La sospecha original y la historia del proceso judicial

Desde los primeros minutos, mediante pericias efectuadas por personal especializado de la Policía de Misiones, se determinó que el explosivo se trataba de un artefacto de fabricación casera. Era una caja de pesca blanca con manija y cerradura plástica de color rojo y en su interior contenía un matafuego pequeño atado y sellado con hilos de cáñamo que servía de recipiente al material explosivo, medio kilo de pólvora negra reforzada, con espoleta de un cartucho de escopeta y un percutor de granada. Además, una gran cantidad de clavos colocados para aumentar su potencia homicida, completaban la macabra maquinaria. El mecanismo detonador externo, conocido vulgarmente como “cazabobos”, estaba constituido por un ladrillo atado al percutor. Desde el primer minuto se sospechó que el creador del artefacto necesariamente debería poseer conocimientos específicos y todas las miradas se orientaron hacia Salazar del Risco.

Los primeros argumentos
El médico peruano Hugo Fernando Zalazar del Risco, propietario de la vivienda frente a la cual explotó el artefacto, horas después de lo sucedido plantó la idea de que podría tratarse de un atentado dirigido a su hija Rocío -por entonces de nueve años de edad-. Tras lo sucedido, en diálogo con El Territorio, Salazar del Risco negó la existencia de amenazas previas y declaró no tener enemigos ni conflictos con persona alguna.

Sin embargo, se conoció que estaba implicado en una causa por homicidio culposo radicada en los tribunales de Eldorado en la que se investiga una presunta mala práctica médica ocurrida a fines de 1997 en la localidad de Puerto Libertad.

El médico fue acusado de negligencia y procesado por homicidio culposo por la muerte de la niña de 11 años Mabel Portillo, hija de un paraguayo que entonces tenía domicilio en Puerto Libertad.

Salazar, de reconocida actividad en el Partido Justicialista, ocupó cargos partidarios y cumplió funciones sanitarias en El Alcázar, Montecarlo, Puerto Libertad y Andresito. Regresó a la localidad, tres meses antes del atentado.

El galeno intentó plantar la duda de que el atentando podría tener relación directa con la contienda electoral a desarrollarse por esos días en la que planificaba presentarse como candidato junto al actual intendente Gualterio Baumann.

Arrestado y procesado
Sin embargo, en forma posterior fue arrestado y procesado como principal sospechoso de haber plantado la bomba frente a su vivienda, cuya verdadera razón de tal acto nunca se conoció, ni en el proceso y condena posterior, aunque se manejó la idea de un autoatentado para sacar réditos políticos.

En forma posterior Salazar del Risco fue procesado por homicidio calificado y lesiones leves. La medida fue dictada por el juez en lo Correccional y de Menores Osvaldo Rubén Lunge, quien además por entonces, ordenó la prisión preventiva del imputado, al concluir que sería el responsable de la fabricación y activación de una bomba que estalló frente a su casa.

Este magistrado había considerado que el médico colocó un artefacto explosivo de fabricación casera armado por él en el costado Este de su garaje y preparó el mecanismo de activación en el lugar.

Salazar del Risco fue detenido el 26 de octubre de 1998, por disposición del entonces juez de Instrucción Ector Acosta, quien al día siguiente debió abandonar la investigación del caso recusado por los abogados de las familias.

De esta manera la causa pasó a manos del juez en lo Correccional y de Menores Osvaldo Rubén Lunge, quien luego en noviembre de 1998, ordenó la prisión preventiva del imputado. Argumentó que Salazar del Risco armó y colocó el artefacto explosivo frente a su domicilio. El juez sumado además aportes de testigos y llegó a la conclusión de que la caja utilizada para armar el explosivo era de uso médico.

Los nudos con los que ataron el nailon que mantenía unida a la caja con un ladrillo son los nudos de cirujano, utilizados habitualmente para realizar suturas.

En forma posterior, por beneficio de la duda, el médico peruano recuperó la libertad. Fue el 22 de noviembre de 2000, cuando el Tribunal Oral en lo Penal Uno de Posadas decidió absolverlo por la muerte de Jorge Daniel “Pelado” Brítez que había sucedido dos años antes, en la madrugada del 15 de octubre de 1998.

El juicio oral y público por la muerte del Pelado Brítez y las graves heridas sufridas por su compañero Maximiliano Piris se desarrolló a lo largo de siete días. Por entonces, la fiscal Liliana Mabel Picazo y los abogados Miguel Ángel Bareiro, Horacio Noguera y Héctor Medina por el lado civil, presentaron pruebas que apuntaban a la culpabilidad del médico Salazar del Risco.

Uno de los elementos que más lo comprometían eran los nudos realizados en una línea de nylon, que sujetaban un ladrillo colocado sobre la tapa de la caja donde se ubicó el explosivo.

Otro nylon partía del ladrillo y avanzaba hacia el portón de la casa del acusado, supuestamente para jalar y provocar un estallido sin víctimas. Dos peritos determinaron que eran sumamente complejos de realizar y los identificaron como nudos de cirujano, argumentación principal de la parte acusadora.

La defensa, por su lado, intentó demostrar que aquellos nudos los podía atar cualquiera. Pareció quedar probado aquel día que las ataduras provenían de la mano de un cirujano, como lo es Hugo Salazar.

La entonces fiscal Picazo pidió prisión perpetua, como también fue el fallo del juez Roque Martín González, pero tanto la jueza Demetria González de Canteros como el juez Ángel de Jesús Cardozo votaron por la inocencia, haciendo uso del beneficio de la duda.

La apelación
Luego del debate oral que se realizó contra el médico peruano en el que el Tribunal Penal Uno, en fallo dividido, lo dejó en libertad. En forma posterior, el Superior Tribunal de Justicia anuló el fallo y dispuso la realización de un nuevo debate. Ello era posible tras la apelación, realizada por la entonces fiscal Liliana Picazo, quien intentó y puso todo su esfuerzo, pero sin éxito reactivar el juicio ya que el acusado había buscado y consiguió asilo en Perú. Justamente, la Justicia de ese país nunca concedió la extradición.

En marzo de 2004, la Interpol localizó al médico en Perú, trabajando en una clínica privada y tras detenerlo, lo puso a disposición de la Justicia.

El 9 de abril de ese año un juez rechazó la extradición al entender que el médico ya había sido juzgado por esta causa y porque no existían tratados de extradición entre esa nación y la Argentina. Actualmente, la causa prescribió por el transcurso del tiempo y se tejen un montón de especulaciones, pero nada de certeza de lo que fue de Salazar del Risco.

En medio de la rebelión y fuga

Salazar del Risco actuó como médico, estando en prisión en medio de aquella rebelión que se desencadenó cerca de la medianoche del lunes del 21 de febrero de 2000, en la Unidad Penitenciaria tres de Eldorado. Primero los penitenciarios frustraron un intento de fuga, luego se sucedieron casi 20 horas de negociaciones y angustia. Finalmente, con rehenes lograron darse a la fuga 13 internos, cinco de los cuales estaban detenidos por violación y el resto por robar o matar. En forma posterior serían recapturados 12 de los 13 fugados.

En el medio de una noche violenta, estuvo por entonces como interno Hugo Fernando Salazar del Risco, quien por su profesión se había convertido en médico de cabecera de la población carcelaria.

Más tarde, recurrieron a Salazar del Risco para que atendiera a los heridos. El médico no intervino en la rebelión y fuga.

Una tragedia de la que no se conocen motivos ni culpables La conmoción que provocó el estallido de la bomba casera en El Alcázar "No hay respuesta de lo que pasó en El Alcázar", afirmó la madre de Pelado