En septiembre de 2016 terminó el tratamiento

Le prometió a su nieta que se iba a curar y lo logró

Amanda Spengler (75) fue diagnosticada con cáncer de mama en 2015 y se curó luego de cirugía, quimio y radioterapia
domingo 09 de abril de 2023 | 6:05hs.
Le prometió a su nieta 	que se iba a curar y lo logró
Le prometió a su nieta que se iba a curar y lo logró

Todo marchaba bien en la vida de Amanda Spengler (75) hasta que un día sintió una malformación a la altura del pecho. Lejos de imaginar aquel tan temido diagnóstico, por precaución adelantó la fecha del turno con su ginecóloga y viajó sola de 25 de Mayo a Oberá.

Al llegar allí, luego de hacer los chequeos le informaron que tenía cáncer de mama. Los proyectos, el viaje en el crucero, el taller de cocina infantil y un montón de sueños se desmoronaron en una milésima de segundo. Aún sin saberlo, comenzaba un largo camino de tratamientos y consultas médicas y que en septiembre de 2016 culminaría con la última radioterapia.

“Allí comenzó el trajín, todo parecía muy lento, hasta que al fin el 24 de noviembre de 2015 me operaron. Todo salió bien y reiteradas veces escuché de todos una palabra que es fundamental para superarlo, ‘cuidate’, y me cuidé. Rodeada siempre del cariño de mi familia, y aún así muchas veces me sentí sola o incomprendida ante cualquier inconveniente, como cuando se me tapó el drenaje y tuve que concurrir al médico”, relató Amanda.

En el transcurso, entre quimioterapias y estudios con nombres desconocidos para la vida cotidiana, Amanda tuvo que aceptar que tenía cáncer. En una de esas noches, en las que se levantaba por el insomnio y la incertidumbre de ese nuevo mundo que se llenó de nuevos vínculos y compañeras de lucha, su nieta le preguntó por la enfermedad y la hizo aceptar su condición para dar pelea.

“Me preguntó si tenía cáncer y por primera vez respondí que sí. Hasta entonces había evitado nombrar esa palabra. La segunda pregunta era si me iba a morir, a lo que respondí que no. No podía fallarle a esa pequeña, así que me aferré a esa promesa, luché y no me rendí”.

Todo parecía acelerarse y por momentos Amanda sentía que tenía que dejar todo listo. Siempre acompañada por sus afectos, durante las quimioterapia conoció a mucha gente. “Había gente muy mal, sola y en condiciones peores. Ahí me di cuenta de que yo no estaba enferma, tenía cáncer. Había mucha gente enferma y yo tenía un esposo que me acompañaba, podía comprarme los remedios y salir de compras si quería distraerme, pero muchos no tenían esa posibilidad”.

Hubo días más duros, otros en los que la esperanza, las actividades diarias y la fe en Dios la ayudaron a seguir. Pudo mantener una distancia con personas negativas y siguiendo al pie de la letra la palabra de los médicos, un día recibió la noticia de que no tenía más cáncer.

El 3 de septiembre de 2016 la turbulencia que llegó a su vida como un torbellino se había apaciguado. “Volví a mi casa y mis nietas festejaron revoleando mi sombrero al aire. Aún quedan sombreros y pañuelos de recuerdo, pero me curé”.

Hoy, ya fuera de peligro, según los médicos, disfruta de cocinar, escribir y sobre todo, pasar tiempo con sus familiares.

Cáncer, cuando el diagnóstico precoz salva vidas Procesan 40 muestras al mes por cáncer hereditario El acompañamiento terapéutico y afectivo es vital en el tratamiento De niño derrotó a un extraño tipo de cáncer, hoy sueña con ser médico De la incertidumbre al milagro de ser madre La fortaleza de Eugenia para seguir adelante “Peleó la buena batalla y nos dejó eso de legado”

Temas de esta nota
¿Que opinión tenés sobre esta nota?