El atleta se prepara para el Nacional de cross country

Un atleta de buena madera

El correcaminos de Azara Edgardo ‘Nano’ Franco combina sus entrenamientos a trote por los caminos de la colonia y las más de diez horas que trabaja en un aserradero
domingo 11 de junio de 2023 | 6:05hs.
Un atleta de buena madera
Un atleta de buena madera

Ser un gran atleta no es un requisito excluyente para dejar de pagar las cuentas. Por ello, entre entrenamiento de alta intensidad y trabajo duro, el día a día de Edgardo ‘Nano’ Franco se complementa entre el aserradero y el trote por los caminos Azara.

A sus 28 años, este deportista misionero tiene a diario un esfuerzo físico importante, ya que además de poner el cuerpo al entrenamiento, trabaja armando palets por casi 10 horas, e incluso con este desgaste, recientemente se clasificó a un Nacional de cross country, meta que buscaba hace 9 años. Todo un logro para este laburante del trote y de la madera.

“Hace nueve años soñaba en llegar al Nacional y hoy se me cumplió, estoy muy contento con eso y porque también me pude federar. Di un paso más, porque también estoy asociado a un club de atletismo de Oberá y me está entrenando Fabián Romanczuk, un gran profesor. Estoy muy contento por esto”, señaló el atleta de la Tierra Colorada.

Y es que el mérito es doble. Nano muchos días de la semana entrena en la oscuridad absoluta y en soledad tras una jornada intensa en el aserradero de su localidad, para luego calzarse la camiseta y dar rienda suelta a su pasión, claro, no siempre con viento a favor, sino con mucho empeño de su parte.

“Hay días en los que no tengo ganas de entrenar, pero me entrego al compromiso que asumí, cumplo y salgo a correr. Hago los fondos solo por la colonia en la oscuridad, pero cuando estoy a trote lo hago con energía y voy mejorando cada día”, relató el atleta que en estos dos últimos años hizo varios podios en carreras importantes e incluso el año pasado ganó la Maratón Tres Fronteras, en Puerto Iguazú, ante rivales fuertísimos que llegaron desde Brasil y también se luce con buenas marcas en las pruebas de pista.

Y este gran momento que atraviesa Nano tiene un sostén y son a quienes agradece: “A mis compañeros que me ayudan, así como todo el pueblo. Claramente todo esto no podría hacerlo sin mi familia, mi novia y mi hijo que se pone feliz al verme en las carreras”, compartió el ‘Pollo de Azara’, que buscó durante mucho tiempo vivir este momento deportivo y lo combina con mucho esfuerzo entre su pesada carga de trabajo para poder solventar sus gastos personales y deportivos.

Nano se inició en el atletismo en su adolescencia gracias a su tío Paulo Franco “que me invitó a una carrera de 6 kilómetros, me gustó y me enganché porque antes hacía fútbol y ya me gustaba correr, era delantero y rápido”, señaló.

Pero luego de unos años, por cuestiones de trabajo, dejó de lado el atletismo y la pandemia fue clave para activar nuevamente esa llamita por las pruebas de calle y por sobre todas las cosas, Nano rescata que lo hace por los sueños que tiene.

El primero ya está a la espera de disfrutarlo el 8 de julio, ya que era poder vestir los colores de Misiones en un nacional de cross country y el segundo está en marcha y se basa en que más chicos de Azara se sumen al atletismo y tengan herramientas saludables a mano.

Edgardo Nano Franco Tras superar lesiones, Nano se prepara para el Nacional de cross country. Foto: Víctor Hugo Paniagua

Pero aún hay más. Nano es un correcaminos con un corazón de oro. Ya que además de ganarse el cariño de su pueblo, que lo ayuda en lo económico para participar en carreras de calle, él retribuye el gesto con solidaridad. Varios de los premios en efectivo que logró desde el año pasado en las pruebas deportivas, los donó a Sofía Pérez, de tan sólo 5 años, quien necesita viajar a China para hacer un tratamiento de células madre para la hipoplasia del nervio óptico que la aqueja, y de esta manera, poder ver.

El atleta sabe que así cómo lo ayudan con las compras de rifas que vende para viajar y costear las carreras dentro y fuera de la provincia, él puede dar su granito de arena para que Sofía pueda recuperar la vista. “Yo di y a la semana me regalaron una zapatilla con la que corrí y gané en Iguazú. Es como una cadena”, explicó conmovido.

Nano reconoció que el atletismo tiene sus costos económicos, más aún para un laburante como él, y que además de entrenar, debe también destinar tiempo para juntar fondos para poder demostrar su trabajo deportivo en ‘la cancha’, como se dice habitualmente.

“Hay que comprar vitaminas, alimentarse bien, tener buenas zapatillas y pagar los viajes. Por ejemplo, el año pasado cuando volví a correr, como no tenía una buena zapatilla me lastimé la rodilla, por el tema del impacto en la ruta, y hoy puedo decir que tengo una buena zapatilla gracias a la gente. Porque me regalaron las últimas zapatillas de una buena marca, que nunca pensaba tener. Me las regaló un señor de corazón y me re emocionó. Con esas salí a correr en Iguazú, gané y pude traer el premio para mi pueblo”, rememoró

La emoción también se cuadra en su resiliencia, ya que el pasado año tuvo la mala fortuna de perder la primera falange de la mano en el trabajo y le llevó tiempo recuperarse.

“Pasé dos veces por cirugía, anduve por el psicólogo, estaba ‘pichado’ porque no podía entrenar y me bajoneó mucho. Y cuando volví, estaba bien de la cabeza, pero no físicamente y me lesioné dos veces. Igual a los catorce días entrené de nuevo y en Posadas salí tercero y me motivé, y desde ahí vengo bien”, detalló este gran atleta de buena madera.

 

Pura resiliencia

Los premios en efectivo que Edgardo Franco logró desde el año pasado en las pruebas deportivas los donó a Sofía Pérez, de tan sólo 5 años, quien necesita viajar a China para hacer un tratamiento de células madre para la hipoplasia del nervio óptico que la aqueja. Con esas operación la pequeña podrá recuperar la vista.

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