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A 88 años de la masacre de Oberá

Construir la memoria para aprender y prevenir

El 15 de marzo de 1936, colonos, encabezados por niños y mujeres, marcharon pacíficamente a Oberá para pedir mejores condiciones en la venta del tabaco, pero la respuesta de la Policía junto con algunos vecinos armados fue represión, muerte, violaciones y persecución. En la actualidad, libros, documentales, obras de teatro y murales dan cuenta de años de investigación, con esfuerzos individuales y colectivos para que la verdad se sepa, se asuma, se pueda sanar y horrores como este no se repitan.
domingo 03 de marzo de 2024 | 1:30hs.
Construir la memoria para aprender y prevenir
Construir la memoria para aprender y prevenir

La memoria de una comunidad se construye con el relato de cada uno de sus habitantes, con cada una de sus miradas, con cada uno de sus recuerdos. Sostener en el tiempo la historia popular es menester para que las próximas generaciones conozcan las decisiones, temores y batallas que tuvieron lugar allí donde hoy pisan sus pies. No sólo para aprender sobre el pasado, sino también para entender el presente.

La Masacre del 36, también conocida como Masacre de Oberá, representó uno de los hechos más trágicos de la cronología local.  Aquel fatídico 15 de marzo de 1936, en el lugar donde hoy se alza la plaza Malvinas Argentinas en la localidad de la zona Centro de Misiones, serían asesinados y heridos cientos de colonos que llegaban en pacífica huelga a reclamar sus derechos como trabajadores.

Cuentan los investigadores que recopilaron los relatos de esa época, que los productores de tabaco y yerba de los parajes y picadas cercanas, principalmente de Samambaya, se reunieron para marchar en pedido de mejores precios y trato para la producción. Sin embargo, y tal como lo titula el antropólogo Guillermo Castiglioni en su libro 'Pedimos pan y nos dieron balas', los colonos tuvieron un recibimiento violento.

Con una emboscada, policías y vecinos de la misma Oberá (muchos de ellos alentados por la amenaza repartida por las fuerzas de un saqueo a la ciudad) los esperaron armados para acabar con la protesta, pero también con sus vidas. No hubo contemplación alguna, hombres, mujeres y niños fueron atacados sin piedad y con la imposibilidad de defenderse.

El dato acerca de la cantidad de fallecidos y heridos es una incógnita aún hoy, ya que la persecución continuó por el monte y jamás se pudo estimar cuántos fueron ultimados entre los yerbales, cuántos perecieron perdidos o escondidos esperando algún momento para salir, y cuántos murieron desangrados, por miedo a asistir a un centro de salud.

Los recuerdos más crudos de aquel momento hablan de esa persecución posterior con las imágenes más crueles de la violencia: torturas, violaciones y cacería en el medio del monte misionero. La escritora Silvia Waskiewicz relata la crudeza del trato recibido por parte de los colonos en el libro 'La masacre de Oberá, 1936': "Aún hoy y sin que existan pruebas para trazar los límites entre historia y ficción, circula una versión que alude al hallazgo de una mujer muerta amamantando a su bebé. Asimismo, significativamente, ese hecho parece menos traumático que los referidos a delitos cometidos contra las mujeres".

Quedaría grabado a fuego así, para siempre, el capítulo más oscuro de la biografía de Oberá.

Al rescate de la historia

Por años y años, Oberá se hundió en la vergüenza y escondió esta parte de la historia. Contrario al espíritu de comunidad que aparentaba ostentar, el pueblo decidió callar y borrar de la memoria colectiva ese hecho, enmudeciendo también así a las víctimas.

Hoy, a casi 88 años del hecho, el silencio ya no es una opción. Con libros, obras de teatro, documentales, charlas y actos se busca transmitir (a nuevas y no tan nuevas generaciones) lo que ocurrió. 'Selva, noche, luna, pena en el yerbal', dice Ramón Ayala en una de sus tantas canciones en las que reivindica la lucha del mensú. Y así, con ese norte, historiadores, cineastas y artistas se unen en la cruzada para dejar asentado el relato.

La profesora y licenciada en Historia Severa Barrios es una de las investigadoras que decidió sacar el tema a la luz y contar qué se escondía detrás de tanto silencio. En su trabajo titulado ‘Crónica dolorosa de un pasado histórico’ explica los hechos del 36, pero también el contexto económico y social a nivel internacional, nacional y local que desencadenaron los acontecimientos.

Empero, el trabajo por mantener vivo el recuerdo no es sencillo y requiere de trabajo constante todos los días. La Junta de Estudios Históricos de Oberá hace una labor genuina para contar esta y otras efemérides que hacen a la vida y el pasado de la comunidad. La presidenta Mirtha Monge afirma la importancia de esta tarea "para que podamos crecer como comunidad".

Pero la historia está asociada erróneamente sólo a los libros, dejando de lado otras expresiones y formatos que hacen aún más rico el relato. Justamente, muchas veces, es el arte el primero en poner en el ojo público lo trascendental de un acontecimiento. Y fue lo que pasó con la Masacre de Oberá, puesto que fue el grupo de teatro de la Murga del Monte el primero que se animó a cortar con tantos años de quietud, enseñando (al público pero también a sus actores que lo desconocían) lo que había pasado aquel 15 de marzo.

Contar la historia se vuelve entonces menester para la transmisión en los años venideros y El Territorio también lo pudo hacer a través de sus páginas. Con crónicas de los periodistas de entonces, se narra la incertidumbre que generaba no saber qué había ocurrido, pero con la seguridad de que los colonos habían sido atacados de manera cruel y desalmada. "Los pobladores de Oberá que formaban en la manifestación habían sido tratados como en los tiempos de la Mazorca rosista. Se dice, por ejemplo, que no sólo la policía procedió en la forma que hemos venido señalando, sino que hasta se han llevado a cabo actos indecorosos con el pudor de algunas menores, hechos que habrían sido efectuados en plena comisaría local", escribían los periodistas del diario en aquel momento.

De la misma forma, el cine recreó la más cruda de las historias de la provincia. El director Gaston Gularte presentó en 2023, en Oberá en Cortos, su último trabajo denominado Basilicia, que cuenta la historia de la niña violada tras ser atacada en la emboscada a los colonos. También, el cineasta Luis Bernal fue autor de Quieta non movere, un documental que cuenta detalles de lo que pasó.

Cada anécdota, cada remembranza, es un granito de arena que ayuda a reconstruir el pasado. "Un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla", dijo el escritor Jorge Ruiz de Santayana y hoy, a 88 años de uno de los hechos más crudos de la historia de Misiones, la lucha por los derechos de los productores sigue más latente que nunca, con embates y destratos hacia los colonos, como si no se hubiese aprendido nada. Por ello, en las próximas páginas El Territorio muestra una pequeña parte de la gran labor que hacen historiadores y artistas para mantener viva la memoria. El agro misionero cargará el luto por siempre, pero el silencio no será una opción nunca más. 

 

Informe de domingo

La reivindicación de la lucha a través de la investigación y el relato

La historia de la Masacre de Oberá

El desafío y la labor constante de mantener latente la memoria de Oberá

El teatro comunitario y la épica de la recuperación de la historia

El Territorio contó los hechos de marzo de 1936

Relatar la lucha del sector agrario a través del rol de la mujer rural

Un documental que busca dar a conocer el evento trágico e histórico

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