En su astillero, Adrián Palamarchuk produce insumos para el canotaje

La reparación de embarcaciones, una actividad que crece a paso firme

Los deportes náuticos son cada vez más variados en la provincia y quienes los practican buscan abaratar costos a la hora de los arreglos y la puesta a punto
domingo 27 de agosto de 2023 | 6:05hs.
En el astillero, Adrián produce palas para remar y distintos elementos para las embarcaciones. Foto: Marcelo Rodríguez
En el astillero, Adrián produce palas para remar y distintos elementos para las embarcaciones. Foto: Marcelo Rodríguez

Adrián Palamarchuk lleva muchos años en el mundo del canotaje. Arrancó como deportista y fue pasando por distintos puestos que lo llevaron a adentrarse aún más en el mundo del deporte náutico. El mundo del deporte a nivel amateur es sacrificado y muchas veces quienes practican determinadas disciplinas tiene que rebuscarse un poco a la hora de abaratar costos para competir.

Arreglar sus propias embarcaciones le abrió a Adrián un mundo nuevo. Empezó hace casi 20 años a investigar sobre la fibra de vidrio y, a la par de su trabajo como entrenador y dirigente deportivo, comenzó su proyecto de tener un astillero, que hoy es una realidad y que crece junto a la demanda de los deportes náuticos, cada vez más practicados y más variados a lo largo y ancho de la provincia.

“Mi historia está ligada al deporte y en los clubes siempre tratamos de reparar todos los botes, tanto para la escuelita como para intermedia y también para la alta competencia”, arrancó Palamrchuk, quien es un referente del club Río Paraná y del canotaje en la Tierra Colorada.

“Siempre alentamos a la gente a que se capacite, a que aprenda, porque la parte náutica creció mucho y falta esa parte de servicio. En la escuela veo mucho de que falta un poco eso de enseñar a arreglar. Siempre tratamos de enseñar”, agregó Palamarchuk.

El mundo náutico es muy variado. Hay personas que arrancan a remar con un kayak y, una vez que le toman el gusto al deporte, deciden comprarse uno. Pero, claro, cada bote tiene su particularidad y cada objetivo es distinto. Es por eso que Palamarchuk y su socio Gustavo Vennini decidieron montar un astillero y encontrar distintas soluciones en fibra de vidrio.

Gustavo Vennini y Adrián Palamarchuk proponen soluciones en fibra de vidrio. Foto: Marcelo Rodríguez

El espectro es muy variado. Va desde reparaciones pequeñas para kayaks que se usan para salidas recreativas, otros que se utilizan para competir, embarcaciones más grandes como lanchas y hasta incursionaron en los elementos de jardinería.

“La pandemia fue un golpe duro, pero nos reinventamos. Cuando se cortó el tránsito veníamos de un ritmo de trabajo muy bueno. Cada uno empezó a hacer su parte en su casa, producimos y con esos sostuvimos la estructura. Visto a la distancia creo que no la pasamos tan mal como en otros sectores. Cuando volvieron las actividades se movió de nuevo todo el tema laboral”, analizó Palamarchuk.

“El servicio náutico se fue generando con el tiempo. Tenemos como sueño la fabricación”, reconoció Palamarchuk, quien tiene claro que, en un país como Argentina, de crisis cíclicas y cada vez más cruentas, la reparación pasa a ser casi un complemento necesario de quienes tienen algún tipo de embarcación, pero también de quienes pretenden pegar un salto en la competencia.

“Es un rubro que se mueve de septiembre a marzo. Nos piden muchos arreglos distintos, desde espejos hasta arreglos de cascos. Los kayaks sí tenemos a lo largo del año, porque el kayakista rema todo el año”, explicó.

De la escuela a la competencia
Adrián Palamarchuk vivió, como muchos posadeños, la transformación de la ciudad. En 2010 la Tragedia del Paraná lo golpeó muy fuerte de cerca, al igual que a muchos misioneros, y un año después el río llegó a la cota 83 en la capital provincial. Eso también produjo un cambio radical, pero hubo, durante varios años, un miedo hacia el agua. El tiempo trajo un poco de tranquilidad y las personas volvieron al río.

Para Adrián hoy hay dos aspectos claves para que su rubro sea uno de los que tiene un auge sostenido: “Creció la provincia y Posadas da una oferta de atracción. La parte náutica está empezando a buscar servicios de excelencia. Hoy cambió el panorama, hay muchas ofertas para hacer cosas en el agua”.

Pero rápidamente aclaró que la seguridad es fundamental para poder hacer que las actividades acuáticas se mantengan en constante crecimiento. Por eso insiste en que las escuelas son la base para poder tener a mucha gente en el agua, con los conocimientos necesarios para salir a remar, a andar en lancha y practicar distintas actividades en el agua.

“Creo que necesitamos primero muchos chicos en la parte de escuela, para luego tener un caudal dedicado a la competencia olímpica”, analizó Palamarchuk y en ese sentido contó que si bien su idea es ser fabricantes, entienden que cada deportista o socio de un club tiene su proceso.

“En general se arranca a competir en 430, que es un bote que tiene un poco de todo. Es un bote que arranca en 150 mil pesos y después ya el proceso te va llevando, que depende mucho de lo que quiera la persona que lo practica”, graficó en cuánto a los costos para alguien que quiere arrancar a remar con un kayak.

Mientras lija un kayak y arma algunas palas, otro de los productos que fabrica en su astillero, Adrián recibe otros tantos pedidos para arreglar embarcaciones. El rubro se mueve y se viene la época más movida para las reparaciones.

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