Ni el ruego de su familia evitó la malicia

domingo 04 de febrero de 2024 | 6:03hs.

El episodio que se cobró la vida de Juan de la Cruz Rodríguez tuvo en vilo a toda la comunidad, ya que Basilio Bustamante se atrincheró por más de siete horas. Ni el ruego de sus familiares lo hizo entrar en razón y se resistió hasta la muerte.

Es que sabía que luego de disparar contra un colectivo urbano no tenía chances de esquivar la cárcel, un lugar que conocía bien y al cual no quería volver porque se había hecho de muchos enemigos, buscapleitos como era, lo que se potenciaba cuando tomaba.

Así que se refugió en la propiedad de su hermano con la escopeta recortada en mano. Enseguida la Policía rodeó la vivienda para evitar que el malviviente pueda escapar por los terrenos linderos.

Las horas pasaban y Bustamante no daba indicios de tener intenciones de entregarse. Era pasado el mediodía y se abatió una torrencial lluvia, circunstancia que aprovechó para trepar al techo y comprobó que realmente estaba rodeado por las autoridades.

Lejos de rendirse, efectuó un disparo y volvió a meterse en la casa. Minutos más tarde se asomó otra vez y apretó el gatillo, señal de que estaba descontrolado.

Tras los gritos y corridas, una tensa calma que se extendió por un par de horas. La Policía, además de rodear al delincuente, debía preservar la seguridad de la zona.

Apenas pasadas las 15, Bustamante volvió a colarse en el techo y disparó. Esta vez una bala hirió de muerte a Juan de la Cruz Rodríguez, que se desplomó en el patio de una casa vecina desde donde cubría a sus camaradas que buscaban acercarse al tirador.

El disparo le impactó en la cabeza y le costó la vida.

Lo que siguió fue una balacera que concluyó con Bustamante herido de un tiro en el abdomen, lo que horas más tarde derivó en su deceso en el Hospital Samic de Oberá.  

Su padre cayó en cumplimiento del deber y heredó su vocación

¿Que opinión tenés sobre esta nota?