Entrevista a la doctora en Historia del Arte, Laura Malosetti Costa
“La mejor forma de cuidar las obras de arte es que toda la comunidad las conozca”
El tiempo pasa para todos. Inclusive para las obras de arte, que necesitan trabajos de restauración para mantener intacta su belleza. También precisan ser resguardadas de daños o intentos de robo. El mejor antídoto contra todos esos males es una sociedad que conozca su patrimonio artístico, según explicó la doctora en Historia del Arte, Laura Malosetti Costa.
El Territorio dialogó con esta investigadora que es miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes y decana de la Escuela de Arte y Patrimonio de la Universidad Nacional de San Martín sobre políticas públicas que aseguren la exposición del arte para que se difunda su valor sin poner en riesgo su existencia.
Bajo la órbita de la Escuela de Arte y Patrimonio de la Universidad de San Martín funciona el Taller de Restauración de Arte (Tarea) donde se realizan trabajos de puesta en valor de obras de arte de todo el país.
¿Qué tipo de obras se restauran en el taller de Tarea de la Universidad de San Martín?
El Taller de Restauración de Arte (Tarea) fue creado por el profesor Héctor Schenone que estaba muy preocupado por el deterioro del arte de la época colonial. Fue dirigido en sus inicios por el profesor José Emilio Burucúa y actualmente es dirigido por Damasia Gallegos. Depende de la Universidad de San Martín. En este espacio se restaura arte del siglo XIX y también obras prehispánicas.
¿Quién se hace cargo del pago de los trabajos de restauración de las obras de arte?
Acá lo primero que hay que destacar es que las tareas de restauro son costosas. A veces son proyectos financiados por el Estado o por organismos internacionales como por ejemplo la Fundación Getthi que financió el restauro de todos los cuadros de José Gil de Castro, que fue el primer retratista de los libertadores de la Patria como José de San Martín y de Simón Bolívar. También se consiguen fondos de la Agencia de Promoción Científica del Conicet con el que se restauró todo el museo Pío Collivadino en una tarea que nos llevó 10 años de intenso trabajo.
¿Por qué es costoso el trabajo de restauración de arte?
Primero porque cuesta mucho la formación del recurso humano encargado de este trabajo. La formación académica de restauradores demanda muchos años de estudio y además requiere una actualización constante para estar al tanto de las novedades que la ciencia aporta no solamente con respecto a la historia sino también a los métodos de estudio ya sea radiológicos, de luz ultravioleta o de rayos infrarrojos. También a nivel de materiales, porque muchas veces hay que desmontar las pinturas para restaurarlas. Y hay un mundo de alternativas para tratar de la mejor manera a cada obra de arte pero es un trabajo largo y complejo y por eso es costoso.
¿Por qué una obra de arte necesita restauración?
Las causas son múltiples. Pero en principio el solo efecto del paso del tiempo genera cambios en los materiales. Y además la conservación de una obra depende de cómo se la haya cuidado, de dónde haya sido colocada, de si estaba cerca de una ventana por ejemplo expuesta a la humedad ambiente. O si fue tocada por mucha gente, o trasladada de un lado a otro. O porque ya fue repintada y esa intervención fue mal hecha. Es decir, hay muchos motivos que afectan la salud de una pintura o una escultura. No es lo mismo una obra dentro de un museo a temperatura resguardada que otra a la intemperie. Por ejemplo hay una obra en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata que es un mapa del cielo, que se restauró en Tarea y que se usaba para enseñar las constelaciones en las escuelas. Y allí obviamente los docentes con el puntero explicaban sobre las estrellas y los planetas. En el mundo quedan muy pocos mapas de este tipo. Porque no eran considerados obras de arte. Y este que está en La Plata justo estaba colocado muy cerca de una ventana y estaba muy deteriorado. Hicimos un trabajo bellísimo en esa obra que hoy se muestra impecable.
¿Qué acciones concretas se pueden hacer para fomentar el cuidado del patrimonio artístico de una comunidad?
Una acción que nosotros hemos realizado y que también se hace en distintos lugares del mundo son las restauraciones a vista del público. Porque de esa manera la gente puede observar el trabajo que se hace con cada obra y lo delicado de cada intervención. Se puede incluso invitar a las escuelas a asistir a estas muestras de trabajos de restauros porque es una forma de educar a la población en la tarea de cuidado y conservación de las obras de arte. En esos espacios, los propios restauradores explican al público lo que están haciendo, cómo lo hacen y con qué elementos trabajan.
¿Y actualmente dónde están haciendo este trabajo de restauración de obras con público?
Lo estamos haciendo en el barrio porteño de La Boca, con las pinturas de Benito Quinquela Martín. Allí nuestros restauradores que están trabajando en la escuela fundada por este gran artista, explican desde los andamios a los estudiantes el trabajo que están haciendo. Entonces los alumnos ya toman conciencia del lugar que están habitando y ya no les pegan pelotazos a esas paredes, cuidan las pinturas y comprenden la importancia de resguardar lo mejor que se pueda ese lugar para los estudiantes que vendrán en el futuro.
¿El conocimiento de las obras de arte es fundamental para su cuidado?
Por supuesto. Si no conocemos lo que hay dentro de nuestros museos o sitios históricos, difícilmente vamos a valorar esos objetos y por lo tanto tampoco vamos a cuidarlos, porque sólo unos pocos historiadores saben de qué se trata. En cambio cuando toda la comunidad local es educada en la historia del arte local, sin dudas van a valorar más esos cuadros o esas esculturas porque entienden que se trata del legado histórico y que es necesaria su conservación.
¿El robo de las obras de arte es un delito común en nuestro país?
Lamentablemente sí. Yo estuve en la comisión de tráfico ilícito de obras de arte que comparte la Academia con Interpol y es algo muy concreto que pasa en la realidad y no solamente en las ficciones de películas y series. Acá lo primero a destacar es que siempre hay que denunciar estos hechos. El cuidado de las obras de arte para evitar que sean robadas tiene muchas instancias y obviamente depende del presupuesto que tenga cada institución para esta tarea que es fundamental. Pero un primer paso esencial es que todo espacio que resguarda obras de arte requiere tener un inventario bien documentado de cada pieza. Con fotos, información histórica, medidas, características de la obra y toda descripción que sirva para identificar fehacientemente toda pieza. El catálogo es fundamental, ya sea una iglesia, un museo o un centro cultural. Es fundamental contar con un registro de lo que hay. Otra instancia es el cuidado del lugar. Las obras de arte requieren de seguridad porque tienen un valor muchas veces incalculable. Y si a pesar de eso se produce un robo, es necesario que se haga la denuncia.
¿Qué pasa con las obras robadas?
Hay un mercado negro del arte a nivel mundial. Y hay coleccionistas dispuestos a pagar fortunas por lo que quieren. Por eso digo que es un tema que no pasa sólo en las películas de cine. Y es fundamental hacer la denuncia porque cuanto más difusión tenga el hecho va ser más dificultoso mover esa pieza de arte y ni hablar de sacarla del país. Porque cuando Interpol toma conocimiento de este delito se disparan fotos de la obra a nivel global para que pueda ser localizada.
¿En este punto vuelve a cobrar importancia la participación social?
Sí. Es fundamental que la comunidad local sepa que hay en los museos de su ciudad. Que los locales conozcan su propio arte. Porque esa también es una forma de cuidar el patrimonio cultural. Si solamente un grupo de estudiosos o de historiadores se ocupan de los museos, quiere decir que algo anda mal. Hay que incentivar la comunicación de estos espacios con toda la sociedad. Hacer que los vecinos se sientan parte del cuidado y de la protección de sus obras de arte.