El psiquiatra y psicoanalista Gustavo Dupuy reflexiona sobre la hipoacusia

"Un diagnóstico a tiempo permite el desarrollo del lenguaje"

El profesional señaló que es esencial que los niños hipoacúsicos sean detectados precozmente y se los estimule constantemente en favor de su desarrollo cognitivo
domingo 04 de diciembre de 2022 | 6:05hs.
"Un diagnóstico a tiempo permite          el desarrollo del lenguaje"
"Un diagnóstico a tiempo permite el desarrollo del lenguaje"

El psiquiatra y psicoanalista Gustavo Dupuy tiene amplia experiencia en el tratamiento de niños con dificultades auditivas y por eso subrayó dos cuestiones que a su criterio son fundamentales para ayudar a las personas con hipoacusia: la primera es un diagnóstico precoz antes de los seis meses de vida y la segunda es no dejar nunca de estimular la escucha.

El Territorio dialogó con el profesional para saber algunas cuestiones relacionadas con las dificultades que atraviesa el crecimiento de un niño que nace con algún grado de hipoacusia, que es la deficiencia auditiva que se manifiesta por un trastorno sensitivo que no permite escuchar sonidos y como consecuencia dificulta el desarrollo del habla y la comunicación.

Según aseguró el profesional, “un diagnóstico temprano de la hipoacusia permite intervenir de manera inmediata para evitar las consecuencias irreversibles en el desarrollo del lenguaje y en la percepción cognitiva del niño”.

Seguidamente explicó que la pérdida de la audición sólo en algunos casos es absoluta. Sostuvo que en la mayoría de los casos el niño escucha sonidos y palabras incompletas, por eso después del diagnóstico se evalúa un tratamiento adecuado para cada situación.

“El equipamiento con audífonos o un implante coclear significan un gran paso en la habilitación de la escucha y en la adquisición o recuperación del habla”.

Según explicó el psiquiatra, “un niño con una hipoacusia severa que vive dos años sin audífonos, pero que ha tenido una buena estimulación sonora, cuando recibe los audífonos comienza a reconocer palabras que había escuchado muy parcialmente antes y esto facilita enormemente su acceso al lenguaje”.

En ese sentido, el profesional señaló que “un tratamiento a tiempo mejora las posibilidades de lograr las habilidades comunicativas necesarias para desempeñarse en sociedad. Así, la pérdida auditiva ya no supone un obstáculo en el desarrollo de un niño. Por este motivo, los estudios en los recién nacidos se vuelven imprescindibles para intervenir de manera inmediata.”

Intentar la comunicación
“La hipoacusia puede presentarse en forma unilateral, cuando afecta a un solo oído o también bilateral cuando afecta a ambos oídos. Hay distintos grados de afectación y por eso puede ser leve, moderada o severa. Aunque es poco frecuente que sea total, porque generalmente siempre hay algún nivel aunque sea mínimo de escucha”, explicó el psiquiatra.

Según Dupuy, para un niño que nace con este tipo de trastorno en su sistema auditivo, significa un obstáculo para desarrollar el lenguaje y el habla.

“Porque aprendemos a hablar a medida que escuchamos lo que se dice a nuestro alrededor. Los niños aprenden sus primeras palabras en el ámbito de la familia, escuchando cómo hablan sus padres, hermanos o demás miembros del hogar en el que nació. Por lo tanto, si no logra escucharlos, no puede desarrollar las estructuras mentales para hablar y comunicarse”, explicó.

En ese sentido advirtió que “aunque se trate de una hipoacusia moderada, para un niño recién nacido es severa porque ese niño no aprendió aún el lenguaje de la comunicación oral, por lo tanto esa dificultad auditiva por más leve que sea tendrá un gran impacto. Es diferente cuando, por ejemplo, por algún motivo una persona adulta pierde la audición, porque ese individuo ya adquirió la capacidad del habla. En cambio el niño aún no adquirió la lengua”.

Por ese motivo, Dupuy opinó que los controles en los recién nacidos son fundamentales para detectar si hay algún trastorno auditivo. Son pruebas sencillas que se hacen para saber la reacción del bebé ante el estímulo de un sonido. Eso puede ayudar mucho a que se tome a tiempo esta patología en beneficio del niño.

Seguidamente, destacó que “independientemente del grado de incapacidad auditiva que tenga ese niño, es fundamental la estimulación por parte de la familia. Hay que hablarle igual, porque el niño comprende gestos, sonrisas, actitudes y eso lo ayuda”.

“Lo peor que le puede pasar a ese niño es que la familia piense que como no escucha es mejor hacer silencio”.

En ese sentido dijo que “una madre, un padre y también los hermanos pueden comunicarse con ese niño con dificultad auditiva de múltiples maneras. Hay que intentar siempre la comunicación para que ese niño se sienta parte de su ambiente familiar. Pero, obvio, después vendrá el tratamiento médico indicado para lograr su integración plena en el mundo social”.

Cuando el silencio no es salud
Dupuy explicó que a raíz de un caso muy cercano de un familiar con hipoacusia creó y dirigió la Fundación de Asistencia e Investigación del Desarrollo Auditivo (Ainda) que actualmente ya no funciona. “En su momento lo hice porque sentí que faltaba mucha información e investigación para ayudar a los niños con hipoacusia”, señaló.

Seguidamente volvió a hacer hincapié en que “es fundamental entender que si un niño nace con esa patología y no es detectada de manera temprana se está postergando el crecimiento armónico de esa persona, porque algo esencial en los seres humanos es la comunicación con el otro, y para que haya comunicación es fundamental adquirir los códigos del lenguaje”.

Dijo que “pediatras, docentes de nivel inicial y padres deben estar bien atentos a esta cuestión. Si notan algo que les llama la atención siempre es mejor abordar la cuestión antes que dejar pasar el tiempo”.

Según explicó el psiquiatra, “en general la sordera no abarca a todas las frecuencias del sonido. Esto significa que siempre algún registro auditivo se percibe”.

Por eso destacó que “es imprescindible la estimulación auditiva que es todo lo contrario a la idea de hacer silencio pensando que eso ayuda al niño que no escucha.”

Dupuy expresó que “a veces, frente a un diagnóstico de hipoacusia muchas familias dejan de estimular al niño. Al contrario, todo niño necesita que le canten, que le hablen, ya que es una respuesta afectiva hacia él donde se ven involucrados. Esto es imprescindible, ya que el niño logra comprender el lenguaje más allá de su registro sonoro y puede interpretar los gestos y en consecuencia afianzar su comunicación social.”

Luego destacó que “hablar, cantar y jugar con el niño, además de ser actividades que fortalecen el vínculo, se vuelven esenciales para formar una base sólida en el proceso de escucha y de desarrollo del lenguaje. Y la música desempeña un papel importante no sólo a nivel emocional, sino también en el desarrollo de las habilidades del lenguaje y de la comunicación en la primera infancia”.

Consecuencias
Dupuy explicó que “no poder comunicarse trae enormes consecuencias negativas para la salud de las personas. El ser humano como un individuo social necesita el intercambio de socializar con el otro. Y para eso es fundamental el habla. Por eso resulta comprensible entender la importancia de ayudar a que todos los niños puedan lograr la capacidad de oír y de hablar como parte del derecho al acceso a la salud”.

Seguidamente advirtió que si bien existen muchas maneras de comunicarse, por ejemplo, con gestos o con el propio lenguaje de señas, la incorporación de la palabra como herramienta de comunicación es algo fundamental para el desarrollo del ser humano.

Dupuy explicó que “el mundo el que habitamos es sonoro, con millones de sonidos diferentes. Estar imposibilitado de escucharlos, es una limitación para cualquier persona. Por eso además de la detección temprana en el caso de los niños.

También cuando se produce una sordera en la vida adulta, es fundamental diagnosticar el caso y buscar la mejor solución terapéutica para su rehabilitación”.

 

Perfil

Gustavo Dupuy

Médico

Es médico egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y especializado en Psiquiatría en la Universidad Maimónides. Es psicoanalista miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). Fue fundador y director de la Fundación Ainda, de atención e investigación de personas con déficit de audición. Es docente de la Facultad de Medicina de la UBA y titular de la cátedra de Salud Mental de la Facultad de Medicina de la Universidad Maimónides. Autor de publicaciones científicas y periodísticas referidas a la medicalización y patologización de la infancia.

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