Scialabba: “Lo peor fue que nadie nos decía nada”

domingo 22 de marzo de 2020 | 5:00hs.
En los últimos días trascendió el caso de un joven de 22 años que viajó en Buquebus desde la ciudad uruguaya de Colonia hasta el puerto de Buenos Aires, en un viaje de repatriación con más de 350 pasajeros argentinos, entre los que se encontraba una misionera.
Se trata de Alicia Scialabba, una médica pediatra de la localidad de Leandro N. Alem quien volvía -junto a su hija de 25 años- a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires luego de visitar a amigos del vecino país.
La profesional expresó en diálogo con El Territorio: “Casi cuando llegábamos empezamos a ver mucho movimiento y ahí nos enteramos de que un sujeto inconsciente de 22 años había confesado que era positivo de coronavirus”.
Consultada sobre si había visto al joven, dijo que sólo “de lejos” aunque sostuvo que se podrían haber infectado porque “también es por contacto y este muchacho venía con un grupo de amigos todos chacoteando, propio de los 20 años”. 
Y agregó que “menos mal que a último momento confesó que estaba enfermo”.
Además, recordó que casi al final del trayecto “vimos mucho movimiento en otro sector del barco y tiempo después nos enteramos de que este muchacho tenía el virus, hasta ese momento sólo habíamos visto que el barco estaba muy completo, la mayoría usaba barbijos”.
Según su relato, llegaron el jueves a las 19 a Buenos Aires, pero recién los dejaron bajar a las 3 de la mañana del Buquebus, “y eso fue lo peor porque nadie nos decía nada”. Posteriormente, fue llevada junto a su hija y al resto de los pasajeros y tripulantes al hotel Panamericano, aunque ya fueron liberados y ninguna presentaba síntomas. 
De todos modos, todos deberán cumplir con la cuarentena obligatoria en Buenos Aires y, en el caso de Scialabba, se hospedará en el departamento de su hija.
En cuanto a los controles realizados, indicó que les tomaron la temperatura y les hicieron completar una declaración jurada con datos personales, aunque manifestó su disconformidad respecto a la falta de información proporcionada durante su estadía en el Panamericano. 
En relación a los días de aislamiento, había dicho (antes de que se conociera la noticia de que los dejaban ir) que tenían una habitación para las dos y estaban muy bien, pero con mucha incertidumbre sobre la situación. 
“Nos traen la comida, preguntan si alguien necesita algún medicamento, si precisamos alguna otra cosa”, había comentado. 
La profesional aprovechó para enviar un mensaje a la comunidad diciendo que lo que le tocó vivir junto a su hija es “una cuestión casual, le puede tocar a cualquiera, aunque me parece que en Misiones o al menos en Alem se están tomando todos los recaudos”.