La talla que falta en la colección del Areco

Qué paso con el ‘Chamamé’, una pregunta que lleva más de un cuarto de siglo

Gisele "Coty" Seró, a cargo del museo por entonces, recordó que pese a las acciones de búsqueda nunca surgió una pista
domingo 21 de abril de 2024 | 6:05hs.
‘Chamamé’, la desaparición de la talla es un misterio hasta hoy.
‘Chamamé’, la desaparición de la talla es un misterio hasta hoy.

Un invierno de 1998 desaparece del Museo Municipal de Bellas Artes Lucas Braulio Areco la talla Chamamé del artista Juan de Dios Mena.

La escultura, de unos 30 centímetros, de madera policromada, forma parte de una valiosa colección del museo local que integran otras 21 piezas realizadas por el escultor y poeta nacido en Santa Fe, pero que tuvo un fuerte vínculo con el amplio Litoral y sus costumbres al habitar y desarrollar su obra en el Chaco, mientras que en Misiones vivió entre 1950 y 1952 y fue parte del proyecto para abrir el Palacio del Mate y el museo.

Pasó ya un cuarto de siglo del extravío de la estatuilla, que representa a una pareja enlazada en la danza del chamamé, y aunque en su momento las autoridades del Museo Areco realizaron las denuncias correspondientes y hasta este hurto integra la Base de Datos de Interpol sobre obras de artes robadas, jamás hubo una pista firme sobre el paradero de la escultura.

La denuncia policial la realizó Gisele “Coty” Seró, quien era por entonces la encargada del Museo Areco, el martes 3 de agosto de 1998, y también acudió a Interpol en su sede de Puerto Iguazú. “Toda esa documentación hoy está en el archivo del Museo Areco, yo la dejé ahí, se hicieron todos los pasos como se tenían que hacer, pero lamentablemente nunca tuvimos una novedad positiva sobre el destino que tomó la talla, quién se la llevó”, explicó Seró a El Territorio, hoy ya jubilada.

Recordó que por aquellos tiempos no había tantas medidas de seguridad y había que vigilar permanentemente las muestras.

“Teníamos como rutina todos los días y en cada turno hacer una recorrida para ver si estaba todo en orden, si las esculturas y las pinturas estaban bien, porque recibíamos muchas visitas”.

Cuando en esa ronda de rutina vieron que faltaba una talla, “pensamos que podía estar en alguna oficina, que alguien se la llevó prestada, que era común en ese tiempo; pero no fue así y nos quedamos en shock, no podíamos creer que la habían robado, hurtado en realidad, y que la pieza se perdió”, sostuvo la gestora cultural. En esas primeras horas ya se hicieron fotocopias con la obra Chamamé para distribuir por los locales comerciales, los hoteles... “queríamos que la gente sepa de qué se trataba y que si alguien la veía nos pueda avisar”.

Pero pasó el tiempo y el tema se fue diluyendo en los medios y en las charlas de café. “Yo trabajé en el área de Cultura muchísimos años, fui encargada y después directora del museo, se hicieron muchas cosas lindas con el público, sobre todo con los estudiantes. Estoy convencida de que los museos no tienen que ser instituciones silenciosas y que aburren, todo lo contrario, los museos deben educar sobre la riqueza invaluable de nuestro patrimonio cultural compartido, porque para querer algo hay que conocer”.

La exfuncionaria además ponderó que este hecho que llevó al museo a las páginas de policiales “no pasó inadvertido, fue un hecho muy triste, muy lamentable, pero marcó un antes y un después en el cuidado del patrimonio, se sancionaron normativas para protegerlo”. De hecho, las tallas se comenzaron a exhibir con cúpulas traslúcidas.

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