La psicóloga Giménez Arrausi trabaja sobre el abordaje de la enfermedad

El acompañamiento terapéutico y afectivo es vital en el tratamiento

La especialista reflexionó sobre cómo influye la personalidad y el entorno ante el diagnóstico. La importancia de poder hablar y expresar todo lo que se siente
domingo 09 de abril de 2023 | 6:05hs.
El acompañamiento terapéutico y afectivo es vital en el tratamiento
El acompañamiento terapéutico y afectivo es vital en el tratamiento

La psicóloga Liliana Giménez Arrausi trabaja con personas que padecen enfermedades graves, por eso conoce el impacto que puede generar el diagnóstico de cáncer. Es autora del libro Patologías Orgánicas Graves. Enfoque y Abordaje Psicoanalítico, en el que aborda no sólo el cáncer sino todas las enfermedades severas que afectan a las personas y las herramientas que se pueden usar para transitar de la mejor manera esa etapa de la vida.

El Territorio dialogó con Giménez Arrausi, que puso el acento en “la importancia del ambiente en el que vive la persona que recibió un diagnóstico de cáncer, porque el acompañamiento terapéutico y la contención de la familia o de amigos es fundamental en ese momento en que en general los pacientes manifiestan mucha angustia”.

La profesional, que también forma parte de la Asociación Psicoanalítica Argentina, explicó que si bien cada persona es única y no todos los cánceres son iguales y tampoco afectan de la misma manera a todos los organismos, en general hay un combo de emociones que suele sentir una persona a la que le avisan que tiene cáncer.

En ese cóctel de emociones, la psicóloga nombró “la tristeza es lo que más predomina, pero también hay bronca, pena, amor, dolor, optimismo, desesperación, ganas de superar la enfermedad y también ganas de no hacer nada. Todas son emociones contrapuestas y muy intensas que pueden estar más o menos presente. Por eso el entorno que convive con esta persona puede verlo por momentos más optimista y en otros más pesimista”.

En ese punto, Giménez Arrausi explicó que el mejor acompañamiento que puede recibir esa persona es el del respeto a lo que está viviendo. Porque puede ser que tenga ganas de llorar, que se ponga más irritable, que busque aislarse, que esté enojado con la vida y eso le hará tener ciertas conductas que el entorno -llámese familia, amigos, compañeros de trabajo- tienen que entender para poder ayudar desde el respeto”.

Para dar ejemplos de lo que significa acompañar desde el respeto, la entrevistada dijo que “los familiares o amigos no se tienen que enojar si lo ven llorando, tienen que entender que si está irritable es porque está atravesando un momento de altísimo estrés. No pueden exigirle que se sienta bien y que sólo tenga pensamientos positivos. Tienen que aprender a bancar la angustia del otro. Acompañar tanto como para secar lágrimas como para guardar silencio cuando ese otro no tenga ganas de hablar. Todo un desafío no sólo para la persona enferma sino para el entorno que la rodea”.

Según relató, es común que las personas en ese momento digan “apenas me despierto me acuerdo que tengo que hacerme quimioterapia y que me puedo morir y eso es también lo último que pienso antes de dormir. Por eso trato de dormirme para no pensar, porque me angustia”.

En este punto dijo que “es sumamente necesario habilitar un espacio de terapia donde el individuo pueda hablar de ese miedo y de esa angustia”.

Una palabra con mucha carga
Seguidamente, la psicóloga señaló que “la palabra cáncer lleva consigo el fantasma de la muerte. Es una palabra con mucha carga e historia negativa. La gente también se muere por otros motivos, sin embargo esta enfermedad en particular tiene esa connotación de asociación con la muerte, y es justamente ese el tema a trabajar en todos los abordajes terapéuticos para ayudar a la persona que lo padece”.

En ese sentido advirtió que “si bien muchas personas mueren de cáncer, no todos los tipos de cáncer llevan a que la persona muera de eso. Actualmente hay muchas posibilidades de tratamientos y está inclusive en estudio una vacuna que fue noticia en estos días”.

Cada caso es único
La profesional también destacó que no todos los cánceres son iguales, algunos tienen altas posibilidades de cura, otros avanzan hacia una meseta y luego de ahí no pasan, otros son altamente agresivos. Es decir, en materia de cáncer hay un universo muy variado de formas de esta enfermedad, de su afectación a la salud de las personas y su tratamiento.

“También la edad de la persona diagnosticada es un factor clave. No es lo mismo cuando esto sucede en un niño a que cuando pasa en la vida adulta o en un adulto mayor. En el caso de un niño, el diagnóstico lo reciben los padres y ese pequeño recibirá el tratamiento y la contención que le puedan brindar sus padres adultos”, destacó.

Luego comentó que “cuando este diagnóstico lo recibe una persona que está entre los 20 y 50 años, en plena capacidad laboral y de desarrollo personal, produce un impacto enorme porque de repente ese individuo toma contacto directo con la posibilidad de muerte, que si bien es algo que sabemos que nos va a ocurrir, cuando su presencia la vemos cercana puede provocar una crisis fuerte”.

Es la gente que suele decir “ya no puedo proyectar a largo plazo porque siento cercana a la muerte". O también puede adoptar la decisión de decir "ahora voy a vivir haciendo lo que me gusta porque tengo poco tiempo y lo voy a aprovechar. Esta actitud frente al diagnóstico depende de la estructura de personalidad de cada persona y del entorno que la rodea”.

En ese sentido la profesional indicó: “Aunque suene raro, hay personas adultas que después del sacudón del diagnóstico empiezan a organizar su partida. Ordenan sus cuestiones familiares. Si estaban distanciados de alguien buscan acercarse. Dejan todos los papeles en regla e incluso dan ánimo a sus familiares diciendo que están agradecidos por la vida que tuvieron y que quieren partir en paz”.

Desde su mirada, otra cuestión a tener en cuenta es “que no es lo mismo recibir este diagnóstico cuando la enfermedad recién está empezando que cuando ya está en su fase más avanzada, por eso siempre es importante hacer los chequeos médicos para prevenir algunos tipos de cáncer que tomados a tiempo son fácilmente anulados”.

 

La clave del estado anímico

La psicóloga Liliana Giménez Arrausi explicó que “el estado de ánimo de una persona influye en cualquier tratamiento médico y más aún frente al diagnóstico de una enfermedad, porque de alguna manera genera una conexión entre sus pensamientos y la forma en que reacciona su cuerpo”. Seguidamente dijo que hay personas que cuando reciben un diagnóstico de cáncer dicen “yo a esto le voy a dar batalla y no me va a vencer. Y otros que de entrada tiran la toalla. Esto está relacionado con la estructura de personalidad de cada individuo, con su edad, con el ambiente en el que viva y con su historia. Son muchas las variables que determinan que ante una misma enfermedad, una persona reaccione de una manera y otra persona lo haga de un modo distinto. Ni mejor. Ni peor. Simplemente diferente porque cada ser es único”. Finalmente, sostuvo: “En general las personas que quieren dar batalla van a usar todas las herramientas que tengan a mano para hacerlo y sin tener estudios estadísticos a mano pero teniendo en cuenta lo que veo en el trabajo diario, son las personas que tienen más chances de superar la enfermedad o extender el tiempo de vida”.

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