El hecho ocurrió el 4 de abril de 2019 en un alquiler de El Brete

Caso Bernhardt: para la Justicia Vargas no cometió un femicidio

Cristian Vargas (33) fue condenado a 20 años de prisión luego de que el TP1 haya considerado que el crimen de Antonella no fue en un contexto de violencia de género
domingo 24 de diciembre de 2023 | 6:05hs.
Caso Bernhardt: para la Justicia Vargas no cometió un femicidio
Caso Bernhardt: para la Justicia Vargas no cometió un femicidio

La joven obereña Antonella Bernhardt (27), fue víctima de homicidio cuando se hallaba en su departamento del barrio El Brete de Posadas el 4 de abril de 2019.

El autor del crimen fue Cristian Vargas (33), un fotógrafo y cocinero de la zona que contactó a Bernhardt para que sea su asistente de un servicio de catering y para ofrecerle sesiones de fotos pagas.

Luego de más de 4 años de haber cometido el crimen, Vargas fue juzgado este año por el Tribunal Penal Uno de Posadas, donde la carátula del delito fue la principal controversia del debate, ya que Vargas llegó imputado por femicidio y terminó condenado por homicidio simple, recibiendo de esta forma 20 años de prisión.

En las seis jornadas de audiencias, que se llevaron a cabo en el salón de usos múltiples (SUM) del Palacio de Justicia, la ronda de testigos fueron precisas y oportunas para la reconstrucción del hecho.

Con la presencia de las vecinas que increparon a Vargas minutos después de haberse consumado el crimen, los análisis de los peritos a cargo de la investigación y hasta con la propia versión del condenado -que lo hizo en dos oportunidades durante el debate-, nunca se presentó una alternativa que no lo ponga a Vargas como responsable de la muerte de Antonella.

Por su parte, las vecinas y dueña de los departamentos coincidieron en que Vargas al ser consultado por Antonella -posterior a que escucharan ruidos proveniente del inquilinato-, se notó sospechoso y hasta fingió una conversación con la joven que ya estaba sin vida en el piso de su habitación, para después retirarse “saltando como si nada, con una frialdad”.

Pero los detalles del crimen fueron contados por el propio Vargas. En su primera declaración ante el tribunal, el hombre comenzó expresando que “nada justifica el homicidio del cual me hice cargo desde un principio”, confesando que el homicidio existió, pero que se dio durante un forcejeo, señalando que fue la mujer quien le atacó con un cuchillo y que en el medio de la disputa el arma blanca se incrustó en el cuello de ella, provocando un desangrado que tuvo el trágico desenlace.

Carátula cuestionada
Por lo que la razón del debate no fue para comprobar si Vargas era culpable o no de matar a Bernhardt, sino que el motivo, cuestionado por la defensa, era si correspondía la carátula de “homicidio, agravado por femicidio”, con la que llegó imputado su cliente.

El cuestionamiento del defensor oficial Mario Ramírez no se hizo esperar. Ante el tribunal y el público argumentó que, por distintas aristas, tales como la inexistencia de odio de su defendido para con la víctima, que no había una relación de pareja, que no medió violencia de género y que el desenlace fue accidental, la carátula no correspondía al crimen ocurrido. Desde el día uno, Ramírez solicitó que Vargas sea juzgado por “homicidio simple”, imputación elegida por el juez de instrucción Fernando Verón cuando dispuso la prisión preventiva.

En desacuerdo, tanto el fiscal Martín Rau, como el querellante Mauricio Vergara trataron de comprobar que la imputación de femicidio era la correcta.

Incluso Rau, al término de la ronda de testigos, amplió su acusación y le imputó el agravante de alevosía, sustentado en el testimonio de la médica forense Silvia Lazos, quién en la tercera jornada de audiencia detalló cada lesión de la víctima e introdujo la hipótesis de que la estocada con el arma blanca fue con Antonella en el piso, cuando no podía defenderse.

El representante de Ministerio Público Fiscal procedió con su acusación, detallando tiempo y lugar donde ocurrieron los hechos investigados, y al dirigirse a Vargas, señaló que después de una discusión “usted, mediando violencia de género había aprovechado la vulnerabilidad de la víctima y le habría agredido con golpes en el cuerpo (...) practicando además maniobras que son de asfixia o sofocación”.

En tanto, continúo explicando que como consecuencia de las lesiones “la víctima se encontraba mareada, con el sistema sensorial absolutamente disminuido y posiblemente desmayada. Todo esto le imposibilitaba defenderse, momento en el cual usted tomó un cuchillo monocortante, lo introdujo en el cuello y le produjo la lesión punzante que la llevó a la muerte en el lugar”.

Sobre la carátula de femicidio, en el momento de sus alegatos, el fiscal mantuvo su acusación inicial manifestando que Vargas aprovechó un estado de vulnerabilidad de Antonella para cometer el crimen.

En tanto, argumentó que sí existió una discusión que se desencadenó cuando la joven le reclamó ese día al condenado el pago de una sesión de fotos tomada un tiempo antes, y que esta discusión se tornó en un forcejeo que derivó en el asesinato.

Posición de la víctima
En ese contexto, el fiscal ratificó que en medio de la discusión Vargas golpeó en la cabeza a Antonella con un velador que estaba al costado de la cama y, con ella indefensa y probablemente desmayada en el suelo, le aplicó la estocada que le perforó la vía aérea y que terminó “sobre la cara anterior del cuerpo vertebral”, provocando un shock hipovolémico y un síndrome de asfixia con su propia sangre.

A su vez, apuntó que la hipótesis de un brutal ataque de Vargas quedó acreditado con la declaración de la médica forense Carolina Lanzos, quien estableció que Antonella fue golpeada quedando indefensa y hasta “posiblemente desmayada en el piso”, siendo posteriormente “apuñalada brutalmente”.

Profundizando en la posición en la que se encontraba Antonella cuando recibió la estocada mortal, Rau hizo hincapié en las manchas de sangre que tenía la joven, mencionando que “sobre el tórax tenía manchas de sangre gruesas sin caída”, agregando que “lo determinante es que se observan manchas en la zona baja de la pared. Lo que demuestra dónde estaba ubicado el cuerpo al momento del hecho”.

Otra de las aristas que señaló el fiscal para comprobar que el crimen fue femicidio es que Vargas “utilizó las fotos para satisfacer su apetito voyerista y tomó a la mujer como objeto”.

“Sabía que Antonella buscaba trabajo y se aprovechó de eso”, continuó, asegurando que “no toleró que una mujer le reclame por las fotos. Cuando ella le dijo no y se rebeló, la mató”.

Fundamentos que descartaron el femicidio

Viviana Cukla -presidenta del Tribunal- con la adhesión de sus pares Gustavo Bernie y Ángel Dejesús Cardozo sentenció que Vargas es responsable de homicidio simple, descartándose así la figura de femicidio. Esto generó un descontento en la comunidad que incluso movilizó manifestaciones.

En sus fundamentos, Cukla indicó que el agravante no estaba debidamente probado y que “no podemos conformarnos con un bajo nivel de exigencia probatoria, corriendo el riesgo de imponer erróneamente una agravante de esta naturaleza”.

En relación al descontento del público general, expresó: “Es indiscutible que causó un repudio social. No obstante, la existencia de un contexto de violencia de género no puede construirse a partir de conjeturas”.

Siguiendo con su argumento, la jueza remarcó que no toda muerte violenta de una mujer ni toda violencia de género es femicidio.

Señaló que los argumentos vertidos por las partes acusatorias para sustentar la acusación de femicidio “no tienen el peso probatorio para determinar con un alto grado de probabilidad, que la muerte violenta de Antonella se produjo mediando violencia de género”.

Explicó entonces que no se comprobó que Vargas se haya aprovechado de una posición de poder, considerando que Antonella no era vulnerable o al menos no se configuró un estado de vulnerabilidad en la víctima en esa relación.

Respecto a la mecánica del hecho, desarrolló que a su criterio en el debate no quedaron comprobados los detalles del “violento hecho”, en referencia a la secuencia de la pelea ocurrida dentro del departamento de la víctima. Si bien en un tramo del expediente mencionó: “No descarto que no hayan existido elementos que conviertan la muerte violenta de Rocío Antonella Bernhardt en un femicidio”, sostuvo que al dictar veredicto “no se trata de una cuestión de fe”.

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