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El tejo, el tuli y otros juegos que no pasan de moda

Vínculos y aprendizaje en la primera infancia

El aula satélite de Colonia Liso, en San Pedro, es un ejemplo de cómo los juegos tradicionales son aliados pedagógicos
domingo 16 de abril de 2023 | 6:05hs.
Vínculos y aprendizaje en la primera infancia
Vínculos y aprendizaje en la primera infancia

La palabra ‘jugar’ es sinónimo de magia entre los más pequeños, en especial aquellos niños y niñas de la zona rural, donde poco tiempo sobra para ponerse a jugar. Por ello, espacios como la escuela se tornan el lugar de aprendizaje, contención y diversión a través del juego. El tuli, el huevo podrido, el baile de la escoba, el juego de la silla, el tejo, se practican en el recreo o como herramienta pedagógica en el nivel inicial del aula satélite de Colonia Liso, en San Pedro, por ejemplo.

En la primera infancia y con más razón en el Nivel Inicial, los juegos son de gran valor por sus innumerables beneficios en el desenvolvimiento del niño o niña, por lo que la docente de Romina Bogado, a cargo de 18 alumnos entre sala de 4 y 5 años, busca sacar el mayor provecho del juego.

El aula satélite de Colonia Liso pertenece a la escuela 700 de Colonia Siete Estrellas y funciona a unos 10 kilómetros de la zona urbana, sobre ruta provincial 27. Se trata de una escuela rural donde el espacio y los recursos son acotados, y el alumnado presenta otras necesidades, ya que sus realidades son muy diferentes a la de un niño de la zona urbana.

En muchas ocasiones se trata de familias numerosas, los padres dedican la mayor cantidad del tiempo a trabajar la tierra para subsistir, por ende les queda poco tiempo para jugar o transmitir los juegos que conocen a sus hijos.

En ese contexto, el rol de la escuela y su manera de encarar la educación juegan un rol preponderante en el desenvolvimiento de los menores, para quienes resulta una necesidad jugar con sus pares.

En este caso, la docente se apoya en el ingenio para adaptar, sin perder la esencia, juegos tradicionales que son diariamente practicados en el aula o el patio.

“Para seguir con la herencia de los juegos tradicionales les vamos adaptando para trabajar varios temas, por ejemplo que los niños aprendan a demostrar e identificar cada emoción, les enseño cómo se siente cada emoción y para eso jugamos al juego de la silla”, indicó Bogado.

En este caso, la maestra coloca en cada silla un dibujo que representa una emoción, cuando los niños se sientan, se fijan qué emoción le tocó y deben interpretarla con gestos. “Es muy interesante cómo ellos aprenden a reconocer y regular esas emociones”, destacó la docente, al tiempo que agregó: “También jugamos a la ronda, al tuli, adivinanzas, Simón dice, el huevo podrido, la rayuela; son todos juegos que le adaptamos a las propuestas pedagógicas que traemos al nivel inicial”.

A veces son los mismos niños quienes van reinventando los juegos dando cuenta de su creatividad, así como también se pone de manifiesto que los ayuda en la socialización con sus pares.

Según la docente, el jugar genera en los niños motivación para ir a la escuela. “Los padres nos cuentan que los niños no quieren faltar, quieren venir a la escuela porque tenemos actividades atractivas y no por jugar dejan de aprender, todo lo contrario, demuestran mayor interés por hacer sus tareas. Estoy convencida de que una de las mejores maneras de aprender es jugando”, concluyó Bogado.

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