El defensor zurdo tiene 22 años

Gonzalo Valdivia no bajó los brazos y se hace un lugar en el Calamar

Tras quedar libre en las inferiores de Banfield, el posadeño debutó hace dos meses en la máxima de Platense y, poco a poco, suma minutos en el equipo de Palermo
domingo 07 de mayo de 2023 | 6:05hs.
Gonzalo Valdivia no bajó los brazos  y se hace un lugar en el Calamar
Gonzalo Valdivia no bajó los brazos y se hace un lugar en el Calamar

“Valdivia, vení”, gritó Martín Palermo desde el banco de suplentes de Platense. Ese lunes por la noche, el del 13 de marzo pasado, quedará para siempre en la memoria del joven posadeño. En cancha de Vélez, el misionero cumplió un sueño: debutó en la Primera División del fútbol argentino.

El 1-1 entre el Calamar y el Fortín fue la excusa para que el defensor de 22 años ingrese al campo de juego del José Amalfitani y empiece a construir su camino. Poco a poco, Palermo le dio minutos y el de la tierra colorada respondió con buenas actuaciones.

“No lo podía creer. Había ido muchas veces al banco y estaba tranquilo, pero cuando Palermo dijo ‘Valdivia, vení’ se me puso la piel de gallina”, recordó el posadeño y contó que “cuando terminó el partido me arrodillé, miré al cielo y se lo dediqué a mi padrastro. Él fue muy importante para mí y hace un año que se murió”.

Es que para Valdivia el camino hacia la Primera no fue nada sencillo. A sus 17 años decidió irse a Buenos Aires a probar suerte, a perseguir ese sueño de jugar al fútbol y ser un profesional. Pero tuvo que superar varias vicisitudes para llegar a su meta inicial.

“Disfrutaba de jugar, pero no tenía la esperanza de hacerlo en Primera. Tenía 17 años y estaba en Posadas. Recién ahí me pude probar en Buenos Aires. Estuve en Banfield por tres años, pero por problemas de pases y convenios apenas pude jugar uno”, recordó.

“Cuando estaba bien me rompí los meniscos y después me agarró la pandemia. Mi familia no tenía plata para bancarme y fui a pedir al club para estar en la pensión. Estuve a prueba un mes y me dieron la pensión gratis”, contó el misionero sobre su paso por el Taladro.

Esos momentos difíciles hicieron que Valdivia se aferrara aún más a su sueño. La incertidumbre era grande, pensó en dejar todo y volver a Misiones, pero esa prueba en Banfield lo hizo volver a enfocarse en su meta.

Un tiempo después, y pese a buenas actuaciones, en el Taladro decidieron dejarlo libre, pero por suerte para el misionero apareció la chance de mudarse a Vicente López: “A través de un amigo salió la posibilidad de ir a Platense. Hablé con un dirigente y estuve a prueba un par de semanas”.

“Me quedaba en lo de una tía que vive en Florencio Varela y tenía cuatro horas de viaje hasta el entrenamiento. Estuve un par de semanas así, fue duro, pero quedé en la cuarta. Jugué un par de partidos y me subieron a Reserva”, agregó.

Ese ascenso rápido le permitió mostrarse. La Reserva fue la vidriera perfecta y la llegada de Martín Palermo una clave para, primero, entrenar con Primera y luego ser tenido en cuenta para el plantel profesional.

En el Calamar encontró su puesto, mejor dicho le encontraron su puesto. “Cuando llegué a Banfield jugaba de media punta y en Platense me pusieron de marcador de punta. Aprendí a marcar y me ayudó, porque si jugás en una sola posición tenés menos posibilidades”, reflexionó el misionero.

“Tuve un buen año en Reserva y Omar De Felippe me subió a Primera. Fui varias veces al banco y con la llegada de Martín Palermo pude jugar en Primera”, se emocionó.

“A veces la gente piensa que es fácil llegar. Con todo lo que me pasó me hice fuerte de la cabeza”, analizó y confesó: “Cuando debuté me sentía tranquilo y dije ‘lo logré’. Sentí que me saqué una mochila pesada de muchas cosas y ahora voy a tener un plus”.

A partir de ese primer partido en cancha de Vélez, el misionero sumó más minutos y el pasado miércoles se vistió de asistidor para habilitar a Mauro Quiroga, quien definió el pleito ante Defensores de Belgrano por los 32avos de final de la Copa Argentina. 

 

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