Su hermano mayor, el cómplice en su camino de aceptación

De una vida a las escondidas a poder mostrarse tal cual es

Fabiana Tatarinof (41) empezó a vivir su identidad de género a principios de los 90 oculta de las miradas. Es profesora, pero todavía no logró conseguir trabajo de ello
domingo 16 de enero de 2022 | 6:05hs.
De una vida a las escondidas a poder mostrarse tal cual es
De una vida a las escondidas a poder mostrarse tal cual es

Con los ojos lagrimosos, pero con un fuerte semblante durante sus declaraciones, Fabiana Tatarinoff (41), contó cómo fue su infancia, adolescencia entre las dudas sobre su identidad de género. Durante toda su niñez siempre se sintió más identificada con sus compañeras de grado y se separaba de los varones, no realizaba actividades con ellos. Afortunadamente en su casa siempre contó con la complicidad de su hermano mayor, que la entendió y acompañó en todo momento.

“Nací en una familia heterosexual, mi madre nunca me prohibió jugar con muñecas, pero escuchaba las opiniones de personas que le preguntaban sobre por qué jugaba con ellas”, empezó contando Fabiana a El Territorio.

Tatarinoff realizó sus estudios del nivel primario y secundario en San Martín de Tours, donde vive hasta ahora. Contó que no sufrió de burlas por parte de compañeros escolares, a pesar de que siempre le gustaron y compartió actividades femeninas.

“Eran años difíciles para hablar de la inclinación sexual, no eras libre, así que me cuidaba en ese aspecto. Fue en el comienzo de la década del 90 que se comenzó a notar más mi feminidad y se dio porque a los 14 años entablé una relación que duró muchos años con un varón, pero a escondidas porque era algo horrible y más en un pueblo como San Martín”, recordó.

Durante la adolescencia fue su hermano quien le dio el primer apoyo. “Mi hermano mayor me abrazó y me dijo que siempre iba a ser su hermana”, destacó.

Además relató que sus padres “se sentaron, me preguntaron qué pasaba, les conté y a mi mamá fue a la que más le costó asumir la realidad, mientras que mi papá me dijo que él no iba a vivir mi vida, pero que no quería que caiga en la droga o prostitución; en ese tiempo relacionaban la homosexualidad con la prostitución y las drogas”, manifestó Tatarinoff con los ojos brillantes y pausas durante su relato.

En el final del secundario leyó una revista de tirada nacional en la que se contaba la historia de la actriz y vedette Cris Miró, que fue la primera mujer transgénero que tuvo repercusión mediática. “Leyendo esa entrevista recién pude entender lo que era, porque en ese momento no sabía, lo único que entendía era que era gay, pero siempre me inclinó lo femenino, allí entendí lo de transgénero y me dije ‘soy esto’, me sentí identificada con Cris”, declaró.

La transformación llegó cuando cursaba estudios universitarios, ahí empezó a salir a bailar y a usar más ropa femenina.

“Siempre traté de vivir mi vida”, dijo, pero especificó: “A mí me gustó siempre el estilo femenino de una blusa, jeans y no minifaldas y botas, porque no era mi estilo”.

Cuando estaba estudiando en un Instituto de Oberá, la carrera Tecnicatura en Administración de Empresas fue el espacio en el que se sintió discriminada. “Hasta me costaba ir al baño, porque tenía que ir al de varones y siempre pedía en clase, porque no quería que digan que les iba a hacer algo”.

Luego de esa experiencia estuvo en Buenos Aires por un tiempo y cuando regresó, estudió peluquería y cosmetología, pero no llegó a ejercer.

“Con la llegada del matrimonio igualitario, sentí que empezábamos a tener los derechos que necesitábamos”, relató y agregó: “Las leyes están, pero no se aplican como se debe, hace falta más empatía por parte de los organismos públicos y privados”.

Fabiana volvió a estudiar y obtuvo el título de profesora en Ciencias Políticas, pero a pesar de presentarse en varias instituciones, públicas y privadas, nunca la llamaron para cubrir cargos como profesora.

En este aspecto, reflexionó: “Creo que falta más compromiso de los funcionarios públicos, no se cumple con el cupo que tenemos ganado por derecho y debe haber espacio en el sector público, como también en el privado. En las escuelas falta más contención, todavía no se aprendió a contenernos, hay muchas cosas por hacer porque la Ley de Identidad de Género existe”.

 

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