Opinión

Con Alfonsín se refundó la democracia

domingo 29 de octubre de 2023 | 5:06hs.
Con Alfonsín se refundó la democracia
Con Alfonsín se refundó la democracia

Por Ricardo Barrios Arrechea Exgobernador de Misiones

Los 40 años de democracia no podemos entender ni valorar correctamente estas últimas cuatro décadas sin conocer las anteriores. El drama argentino comienza en 1930 con el primer golpe militar y el derrocamiento de Yrigoyen y de la joven democracia. Presidente elegido por las urnas reemplazado por un presidente militar de facto, elegido por el poder detrás del poder: Uriburu. A partir de ese golpe militar durante 50 años, sólo un presidente pudo terminar su primer mandato: Perón. El resto de los gobiernos fueron sistemáticamente echados por golpes cívicos-militares incluido el segundo mandato de Perón.

En tan largo tiempo hubo de todo: proscripciones, fraude, cesación de la Constitución, exilio político, abuso infinito de poder, presidios, desapariciones de personas, organizaciones terroristas, terrorismo de estado, asesinatos, tortura e impunidad total, Guerra en Malvinas y la comprensión tardía que los golpes terminaban en otro sin resolver nada. Así durante 50 años.

Yo creo que hay gente predestinada para cada cambio de tiempo; para cada bisagra en la historia. Vayamos al grano o al bife como se dice en otros lugares. Sin Alfonsín no habría refundación de la democracia.

El peronismo venía entero pero viejo, cansado, desgajado con un candidato desabrido y, lo peor, mirando para atrás.

El radicalismo, con sus viejas medallas y poco combustible en el tanque, sobrevivía bajo el concepto de no dejar morir al radicalismo: Balbín. En el momento justo aparece un tapado con hambre de poder y un discurso que hacía brotar lágrimas y encendía corazones machacando y machacando en cada palabra final el prólogo de la Constitución que atravesó hasta el último rinconcito de la Argentina. Un hombre con tal fuerza y convicción que de unos pocos seguidores llegó a convocar multitudes como nunca se había visto.

Era la hora de cambiar y el peronismo ofrecía el mismo plato de siempre y acordaba aceptar la “autoamnistía” que blindaba a los militares, por el contrario, Alfonsín bramaba: “Nunca más saldrá gratis un golpe en la Argentina”. Durante 50 años salía gratis, cómo no aprovechar para dar un paseo por la presidencia de la Nación. Ese contraste fundamental y la enorme diferencia en potencia de los candidatos hicieron que el peronismo perdiera por primera vez una limpia elección en su historia y que el radicalismo por primera vez ganase al peronismo en elecciones limpias, lo que parecía un imposible se hizo posible. Los misioneros tenemos el orgullo de haber sido los primeros en ver surgir esa oculta corriente estallar la superficie.

Quedó demostrado que sólo con democracia no se come, no se cura, no se educa; la democracia no es mágica, sólo una herramienta, un modo de convivencia; depende de quién sea el timonel.

Alfonsín propuso una socialdemocracia, pero un país sin recursos y tiroteado con 14 paros generales más los conatos de golpes carapintadas lo hicieron imposible. Así y todo, la pobreza y necesidades básicas insatisfechas rondaban el 16%, hoy se acercan a la mitad de los argentinos. Hay que reconocer que en años previos en cuestión de ingresos estábamos mejor en cuanto a pobreza se trata. Pero políticas populistas y no populistas "pan para hoy, hambre para mañana" y parche tras parche y deuda tras deuda, corrupción y más corrupción demolieron a la sociedad y desencadenaron una inflación que duplica en un mes lo que los países vecinos y latinoamericanos tienen en un año. Se crearon organizaciones piqueteras sostenidas por el Estado fabricando el peor contrasentido: sosteniendo económicamente a gente que no trabaja para que impidan el trabajo de gente que trabaja. Cómo puede progresar así un país. Se lo debemos a todos los gobiernos incluidos el de Macri que también los incrementó, pero el inventor y responsable fue Menem, quién otro podía ser.

Como gesto alentador el gobierno últimamente dio de baja a 350 mil planes mal habidos.

En materia política arrancamos con el viejo bipartidismo y terminamos con frentes de distintas pinturas, nada que haya mejorado valores o a la gente o en calidad a la democracia. El político en la escala de valores de la época de Alfonsín al presente está en el último escalón… mérito bien ganado. Le pusimos una bisagra a la historia y una gran oportunidad a la Argentina. La desaprovechamos estúpidamente. Quedan por delante duros desafíos que habrá que enfrentarlos como gobierno o como opositores: Parar la caída antes de estrellarnos.

 

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