K-pop: una tendencia en auge que busca romper moldes y desigualdades

Que el K-pop es un fenómeno de éxito mundial está más que constatado. Los grupos de pop coreano (que comenzaron a surgir desde 1995), con sus máximos exponentes conocidos como idols, han roto sus fronteras y triunfan alrededor del globo, especialmente entre los jóvenes. La influencia y el auge de esta cultura se expandió  de la mano de las redes sociales y la Tierra Colorada no está exenta de este gran fenómeno mundial.

En Misiones, muchos jóvenes simpatizan y son seguidores de esta cultura. Desde escuchar la música hasta “lookearse” como ellos, los centennials comparten códigos universales y hacen eco de la moda y los ideales que transmite esta tendencia.

La moda sin géneros -de manera que todos puedan vestirse y sentirse a gusto con la ropa que eligen-; la impronta del respeto hacia el otro y lo que nos rodea como filosofía de vida; el amor en gestos y símbolos universales (que trascienden y se interpretan más allá del idioma); y la tecnología como una herramienta para construir y conectar; son algunos de los pilares bases de las nuevas formas de intercambio y sociabilidad entre los seguidores del kpop.

“Empatizamos con esta cultura porque nos representa. En los encuentros o eventos que se realizan nos sentimos en comunidad. El Kpop nos hace sentirnos parte de algo, nos identificamos con lo que transmite. Las canciones, los dramas (novelas coreanas) y todo los que represente a esta cultura habla del amor, del ánimo, de la aceptación y el empuje”, resumió Ginna Caruso (26) que junto a su hermano Renzo Caruso (19), Luz Vega (19), y Lis  Sánchez (25) integran el grupo Best Of Us (BOU), de kpop en Posadas.

“El grupo lleva por nombre ‘Lo mejor de nosotros’, y es justamente lo que buscamos mostrar al resto y lo que  sentimos que significa el kpop”, agregó Renzo en diálogo con El Territorio.

En Posadas, en un primer momento, los jóvenes seguidores del género se reunían en el Parque Paraguayo, la plazoleta del monumento al Papa y otros puntos específicos para compartir picnics y encuentros entre fanáticos.

Con el tiempo, además de estos espacios, la movida también fue ganando terreno en eventos y concursos relacionados con la cultura asiática, codeándose con encuentros ánime y varios similares como el Ichi Ni San Fest, y otros varios.

Disciplina integral

Además de los ideales de igualdad y respeto, el k-pop no sólo se destaca por las canciones en un idioma completamente diferente para los latinoamericanos sino que sus coreografías enégicas -casi imposibles de replicar- y la apuesta en escena representada en cada show le agregan una cuota extra de fabulosidad al género.

Los Idols comienzan su carrera artística desde muy pequeños y debutan a nivel internacional siendo muy jóvenes, entre los 15 y 16 años. La formación requiere de mucha disciplina y esfuerzo: “Un artista debe saber cantar, bailar, actuar, verse bien y más. Es un género muy completo, buscan la excelencia”, explicó Luz haciendo referencia a que los grupos locales  intentan copiar y recrear las performance que van desde los pasos coreográficos hasta el vestuario y maquillaje y así compiten en torneos y eventos locales. Como grupo -y también como solistas- los jóvenes de Bou han ganado varios torneos en Misiones (Posadas y Oberá) y a lo largo de estos años se han ido consolidando como referentes del género en la región. 

“El peinado, los gestos, la manera de bailar, el maquillaje; todo debe salir practicamente igual para que una performance sea bien aceptada. Es todo un desafío recrearlas pero a la vez nos impulsa a seguir aprendiendo y sacando lo mejor de nosotros”, destacó Ginna al tiempo que comentó que algunas presentaciones las realizan en grupo y otras de manera solista.

Además, BOU tiene una integrante de Córdoba. La joven participa de los ensayos de manera virtual y -días antes de la presentación oficial viaja a Misiones. “Es lo bueno de la influencia tecnológica y de cómo utilizamos las herramientas que están a nuestro alcance”, acotaron los jóvenes, nativos digitales.

Apropiándose de nuevas prácticas y defendiendo un mundo sin etiquetas, los jóvenes de hoy aprovechan los recursos a su alcance para proyectar y promover un mundo más igualitario.  

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