La importancia de propiciar espacios que contribuyan el desarrollo temprano

El arte, estimulador en la formación cognitiva y socioemocional del niño

Los primeros dos años son fundamentales en el crecimiento del niño. El estímulo artístico como una herramienta para que construyan y se apropien de su identidad
domingo 27 de noviembre de 2022 | 6:05hs.
El arte, estimulador en la formación cognitiva y socioemocional del niño
El arte, estimulador en la formación cognitiva y socioemocional del niño

El arte es un lenguaje para todas las personas y forma parte integral del crecimiento al potenciar la creatividad, mejorar el autoestima y expresar emociones que comuniquen la realidad interna.

En los primeros años de vida, la estimulación artística resulta esencial para que niñas y niños encuentren una manera de construir y apropiarse de su identidad. Al ofrecer espacios de experiencias sensoriales, juego y exploración se puede contribuir positivamente al desarrollo temprano.

Entre las principales dimensiones de formación infantil el pediatra Guido Barreyro puso en consideración la genética, el ambiente de crianza y la nutrición que recibe el bebé; es decir, su calidad de vida en general. “Los primeros dos años son fundamentales para el crecimiento neuronal”, remarcó en conversación con El Territorio.

La inclusión del arte en el desarrollo de una persona no implica enseñar técnicas o disciplinas, sino propiciar dinámicas que permitan explorar su mundo y expresarse. “Es elemental para la expresión corporal y comunicativa, además de mejorar su autoestima, ayuda en la parte motivacional del crecimiento”, señaló el médico.

Además, distinguió algunos indicadores de crecimiento a tener en cuenta durante los primeros años de vida.

Por un lado, explicó que “se controlan los avances físicos en cuanto fuerza muscular y los reflejos acordes como así también el gorjeo o balbuceo en el primer año”, el cual es una respuesta a estímulos somáticos, visuales o acústicos en el entorno del infante.

De este modo, se explora el área de las comunicaciones a través de “la sonrisa social de adaptación al medio y seguimiento”. Sobre este punto, recalcó que son de suma importancia los chequeos oftalmológicos y auditivos.

Los primeros años de desarrollo

“El desarrollo del primer año de vida no es genético, es acorde a su medio ambiente. En esa etapa es fundamental la alimentación por medio de la lactancia materna”, subrayó el pediatra. A su vez, indicó que “se controla todo lo concerniente al desarrollo físico y neurológico de las niñas y niños, como los reflejos sonrisa social, el gorjeo, la fuerza muscular, el sentarse, el gateo y la caminata igual que los controles de peso, talla y perímetro cefálico”.

En tanto que, para el segundo año de vida del infante, se deben observar “el control del área de las comunicaciones, el control visual y auditivo, las relaciones afectivas del niño con sus afectos más próximos y su conducta social al integrarse a las guarderías o jardines”.

Por tal motivo, a lo largo de esos 24 meses el médico recomendó “mantener una alimentación adecuada con lactancia materna, comunicación con el entorno familiar, momentos de recreación y motivación a través de juegos, un área lúdica y actividades físicas acordes a la edad, y un promedio de seis a ocho horas de sueño por día”.

Asimismo, apuntó a la importancia de un control pediátrico por mes durante el primer año y dos chequeos anuales en el segundo año de vida.

Influencia del arte

La estimulación artística posee un efecto integrador sobre niñas y niños, primero como vía de expresión interna con origen en la imaginación y segundo, como posibilidad de comunicarse con el entorno y las demás personas al compartir su obra.

El arte puede impulsarse desde distintos ejes. Por ejemplo, pintar, esculpir o dibujar beneficia en la motricidad fina, en el procesamiento espacial, la atención, la planificación y las secuencias, incrementando el sentimiento de control.

La música, por su parte, favorece desde la producción al aprender a tocar un instrumento pero también desde la escucha al generar tranquilidad para enfocarse en una tarea.

Además, el movimiento por medio de la danza o el teatro contribuye al desarrollo cognitivo, emocional, físico y social de una persona, así como la integración social, aprendiendo a moderar las emociones y el estrés.

En el caso de las niñas y niños con discapacidad, Barreyro destacó que las actividades relacionadas al arte “aportan mayor confianza y mejoran el área del lenguaje, potencian las funciones ejecutivas y de autoestima”.

Por lo tanto, la actividad artística es un gran estimulador de las habilidades y destrezas de los niños, contribuyendo a un óptimo desarrollo y potenciando sus habilidades. 

 

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