Los comedores en los barrios juegan un rol fundamental en la alimentación de familias, sobre todo, de aquellos con escasos recursos. Y en el último mes la demanda de platos de comida o de módulos alimentarios creció más del 50%, y en algunos casos alcanzó hasta el 100%, según un relevamiento realizado por la organización Barrios de Pie.

Es que producto del aislamiento social preventivo y obligatorio, son muchas las personas que no pueden trabajan y con ello se ven imposibilitados de obtener dinero. En este sentido, los pedidos por comida o módulos alimentarios incrementaron considerablemente desde que se decretó el confinamiento obligatorio el pasado 20 de marzo. Con la extensión de la medida, a priori hasta el 10 de mayo, los grupos se preparan para abastecer un posible incremento en la cantidad de raciones que preparan por día, tanto para el almuerzo como para la merienda (ver  Iguazú suma...).

Tras la confirmación de la circulación comunitaria del coronavirus en la provincia, las organizaciones sociales se preparan para reforzar la atención a los vecinos, extremando los recaudos en materia sanitaria para evitar así posibles contagios de la enfermedad que mantiene en vilo al mundo.

Balance en alza

Días atrás, el confinamiento obligatorio cumplió 40 días y desde Barrios de Pie realizaron un balance sobre lo trabajado hasta el momento.

Fabricio Tejerina, quien integra esta organización, dialogó con Acá te lo Contamos por Radioactiva y explicó que “el sustento diario de miles de trabajadores se complicó por la cuarentena y esto repercutió en la asistencia a los comedores de toda la provincia, cuya demanda aumentó más del 50 por ciento y en algunos casos llegó hasta el 100 por ciento, según un relevamiento que se realizó en toda la provincia por parte de la organización”. Actualmente, se asisten a unas 3.000 familias, especificaron.

Ante el incremento en los pedidos por plato de comidas, contó que se extremaron los recaudos para evitar aglomeraciones al momento de retirar las raciones diarias.

“Estamos viendo cómo nos organizamos, porque en muchos barrios piden por ollas más grandes porque las que tienen ya no dan abasto ante la incesante demanda por comida”, afirmó Tejerina. Y para poder abastecer los pedidos, se optó por la racionalización de los productos.

Precisó que la situación es aún más complicada para los niños ya que, ante el cierre de las escuelas, “ahí tenían asegurado un plato de comida o una copa de leche”.

“El trabajador informal, que tenía algo estable pero en negro, está en una situación crítica porque no tiene ingresos. Entonces muchos de ellos vienen a pedir un plato de comida. Las escuelas están cerradas Y hacemos lo que podemos para que todas las familias puedan comer; además pensamos qué más hacer para ayudar, porque somos un factor muy importante en estos tiempos”, expresó el dirigente barrial.

Por otra parte, anticipó que evalúan pedir la emergencia barrial, que consistirá en aumentar la colaboración para los sectores más vulnerables y, sobre todo, de los grupos de riesgos, que incluye a los mayores de 60 años y embarazadas. Para ello pedirán ayuda y donaciones a los comercios de los municipios y recaudar mercaderías y productos de limpieza.

Más adelante, manifestó su preocupación tras la declaración de la transmisión comunitaria del Covid-19 en la provincia. “Los barrios periféricos se convertirían en un posible foco de contagios. No bajaremos los brazos porque seguiremos con la ayuda, pero sí extremaremos los cuidados para evitar contagios de esta enfermedad que se contagia muy fácil”, reflexionó Tejerina.

Más pedidos

Los pedidos crecen con el paso de los días de la cuarentena. Al respecto Hugo Arévalos, referente de la agrupación Pueblo Unido aseveró que en el último se duplicó la asistencia a los barrios de todos los municipios misioneros.

“Se preparan módulos de mercaderías y se le entrega al vecino, además de la merienda y preparar la porción de comida”, dijo sobre el trabajo que encaran todos los días.

En cuanto a la elaboración de comidas, afirmó que se duplicaron las raciones. “El pedido es igual en todos los casos: comida. Si ven que hay módulos alimentarios, se acercan y los solicitan. Pasamos de preparar 70 raciones a 120 por día, por el crecimiento en la demanda que deriva de la falta de trabajo para muchos, que no pueden laburar por la crisis que generó esta pandemia. En total, asistimos a más de 2.000 familias en todo Misiones”, subrayó.

Luego, reforzó: “Aumentó muchísimo el pedido. La situación es crítica en verdad. Los chicos vienen a las casas donde preparamos las comidas, golpean la mano y solicitan porque quieren asistencia de nosotros”. Por ello, destacó la ayuda empleada tanto por Provincia y Nación en materia de mercaderías.

Consultado sobre el futuro, Arévalos manifestó su incertidumbre. “Es casi seguro que la cuarentena se va a extender, pero no sabemos hasta cuándo muchas familias van a poder mantener esta situación. Desde las organizaciones nos estamos preparando para poder sobrellevar este contexto. Estamos confeccionando barbijos, preparamos productos de limpieza con lavandina, porque no queremos que el virus llegue a los barrios, que son los sectores más vulnerables. Hay una clara presencia del Estado, pero necesitamos aún más para abastecer a la creciente demanda por un plato de comida por el parate que hubo”, concluyó el referente social. 

Con el paso de los días, la situación económica se agrava en Puerto Iguazú por la falta de ingresos ante la parálisis del rubro turístico. Ante esta situación, el  movimiento Resistencia Popular trabaja en el empadronamiento de familias que requieren de asistencia alimentaria ya que desde hace 50 días no trabajan. 

El movimiento está integrado por 130 personas que reciben beneficios económicos de parte del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, y quienes a cambio realizan tareas de mantenimiento de escuelas y limpieza. Entre las principales actividades, este grupo se encarga de mantener merenderos que, en total, asisten unos 400 niños de toda la provincia.

“Hace unas semanas llegó un camión con mercadería. Desde ahí,  trabajamos con los miembros de la organización, separamos un  poco de los alimentos para mantener los merenderos y las ollas populares que estamos haciendo y lo demás distribuimos. En total, asistimos a 900 familias incluyendo a los del grupo”, explicó Mariano Correa, uno de los integrantes de Resistencia Popular, en diálogo con El Territorio. 

El militante precisó que el padrón de familias que serán asistidas pasó de 900 a 1.000 familias según las proyecciones para mayo. Por la coyuntura, ante la falta de movimiento económico, estiman que el número será mayor. 

 “La situación se complica día a día, estamos incluyendo a las familias de la aldea mbya Mirí Marangatu que necesita ayuda. No sabemos cuándo llegará la mercadería este mes, pero vamos compartiendo lo que llega, porque se multiplicó la cantidad de familias que no tienen que comer”, comentó Correa.

En referencia a los merenderos, anticipó que mañana abrirán uno más en el barrio Villa Alta. “Tenemos cuatro merenderos y este viernes (por mañana) abriremos el quinto. Preparamos copas de leche con pan, pasan a buscar y comen en la casa. Lo mismo pasa los fines de semana con las ollas populares. Pero todos ellos comen en las casas, según dice el protocolo para evitar aglomeraciones”, recalcó.