La Cabaña, de la familia Goetze, sigue recibiendo a visitantes

El turismo marcó el camino para abrir el primer hotel en Puerto Iguazú

El alojamiento se mantiene funcionando en pie desde 1954. Sin embargo, durante la pandemia de coronavirus debieron cerrar por primera y única vez
domingo 07 de noviembre de 2021 | 6:05hs.
El turismo marcó el camino para abrir el primer hotel en Puerto Iguazú
El turismo marcó el camino para abrir el primer hotel en Puerto Iguazú

Desde sus inicios, Puerto Iguazú se caracterizó por su impronta turística al cobijar  la maravilla natural de las Cataratas. Desde el descubrimiento (para los europeos) de los saltos en 1541, fueron varios los establecimientos que iniciaron con los asentamientos en el Norte misionero. Y en 1883 se dieron en marcha viajes exploratorios a la zona que, ya en 1901, se transformaron en tours.

Tras el nacimiento de Iguazú, primeramente se contaba con pensiones para hospedaje hasta que la familia Goetze abrió el primer hotel turístico de la zona, que aún se mantiene en pie y que recibe a visitantes de todo el mundo. Es un testigo más del crecimiento del destino Cataratas. 

Precisamente en 1946, Hans Goetze, agricultor oriundo de Alemania, desembarcó en Iguazú; en ese entonces trabajaba en Parques Nacionales. Al año siguiente arribó su esposa Carolina con los hijos y se instalaron definitivamente.

“Llegué en barco con tres meses. Mi mamá vino detrás de papá y se establecieron. Mi mamá era carpidora de yerbales a mucha honra y un día se propuso atender a los turistas. Y así nació la tradición familiar de la hotelería”, contó Ricardo Goetze, quien junto a esposa mantuvo el hotel, que ahora lo manejan sus hijos.

La hostería familiar para turistas, llamada La Cabaña, nació en 1954. En sus inicios comenzaron a trabajar con tres habitaciones, que actualmente funcionan como Centro Cultural La Cabaña, de la Cooperativa Kossa Nostra, liderada por Marcelo Reinoso, sobrino de Hans Goetze. 

“En 1954 no había otros hoteles, sólo había pensiones, tiendas para brasileños con algunas habitaciones al lado. No había asalto, no había iluminación, había barro. Cada uno se la rebuscaba como podía”, recordó Ricardo en diálogo con El Territorio.

Con el paso del tiempo y la demanda, el hotel pasó a contar con una capacidad para recibir hasta 110 turistas. Desde sus inicios a mediados del siglo XX trabajó de manera ininterrumpida, hasta que la pandemia del coronavirus frenó la actividad por completo y tuvo que cerrar hasta hace algunos meses sus puertas.

“Nunca vivimos algo así. La pandemia fue algo inédito y nos costó muchísimo mantenernos. Hoy por hoy volvimos a trabajar y aún está difícil. Hasta la cuarentena, La Cabaña nunca había cerrado”, relató.

Goetze recordó que Iguazú era de difícil acceso y que cuando empezó no había nada: “El asfalto se hizo para que los pasajeros pudieran llegar al hotel Esturión, que es un hotel que se construyó durante el gobierno de facto y lo solicitó el emprendimiento. En ese entonces, se decidió que para que no quede sólo para el hotel se extendiera hasta el Hito de las Tres Fronteras en el año 70. Acá se solucionaban las cosas así, siempre había una necesidad y se tenía que hacer así”. 

El hotel comenzó a crecer y la ciudad a expandirse. Las habitaciones eran construidas por los propios integrantes de la familia y, luego del fallecimiento de su padre, Ricardo se encargó de la edificación. 

La Cabaña acompañó el crecimiento de la ciudad y vio cómo las instituciones fueron creándose, como el correo, el hospital, la intendencia de Parques Nacionales, la plaza San Martín, el cine Panambí y algunas bailantas, edificios que fueron construcciones encaradas por Parques para los pobladores de esos años.  La energía eléctrica y el agua potable las proveía Parques.

Donde ahora está el Imas funcionaba una planta de tratamiento que abastecía al hospital, la casa de los empleados y hasta Prefectura. “Mi padre conectó el agua potable hasta La Cabaña porque estábamos cerca, pero muchos no tenían esa posibilidad y  tenían que buscar el agua en tambores. La recolección de residuos se hacía en carros y se depositaba en un terreno acá cerca”, rememoró.

Puerto Iguazú llegó a tener cine. “Estaba donde ahora hay un supermercado, teníamos seguido circos y otras actividades, la ciudad fue creciendo sin ninguna planificación y después de un tiempo, con la llegada de más turistas fueron apareciendo otros negocios, restaurantes y actividades que eran necesarias”, explicó Goetze

“La ciudad fue creciendo. Nosotros también, pero se mantuvo la esencia de hostería familiar, ampliamos varios sectores, pero siempre dentro de lo que siempre fue tradicional para nosotros, vimos llegar todos los servicios, vimos la expansión de la ciudad, sufrimos cuando negocios que empezaban cerraban pero siempre luchamos para mantenernos y ahora es legado de mis hijos”, subrayó.

La última innovación que vio el hotel La Cabaña fue el reasfaltado en la zona que se concretó hace pocos días y la bicisenda, que está próxima a inaugurarse. La familia espera seguir manteniéndose en el tiempo con el emprendimiento que nunca fue planificado, pero que ha marcado una historia. 

 

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