La Dirección de Violencia, un espacio clave en la contención

La Dirección General de Violencia, dependiente de la Subsecretaria de relaciones con la Comunidad, constituye un espacio vital de asesoramiento de víctimas de violencia de género, aunque también asisten a niños e incluso hombres violentos con el fin de que no sigan sometiendo a otras víctimas.

Su directora general es Carolina Caspary y el edificio se encuentra en Sarmiento 1842, en el microcentro de Posadas, pero se trabaja con pacientes de toda la provincia, conectados directamente con la Línea 137, que en octubre cumple 10 años de intervenciones telefónicas y directas en casos de violencia.

“Las personas pueden acercarse a la dirección de asistencia, tanto en el turno mañana como en el turno tarde, trabajamos de 8 a 12 y de 15 a 19. En primera instancia se le recibe en una entrevista de admisión en el que está el equipo interdisciplinario, participan compañeras que son psicólogas, trabajadoras sociales y siempre están a disposición las abogadas”, señaló Daniela Hertter, una de las licenciadas en Trabajo Social.

La profesional detalló que el equipo interdisciplinario trabaja sobre el primer relato  de la víctima, tratando de aprovecharlo al máximo para acompañar y asesorar. Luego esa información se comparte internamente con la intención de que esa mujer no tenga que volver a revivir lo ocurrido, por lo menos en ese espacio.

Hertter contó que con la subsecretaría se articulan el ingreso a distintos programas de asistencia nacionales y provinciales. En este punto también se hace un relevamiento del contexto donde vive la víctima y las redes con las que cuenta, porque las gestiones de estos programas demandan meses.

La psicóloga Sofía Gerhardt, a su turno, añadió que también brindan tratamiento psicológico, “que es sumamente importante para las personas que han sufrido violencia”. 

Los usuarios llegan a la dirección por motu proprio luego de percibir que están sumidos en un contexto de violencia o a veces simplemente para cumplimentar una orden de la Justicia, sin tener mucha conciencia de ese círculo dañino.

Cuando hay una denuncia, el juez dispone la duración del tratamiento, aunque luego cada caso es analizado.

 “En terapia muchas veces nos pasa de empezar a trabajar desde lo que es psicoeducación, de qué es un vínculo sano, qué es violencia, que una persona te puede violentar no sólo físicamente, sino de manera económica o psicológica. Entonces la terapia es muy particular, caso por caso se va a ahondar en la problemática a trabajar”, puntualizó Gerhardt .

“En el análisis es sumamente importante empezar a trabajar en esta independencia, en recuperar su autonomía porque lo que hace la gente que ejerce violencia, va socavando su autoestima, sus recursos, la va invalidando y despojando de todo tipo de redes. Hay que empezar a construir algo, lo que se perdió o algo nuevo”. amplió.

Y en este contexto de vulnerabilidad, lo legal casi siempre forma parte de un mundo desconocido y las víctimas no tienen los recursos para pagar un abogado particular.

“Hacemos el asesoramiento, inclusive la Línea 137 cuenta con un abogado que puede averiguar cómo está el expediente o darle una información más precisa, teniendo en cuenta que por lo general al ser causas de violencia familiar o causas penales son reservadas para las partes”, relató la abogada Gabriel Gómez, descansando que de todas formas siempre hay buena predisposición por parte de los órganos y actores judiciales. 

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