a la aparición de un hongo en la citronela, “a raíz de cómo se trataba la planta. Los productores no tenían una asistencia técnica, todo es muy empírico”, agregó Pascual.

“Se fortalecieron las plantaciones desde la raíz y se mejoraron los rindes, pero sobrevino una crisis de mercado, porque Brasil, el que más compraba aceite de citronela, dejó de hacerlo por la calidad del producto”.

El especialista explicó que “al utilizar el alambique, no se regulan los componentes, en algunos casos se queman, aparecen impurezas e incluso se detectaron residuos de agrotóxicos”.

El principal cliente, Brasil, que adquiría el producto por la diferencia cambiaria y después lo reprocesabo, “dejó de hacerlo porque compraba de productores muy diversos en la región que no cumplían con exigencias de calidad”.

“Al cortarse Brasil como comprador, se entró en una crisis hace dos años. El precio es bajo y nadie te lo compra”, insistió Pascual.

Para rehabilitar el circuito comercial, “falta la parte industrial que permita el agregado de valor, porque con la destilación actual, no hay compradores. Es una producción muy importante y hay que recuperarla. Entendemos el malestar del productor porque no tiene rentabilidad”, subrayó Pascual.

Arraigo cultural

Desde el Inta, el Ministerio del Agro y la Municipalidad de El Soberbio se promueven opciones agrícolas para que el productor subsista a partir de otras esencias aromáticas, sin embargo, la pertenencia por la citronela genera resistencia.

Jorgelina Besold, soberbiana de nacimiento, formada en Trabajo Social y que hace seis años trabaja en el sector agropecuario, enfatizó que “la producción esenciera es histórica en El Soberbio, está ampliamente arraigada y es identitaria de la comunidad rural hace más de 50 años”.

“Fue una producción importante para las familias y tiene un arraigo cultural”, reconoce la nieta de productores esencieros. “Yo conocí el alambique en la chacra desde muy pequeña”.

Su vínculo con la citronela desde sus orígenes le permite contar que “la planta llegó a partir de mudas desde Asia y también ingresó por el Brasil y acá se replicó. Formó parte de la búsqueda de otras opciones productivas al perder fuerza la extracción de madera”.

Besold también refirió a la existencia “de otras especies aromáticas como cedrón, menta, lavanda, palma rosa, espartillo, romero o eucaliptos, pero se fueron perdiendo y la citronela, por una gran adaptabilidad climática y condiciones de la planta, es la que más resistió”.

La citronela, “después del proceso de rectificación tiene varias propiedades que se usan como repelente, limpieza, perfumería, la industria comestible, según la separación de sus componentes”.

Modelo tradicional en crisis

En la historia está marcada la década del 80 como un período “donde se vivía de la citronela y era moneda de cambio. Cuando no tenían efectivo, pagaban con un litro de citronela la mercadería”.

La inestabilidad del presente lo adjudica “a las exigencias del mercado en el proceso productivo. Los compradores exigen la comprobación de la trazabilidad del producto, para que aumente la calidad”.

“En Misiones sobrevive un modelo tradicional, donde la mayoría de los tachos donde se destilan son de acero carbono, a fuego directo. Pocos lo hacen mediante el vapor o calderas y tachos de acero inoxidable que garantizan otra calidad en el proceso”, precisó Besold. “El alambique quedó obsoleto”, reafirmó.

Para renovar máquinas, el acceso a financiamiento es otra traba que tienen los productores. La condición irregular de muchas de las tierras que ocupan, dificulta el proceso.

“Son agricultores familiares que tienen otras producciones. La mayoría no superan las dos hectáreas. Tienen una situación irregular de sus terrenos, condiciones estructurales que condicionan la posibilidad de acceder a créditos”, admitió Besold.

Insistió en las exigencias de mercados “porque el producto va a la industria química para procesar desde repelentes, pasando por perfumes y alimentos y la trazabilidad tiene que estar muy cuidada”. Y garantizar esa calidad “implica inversiones muy importantes en calderas y equipos de acero inoxidables. El modelo actual de la mayoría de los productores es inviable”.

“Antes la empresa Henn acopiaba y rectificaba la citronela y se podía vender con valor agregado pero esa empresa se fue y se dedica a otro rubro”, repitió al igual que Pascual. “También hubo experiencias cooperativas fallidas que complicó la comercialización”.

Como fortaleza, Besold menciona que “se aboga por una producción primaria sana y cuidada, de buenas prácticas. Si aparecen enfermedades, hay que hacer un uso cuidado de los químicos”.

Aclaró que “la mayoría de los productores no usa agrotóxicos, limpian de manera manual”, sin embargo, mencionó que “algunos canales comerciales se trabaron al detectar la presencia de agrotóxicos en aceite de citronela para el mercado brasileño”.

En las últimas operaciones comerciales, “hay productores a los que le pagaron $1.800 el kilo y otros optan por vender si lo reciben a $3.000. Lo entregan destilado, venden el aceite directamente”, confió Jorgelina Besold. Pero fue tajante al declarar que “si el productor no encuentra mercado, va a dejar de producir”.

El proyecto de contar con un destilador más moderno que optimice el uso de la leña y el agua está en marcha desde la municipalidad. “Y también en la recuperación de especies aromáticas para no depender de un sólo cultivo. Queremos recuperar otros aceites esenciales para que puedan destilar otro material vegetal. Estamos avanzando en un semillero de cedrón, menta y eucaliptus”, enumeró.

“Hay que garantizar que la producción esté libre de químicos, que sea orgánica para reabrir puertas de mercados. El mercado está, pero exige calidad y cantidad”, expresó.

El último aspecto que configura el cambio que necesita la actividad esenciera es la ausencia de una “figura jurídica que regule la actividad, porque los productores ya tuvieron muchas frustraciones”, al no tener precios. “El gran objetivo es la industrialización para que no se pierda la producción esenciera”, concluyó.


Productor quemó sus plantaciones

Se viralizó en los últimos días, un video en el que un productor muestra cómo comenzó a quemar plantaciones de citronela, molesto por no poder comercializar el producto.

En las imágenes, mientras las llamas avanzan, el esenciero contó que hace más de 20 años su familia vive de la citronela y explica que tomó la drástica decisión porque el producto no vale más nada.

Lamentó además que en el mismo espacio debe esperar 10 años para optar por la yerba mate y pidió a las gobernantes que El Soberbio deje de llamarse Capital Nacional de las Esencias porque el producto no se puede vender como corresponde.

“Nosotros no somos vagos, nosotros queremos trabajar, queremos que el gobierno nos ayude”, fue una de las frases que soltó el productor (no identificado) en el video que recorrió las redes sociales en las últimas semanas. En las llamas “se está yendo el trabajo de toda la familia”, expresó.

 

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