La cefalea es también una de las principales consultas de los misioneros

“La siesta no recupera las horas de sueño que no se tienen de noche”

En el marco del Día del Cerebro, el neurólogo Christian Bortoluzzi dijo que los problemas para dormir son cada vez más comunes y dio pautas de cuidado
sábado 22 de julio de 2023 | 17:00hs.
“La siesta no recupera las horas de sueño que no se tienen de noche”
“La siesta no recupera las horas de sueño que no se tienen de noche”

Entre siete y ocho horas de sueño por noche es lo que recomiendan los especialistas para lograr un descanso reparador. Sin embargo, los hábitos de vida dan cuenta que cada vez la gente duerme menos tiempo y tiene problemas para dormir. En Misiones la tendencia se repite y es, claro, una de las principales consultas para el médico neurólogo Christian Bortoluzzi, especialista en medicina del sueño.

En el marco del Día del Cerebro que se conmemora hoy, el profesional que se desempeña en el Hospital Madariaga y en una clínica privada dio pautas para cuidar a “la computadora del cuerpo humano”.

 En diálogo con El Territorio rompió uno de los principales mitos que se tiene, más aún en Misiones donde la siesta es palabra sagrada.

“Se dice comúnmente que el sueño que no se tiene por la noche se recupera con una siesta. La respuesta es no, las horas de sueño perdidas en el tiempo nocturno no se recuperan. No es que yo me quedé dos días despierto y después al otro día voy a dormir y a recuperar eso”, señaló.

  ¿Pero hace bien dormir siesta?

Se sugiere hacer siestas, por ejemplo, a las personas que tienen doble turno laboral y van a estar hasta altas horas de la noche. Se recomiendan microsiestas de 20 o 30 minutos como máximo. ¿Por qué de 20 o 30 minutos? Porque después de ese tiempo es probable que entres en sueño REM, que es el sueño reparador y vas a empezar a sacar sustancia de desecho a la siesta y prolongar el estadio de vigilia a la noche. Te va a costar dormir mucho más en horario nocturno.

 Con 20 a 30 minutos de siesta evitás el insomnio nocturno, te levantas mucho más alerta y es más reparador.

 ¿Llegan a la consulta muchas personas con problemas de sueño?

 Sí, es una consulta muy frecuente dentro del consultorio del médico clínico y en mi caso también.

 El insomnio es la dificultad para conciliar o mantener el sueño en condiciones normales. Los seres humanos hemos disminuido nuestro ciclo de sueño por lo menos unas dos a tres horas desde el invento de la luz, lo que llamamos en medicina del sueño la etapa post Thomas Edison (inventor de la luz eléctrica). Después de la invención de la luz le empezamos a ganar tiempo al sueño y a dormir menos.

 Actualmente le quitamos a nuestro cuerpo cerca de cuatro o cinco horas, pero ya no sólo por el tema del foco, de la luz eléctrica, sino también por el uso de los smartphones, del televisor.

 Cambiaron los hábitos de vida…

 Sí, terminamos de trabajar la mayoría a las 7 u 8 de la noche, llegamos a nuestras casas, hacemos actividad física, comemos, nos ponemos a mirar el teléfono y eso le va quitando tiempo a nuestro sueño.

 ¿Y cómo impacta?

 Trae consecuencias gravísimas a nivel de la salud porque el sueño es un estadio de reparación del cuerpo y del cerebro. Durante el sueño sacamos todas las sustancias de desecho del cerebro producto de la degradación de las proteínas de todo lo que vamos haciendo durante el día. Entonces, cuando acortamos esos períodos el cerebro se queda con toda esa basura, ese desecho que se va acumulando y esto puede traer algunas alteraciones sobre todo psiquiátricas como mayor tendencia a la depresión, a la ansiedad y esto se va cronificando.

 ¿Hay un horario aconsejable para ir a dormir?

 El horario siempre es nocturno. Nosotros tenemos un ritmo circadiano, un reloj interno que nos marca cuándo es de día y cuándo es de noche a través de los receptores de melatonina en el ojo.

 Cuando el receptor de melatonina ve que el sol se esconde, se empieza a liberar esta hormona y ese es el horario en el que tenemos que ir a dormir.

 Lo ideal es cuando baja la luz del sol y cuando sale el sol despertarnos, ese es nuestro ritmo biológico habitual. Pero los humanos alteramos eso a través de la luz artificial.

 Con el foco eléctrico, con las pantallas le estamos mandando una señal al cerebro como si fuese de día. El cerebro registra esa luz como si fuese de día, no tiene la capacidad de discernir si del sol o la pantalla y eso provoca que cada vez tengamos un sueño más corto.

 ¿Qué estrategias da usted para que la persona pueda recuperar ese sueño que fue perdiendo?

 Lo que siempre tratamos de hacer es una higiene del sueño. Explicarle a las personas cómo funciona nuestro cerebro, cuáles son los horarios para ir a dormir, qué es lo que tenemos que evitar cerca de las horas de ir a acostarnos como el teléfono, la computadora, el televisor, tratar de evitar la actividad física después de las 18 porque liberas adrenalina y tarda como cinco o seis horas en irse del cuerpo.

 Evitar comidas copiosas durante la noche, en el domicilio evitar las luces led y cambiarlas por luces cálidas, a medida que va entrando la noche bajar las luces, ir disminuyendo el brillo de la casa. Esos hábitos van a generar que el cerebro vaya percibiendo cuándo es de noche y cuándo es de día y con eso va a mejorar mucho el sueño.

 Qué hábitos se deben seguir
 Cada 22 de julio se conmemora el Día Mundial del Cerebro para promover  hábitos saludables. En Argentina se registran entre 40.000 y 60.000 ACV por año, así como cerca de 18.000 muertes asociadas a esta enfermedad. Además, se estima que cerca de 340.000 personas en el país viven con secuelas de un ACV. “La fecha busca concientizar sobre las enfermedades neurológicas y sus discapacidades, que van en aumento”, explicó el médico neurólogo Christian Bortoluzzi.

 “Cerca de un 90% de los infartos cerebrales (ACV) y un 30% de la demencia y la epilepsia pueden ser prevenibles con hábitos saludables como hacer actividad física, social y académica a diario, cuidar los factores de riesgo vascular es muy importante para evitar infartos cerebrales y algunos tipos de demencia”, dijo y siguió: “Esto es controlarse la presión, el azúcar, llevar niveles de colesterol dentro de los parámetros normales, evitar el tabaco y el alcohol”.

 Respecto a las enfermedades más comunes del cerebro, detalló: “la cefalea primaria por hipotensión o migrañas es la consulta más habitual. Después vienen los ACV y la epilepsia idiopática o secundaria, el traumatismo de cráneo o algún defecto cerebral de nacimiento”.

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