La pequeña tenía 9 años y vivía en San Pedro

El misterio del caso Andrea Silva y una angustia que lleva 22 años

La nena fue vista por última vez el 26 de diciembre de 2000. Creen que pudo ser llevada a la fuerza por un desconocido al sur de Brasil
domingo 03 de julio de 2022 | 6:05hs.
El misterio del caso Andrea Silva y una angustia que lleva 22 años
El misterio del caso Andrea Silva y una angustia que lleva 22 años

Andrea Silva tenía 9 años cuando el 26 de diciembre de 2000, de forma inexplicable se perdió en medio del monte en Yabotí, a unos 30 kilómetros de la zona urbana de San Pedro. Desde ese día a la actualidad pasaron 22 años de búsqueda sin conocerse datos firmes con los cuales se puedan dar con el paradero de la niña. En la familia la única sospecha apunta contra un hombre de Brasil, investigación que no pudieron llevar adelante.

Andrea era hija de Ramón Silva y Ramona Bogarin, quienes residen en la zona urbana de San Pedro. Hoy, según su registro de nacimiento, tendría 31 años.

Aquel 26 de diciembre, Andrea, junto a su madre y hermanos, aprovechó las vacaciones de verano para pasar unos días en el obraje donde trabajaba Ramón. La idea era recibir juntos el año nuevo, sin embargo, por razones que todavía se buscan entender, la menor se perdió en el monte.

Ese día, antes del mediodía, la pequeña junto a sus hermanos, salieron a jugar en cercanías al campamento de su padre, en busca de lianas que usaban para hamacarse. En medio del camino de regreso Andrea se separó de sus hermanos.

Desde ese momento sus progenitores salieron a buscarla, creyendo que la encontrarían fácilmente.

Sin rastros de la niña, realizaron la denuncia y el caso tomó amplia trascendencia. Fueron días de enorme tristeza y conmoción en toda la localidad.

“Nuestra alegría de ir al monte a pasar con mi esposo duró muy poco, no pasaron dos horas de ese mediodía que habíamos llegado, ella se separó de sus hermanitos pero nunca llegó al campamento. Intensamente se le busco seis meses, los obrajes a la redonda por tres meses estuvieron parados. El monte quedó machacado de tantos rastrillajes pero todo fue en vano. Nunca se encontró su chinela, pedazos del vestido o la vincha que llevaba en el cabello”, señaló con voz entrecortada Ramona Bogarin.

El lugar donde estaba el campamento se ubicaba a pocos metros del arroyo Pepirí Guazú y a unos 7 kilómetros de Brasil, por lo que, teniendo en cuenta que no se encontraron indicios de que pudo haber sido atacada por algún animal y de acuerdo a testimonios, la única sospecha apunta contra una hombre que viviría en Brasil.

Se trata de un agricultor que en su momento acusó a otro y que llegó a estar detenido hasta que la Justicia no encontró ningún dato que lo vinculará con el caso.

“Nosotros sospechamos que fue secuestrada por un brasileño, Elio Iora, conocido como Gari. Él creyó que tendría una gran recompensa en dinero y ante la Policía denuncio a Waldir Antúnez como secuestrador de mi hija. El pobre (Waldir) pagó sin merecer, la Justicia investigó mucho y no encontró relación con el caso. Por eso siempre nos queda esa sospecha. ¿Por qué ese brasileño lo denunció y conocía sobre las características de mi hija”, se cuestionó la madre.

En cuanto a declaraciones que apuntan contra Gari, Ramona dijo: “A los seis meses hubo personas que testimoniaron haber visto a Gari cruzar el puerto donde había un cruce por donde venía a pescar y cazar de este lado. Él llevaba a una niña que tenía la misma vinchita de crochet celeste que tenía Andrea, dijeron que ella lloraba mucho y él la había llevado a una heladería. Desde nuestro campamento hasta ese paso hay una hora y media de caminada, y la hora que le vieron coincide con el horario que Andrea desapareció”.

Según la familia, Andrea se habría perdido a eso de las 11.30 y al hombre que apuntan lo habrían visto cruzar a Brasil a las 14.  Pese a las coincidencias, no lograron que desde la justicia misionera  se solicite una intervención de la justicia del vecino país para seguir estas pistas.

“Ese testimonio a nosotros no nos servía como denuncia acá por tratarse de personas con domicilio en Brasil”, aseguró Bogarin.

Durante 15 años se extendió la búsqueda con el apoyo de las fuerzas provinciales y federales,  agentes de Trata de Personas e insistencia en los medios de comunicación.

En tres oportunidades creyeron haber encontrado a la niña. Cuando ya habían pasado 7 años llegó el dato de una tal María por la que Ramón y Ramona buscaron adoptar creyendo que era Andrea.    

La verdadera identidad de esa pequeña era Susana Borges, quien en su momento fue secuestrada y sus características físicas y edad coincidían con las de Andrea.

Pero aunque los estudios de ADN descartaron que sea la nena desaparecida, la pareja continuó con los trámites para hacerse cargo de María, quien luego se crió como una hija más de la familia. 

 

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