“Venimos a ser una herramienta dentro de un andamiaje colectivo”

Entre la piel del basquetbolista y la mentalidad del psicólogo

Santiago González jugó profesionalmente al básquet mientras estudiaba y trabajaba. Combinó sus dos pasiones y valora que la salud mental esté en la agenda cotidiana
domingo 19 de noviembre de 2023 | 6:05hs.
Entre la piel del basquetbolista y la mentalidad del psicólogo
Entre la piel del basquetbolista y la mentalidad del psicólogo

La mitad de su vida, Santiago González la pasó entre el deporte y la psicología. Encontró la manera de combinarlos, de hacer su vida entre el básquet y los consultorios. Sabe perfectamente el valor que tiene la salud mental en la vida de las personas y, particularmente, para los deportistas.

De las herramientas para mantener la calma durante las buenas y las malas, hasta la inclusión de los psicólogos en la vida deportiva de los clubes y entidades. El deporte y la salud mental tienen muchas aristas que se entrelazan.

“No era plan A o plan B, sino era A y B. Podían convivir el básquet y la psicología y no es que estaba estudiando porque iba a hacer eso después. Fui encontrando que eran las dos cosas que me apasionaban. Hoy con 40 años recién cumplidos me permito disfrutar de ambas cosas y encontrar que no se trataba de plan A o plan B”, explicó en cuanto a lo que significan el básquet y la psicología en su vida y el inicio de una relación que continúa.

“Me llevó tiempo darme cuenta que son mis dos pasiones digamos y que pueden convivir conjuntamente, teniendo sus dificultades como todo, pero creo que me ha ayudado mucho siempre y como siempre digo, en el alto rendimiento hay mucho esfuerzo, pero también hay tiempo y ese tiempo que uno tiene en sus manos creo que hay que invertirlo para poder pensarse en hacer otra cosa”, analizó en referencia a esa doble función que tuvo durante largo tiempo.

González fue, primero, jugador y estudiante y luego jugador y psicólogo. Si bien durante un tiempo le dedicó más tiempo al básquet que a la psicología, nunca dejó de lado su trabajo dentro del mundo de la salud y tampoco de perfeccionarse en ese sentido. Se especializó en psicología y deporte y todo eso lo nutrió de herramientas para afrontar el día a día dentro y fuera de un equipo. En el club y en la vida cotidiana.

Hoy hablar de salud mental (afortunadamente) se volvió parte de la agenda. Se toman distintas temáticas y se pone el foco en la parte mental de las personas. Para el santafesino, la clave no es solamente hacerlo desde el deporte, sino en general: “Es importante que familias e instituciones puedan abrirle la puerta a los niños, a las niñas, a los chicos, a las chicas a poder tener un espacio individual”.

Llevándolo al mundo deportivo también lo valora como un gran aporte, aunque también deja claro que todo hay que ponerlo en el contexto de un club, de un equipo, de un deportista y las distintas posibilidades de acceder a tener esas herramientas desde la psicología.

“La gran mayoría de las dificultades mentales que tienen los deportistas pasan muchas veces más por las partes personales que por las deportivas. Lo cual no quiere decir que no haya demanda de la parte deportiva, por supuesto que sí, pero muchas veces más se da cuando pasan por situaciones o problemáticas personales que después afectan al rendimiento deportivo”, explicó.

“Yo siempre insisto que todos los psicólogos que trabajamos en el área deportiva no lo trabajemos en compartimentos estancos, no hagamos del deporte en los chicos o en las chicas en etapas de formación que sólo sean máquinas de producir éxito, de colgarse medallas, de hacer podios, sino que cuidemos la parte personal”, pidió el psicólogo.

Y fue tajante: “Tenemos una persona y no tenemos una máquina de lograr éxito o de buscar éxito y que si no lo logra no sirve para nada”.

“En esto somos todos responsables, empezando por los padres, por los que manejan los clubes, por todos los que estamos insertos de alguna u otra manera en el ámbito deportivo, competitivo y recreativo”, puntualizó.

“Un niño o una niña triste, un niño o una niña con dificultades, un niño o una niña, un joven o una joven que la está pasando mal con su familia, en la escuela, va a ser una niña o una niña que seguramente no va a poder rendir de la manera que pudiera rendir deportivamente”, agregó.

De buenas y malas

Cuando decidió que quería dedicarse al básquet, Santiago González también empezó a entender que todo sería un gran esfuerzo. Deportivo, pero por sobre todas las cosas mental. A eso se sumó, luego, el estudio. El ahora experimentado jugador reconoce que combinar ambas carreras no es sencillo, pero que se puede hacer y, además, que es una elección.

“Iniciarte en el alto rendimiento requiere muchísimo esfuerzo y muchísimo compromiso, pero también hay tiempo para poder estudiar. Sí, requiere de un esfuerzo mayor y dejar de lado salidas, viajes, muchas cosas, pero que son elecciones, que yo en mi caso las asumí de esa manera”, explicó en cuanto a sus inicios con su doble responsabilidad de jugar y estudiar.

“Hay un montón de cosas que por ahí no viví, pero creo que elegí no vivirlas y vivir otras que a medida que iba jugando siendo deportista profesional en Buenos Aires. Me permití y pude elegir hacerme el tiempo para estudiar, lo cual me llevaba ante las diferentes frustraciones que iba teniendo en este camino como jugador de básquet profesional”, reconoció y explicó cómo convivían esas dos realidades.

“No tenía un buen partido, no tenía una buena semana de entrenamiento y me ponía a preparar los parciales. Me ponía a preparar un final y muchas veces en la facultad por ahí no encontraba ese rendimiento que quería, entonces en el básquet por ahí encontraba ese lugar en el cual también podía había algo reparatorio, algo sublimatorio”, graficó. “Ni todo basquetbolista, ni todo psicólogo. Pude articular las dos cosas”, definió.

Su carrera en el básquet lo llevó a ganar ascensos con San Martín de Corrientes, Argentino de Junín (en dos oportunidades) e Instituto, pero también a probar la amargura del descenso con El Nacional de Monte Hermoso y Argentino. Ni todas buenas, ni todas malas.

“No tenés que creerte el mejor y tampoco el peor”, aseguró el pivote. Pero en una sociedad tan exitista, en la que muchas veces sólo sirve el resultado, pregonar ese ejemplo resulta difícil y ahí entra a jugar el psicólogo y sus herramientas para no caer en el éxito o el fracaso.

“Es muy importante trabajar con los y las deportistas el juicio de atribución. El juicio de atribución es a qué le atribuyo los logros y las frustraciones, que muchas veces están considerados como éxitos o fracasos”, indicó.

“Muchas veces los y las deportistas le dan atribuciones a modo de búsqueda constante al placer, dejándolos en un lugar difícil de mover, donde lo único que sirve es el éxito. Lo único que sirve es el primer puesto, lo único que sirve es la medalla. Entonces, cuando aparece la dificultad pasan a ser los peores del mundo, pasan a ‘no sirvo para esto’, ‘no sé para qué me dedico a esto si no logro nada’, ‘voy a dejar el deporte que hago’. Es decir, se ubican en lugares muy de picos, muy del todo nada. Picos que generan estados maníacos y por el otro lado generan picos depresivos”, explicó González.

Ese es el gran trabajo que buscan los profesionales de la salud y que tiene un gran valor, no solamente para el rendimiento deportivo, sino para la vida de cada uno de esos deportistas. Aceptar que hay buenas y malas.

“Tenemos que tratar de posicionarnos en un juicio de realidad, en el que yo voy atribuyendo a mis logros y a mis frustraciones, una lectura más tendiente con la aceptación. De esto que vivimos todas las personas, de esta aceptación de que vamos a ganar y perder, de que no es ni todo bueno ni todo malo, de que vamos a conseguir logros importantes, pero también va a haber frustraciones en el medio. Entonces, me parece sumamente importante trabajar esto y que la persona es lo más importante”, destacó el psicólogo deportivo.

Ejemplos para sumar

La Copa del Mundo de Argentina en Qatar estuvo plagada de historias, de cábalas, de promesas, de señales para los creyentes. De todo lo que rodea al mundo del fútbol, pero puertas adentro, antes y después del Mundial hubo trabajo. Trabajo individual de cada jugador y el cuerpo técnico y trabajo colectivo a nivel selección.

La Scaloneta llegó como gran candidata, pero recibió un golpe inesperado. Arabia Saudita le ganó 2-1 en el debut y todo se hizo cuesta arriba. Tras el triunfo con México, muy complicado también, Emiliano Martínez reconoció que durante esa semana tras la derrota con los árabes “hablé mucho con mi psicólogo”.

No era, para muchos dentro del mundo de la redonda, que el Dibu tenía su psicólogo hace un largo tiempo. Que es para él una gran fuente de consulta y una persona clave de su equipo de trabajo. Pero fue para muchos otros un gran descubrimiento y dejó ver que todos necesitamos cuidar de la salud mental.

“La transformación del deporte creo que la están dando los deportistas, sobre todo deportistas reconocidos socialmente, que han podido expresarse a través de las redes sociales, la importancia de darle lugar a la salud mental”, valoró González.

“Es una palabra clave que se ha empezado a viralizar a través de las redes. Que distintos deportistas, como pasó con Tokio 2021, con la atleta Simone Biles, que empezó a hablar de toda su situación que estaba pasando con ataques de ansiedad, deprimida, depresiva o el Dibu Martínez en el último Mundial o muchas tenistas que ya han publicado en sus cuentas de Instagram o de Twitter todas las situaciones personales que atraviesan es lo más importante, a mi manera de ver”, expresó.

“Lo que hace es humanizarlo a ese deportista. Muchas veces nosotros tenemos a estos ídolos, a estos referentes, como ideales. Todo les sale bien, tienen dinero, tienen fama, tienen una vida hermosa, la vida soñada y no. Al mostrarse de esa manera creo que le hacen un bien a todo chico, a toda chica que se está iniciando en el deporte y en alto rendimiento. Dice ah bueno, él también tiene problemas y viene a pacificar ese grado de autoexigencia que luego forma parte de la frustración”, analizó el psicólogo.

“Que referentes de esta índole, de esta magnitud, puedan hablar de su salud mental, puedan hablar de que tienen problemas, de que a veces no la pasan bien, de que necesitan una ayuda de la salud mental, hacen una inclusión de la psicología que es fundamental”, aseguró y les ponderó que “en esa vulnerabilidad podés ser más ídolo del que eras, porque justamente cuando el ídolo se humaniza permite al que lo está viendo como un ideal pueda sentirse identificado”.

Para el final, González destacó que “tener un psicólogo o una psicóloga dentro de un staff, dentro de un cuerpo médico, que forma parte también de una articulación con el cuerpo técnico, con la institución, me parece interesante, muy importante”.

“Venimos a ser una herramienta dentro de un andamiaje colectivo en términos de diferentes herramientas con las que puede contar esa institución, ese club”, cerró quien hace 20 años vive entre el parquet y los consultorios.

 

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