Dos artesanos del estilo en el oeste posadeño

Un trabajo en el que no sólo es necesario saber cortar el cabello

Pedro y Lucas González son padre e hijo. El más joven heredó la pasión por la peluquería y la perfeccionó. Secretos que les permitieron perdurar en el oficio
domingo 15 de enero de 2023 | 6:05hs.
Un trabajo en el que no sólo es necesario saber cortar el cabello
Un trabajo en el que no sólo es necesario saber cortar el cabello

Pedro y Lucas González, padre e hijo, son dos marcas ya registradas en el Oeste posadeño. Paradójicamente cortan el pelo en Villa Cabello, una de los mayores barrios de la capital misionera que se gestó con la venta de cabelleras a fábricas de hacer pelucas. Pero la historia de ambos nada tiene que ver con eso y comenzó en Eldorado, donde un joven Pedro González (60) decidió volcarse de lleno a la peluquería. Eran los años 80, tiempo de frondosas cabelleras, jeans rotos, zapatillas y mucho color cuando decidió migrar a Buenos Aires para estudiar lo que tanto quería. El norte estaba claro y el sueño de a poco se hacía realidad.

“Allá estudié, fui con esa meta exclusiva y así empecé en la peluquería, me formé en la parte básica y después fui escalando a nivel profesional hasta lograr la meta que deseaba”, contó a El Territorio.

En la Capital Federal se formó con grandes maestros como Oscar Colombo y Coty de Moreno que le abrieron la cabeza sobre el oficio. Allí entendió que no se trataba solo de cortar el pelo sino que había algo más.

“La peluquería es un conjunto de cosas que hace que uno sea un buen peluquero, para convertir esto en un éxito no solamente es necesario saber cortar el cabello sino que hay que hay que ir conjugando elementos para convertirlo en éxito, y eso fue lo que pasó”, reflexionó.

Más allá de las técnicas, entiende a este trabajo como un lugar donde la gente va también a relajarse y descargarse. De allí el dicho que sostiene que muchas veces los peluqueros ofician de psicólogos de sus clientes, por eso resaltó la importancia de siempre ser empático.

Adquirir las habilidades necesarias en Buenos Aires le demandó tres años, pero la meta siempre fue volver a la tierra colorada. “Amo Misiones, quiero estar y laburar acá y logré lo que quise”, dijo.

Pero para conseguir el local propio debió superar otros escollos junto a su familia. Cuando retornó a su Eldorado natal, con ideas modernas e innovadoras, enseguida lo hicieron sentir desencajado y la situación económica del país lo volcaron hacia Posadas donde primero trabajó con otros peluqueros y desde 1992 se instaló en Villa Cabello, actualmente sobre avenida López y Planes 7015. “Ya son 23 años en este lugar”, señaló orgulloso por lo logrado en su salón Bellas Artes.

Pero en ese devenir de la vida uno de sus hijos siguió sus pasos. Era casi imposible que no lo hiciera si se crió entre secadores, tijeras y hasta durmió en el lavacabezas cuando era un niño.

Aunque el click para Lucas llegó en la adolescencia. “Hay determinada edad donde uno decide qué va a hacer cuando sea grande. Así fue que a los 15 años decidí estudiar peluquería y que me iba a dedicar cuatro o cinco años a capacitarme como corresponde para insertarme en este mundo”, contó el joven.

Si bien las técnicas ya las tenía casi heredadas, decidió pasar por academias y actualmente desde hace 15 años que está al lado de su padre, comparten local y abarcan a todos los públicos, pero el más joven del clan se perfeccionó en corte para hombres y barbería. Además, en el último tiempo también empezó a enseñar a otros que quieren aprender el oficio.

“Nunca dejas de tomar cursos y eso hace que entre mi papá y yo abarquemos un gran grupo de público que buscan todos los estilos, podemos atender desde un señor de 90 años que busca un corte clásico, como un niño de 2 años quiere que le cortemos con una forma de rayo en la cabeza”, explicó el muchacho de 32 años que además en sus tiempos libres tiene una banda de thrash metal.

En cierto punto, ese lado artístico que todo buen profesional del cabello tiene también se nota en el local, con ambientación ochentosa que incluso se advierte en la estética de ambos, con abundantes cabelleras, o “melenudos”, como el padre se auto definió.

“Se dice siempre que esto es un legado pero el legado significa legar un bien material y en este caso no es así, va a depender del legatario si acepta o no y necesita condiciones para eso, predisposición como en todas las profesiones. Pero a él si le gusta la peluquería y por lo tanto tiene todo el apoyo nuestro en forma incondicional en todo lo que necesita para que avance, hoy ya está en un nivel muy importante porque trabaja y da clases formando personas, ya tiene un número importante de barberos y peluqueros que él formó y capacitó”, conceptualizó el hombre sobre el oficio heredado a su hijo.

“Para mí trabajar con papá es una linda experiencia, nos llevamos muy bien y los clientes incluso nos dicen ‘qué lindo es poder trabajar padre-hijo’ y eso es algo que nos toca vivir de cerca”, señaló. 

 

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