El abordaje debe ser familiar, afirman

Niños obesos terminan con diabetes e hipertensión

Observan chicos de 2 años con obesidad o sobrepeso y en la entrada a la adolescencia desarrollan otras enfermedades
domingo 13 de junio de 2021 | 6:04hs.
“El niño aprende copiando, por eso la familia debe tener hábitos saludables”.
“El niño aprende copiando, por eso la familia debe tener hábitos saludables”.

Nada más difícil que romper un hábito. Pero se puede aunque parezca imposible. Y más si los involucrados están en las primeras etapas de la vida.

Es que la obesidad no sólo afecta a adultos, también golpea en poblaciones cada vez más jóvenes. Un consenso entre especialistas la califica como la epidemia del Siglo XXI y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2016 había más de 340 millones de niños y adolescentes con sobrepeso u obesidad.

En Argentina, el 40% de la población pediátrica está con más peso del adecuado a su edad. Misiones no escapa a esa realidad que se potenció por la pandemia de Covid-19.

En la provincia, la médica pediatra especialista en nutrición infantil, Andrea Escalante Marassi, explicó que para clasificar la obesidad infantil se utiliza el índice de masa corporal que es la relación entre el peso del paciente y su estatura para la edad que tiene.

En una entrevista con El Territorio, la profesional que se desempeña en el Hospital Pediátrico Doctor Fernando Barreyro y en centros de salud privados, sostuvo que “la pandemia agravó todo”.

Afirmó que hay factores que dispararon la ganancia de peso en los chicos. “Ya venía en aumento la obesidad infantil y la pandemia complicó esta situación por varias cuestiones. Una es la ansiedad que generó a nivel familiar, otra es el encierro, la falta de ejercicio y mayor exceso en el uso de pantallas”, detalló.

Miedo
En esa línea, enumeró complicaciones de salud a las que lleva el sobrepeso u obesidad. Incluso alertó que esto antes no se veía en niños tan chicos, hoy sí es común.

“El miedo que tenemos los pediatras con la obesidad infantil es que las complicaciones llevan a la diabetes tipo II con insulino resistencia, síndrome metabólico, síndrome de apnea obstructiva del sueño, dislipemia (alto colesterol o triglicéridos) e hipertensión”, comentó y continuó: “Antes había niños obesos y en la adultez recién se veían estas patologías, pero ahora como la obesidad empieza temprano, llegan a la adolescencia con estas patologías”.

Para la especialista, lo que ve en la consulta es alarmante. “Desde los 2 años en adelante se ven niños con obesidad y complicaciones como la diabetes tipo II (niveles de glucosa o azúcar en la sangre altos) estoy viendo desde los 10 años”, precisó.

Los hábitos alimenticios condicionan el aporte energético del paciente y la obesidad es producto de la ganancia de peso por exceso de aporte energético. Sin embargo, en Misiones también influye lo cultural, comidas como el reviro, torta frita, sopa paraguaya o chipa son habituales en la dieta familiar.

Por ese motivo, “la mejor herramienta que tenemos los pediatras en cuanto a la obesidad es prevenirla, porque cuando se instala es difícil y engorroso cambiar los hábitos de las familias”.

En ese punto, explicó cómo es el tratamiento con un niño obeso, que no se direcciona sólo al pequeño, sino que compromete a todo el clan. “El tratamiento está dirigido a las familias, porque los chicos van copiando el modelo de los padres. Y se trata siempre de educar en hábitos saludables para cambiar la forma de alimentación y aumentar el gasto energético a través de la actividad física o del movimiento libre, como por ejemplo ir a la plaza a jugar”, sostuvo. Así, a diferencia de los adultos, donde se puede llegar a la cirugía o fármacos, en los pequeños se prioriza cambiar conductas.

Y aclaró cómo impacta en el niño tener padres con sobrepeso u obesidad. “Los hijos de padres obesos tienen tres veces más riesgo de presentar obesidad que los niños que no tienen padres obesos. Las causas de obesidad son multifactoriales y los genes tienen gran importancia, pero además de los genes lo otro a tener en cuenta es el ambiente familiar donde se educa el chico. Es como aprender a cepillarse los dientes, el chico va aprendiendo desde niño. Entonces, si nosotros queremos educar en hábitos saludables, el niño aprende copiando, por eso la familia debe tener hábitos saludables. Si la familia no los tiene, el chico va a ser una potencial persona obesa”, afirmó.

La profesional, que se especializó en el Hospital Garrahan, comparó lo que vio en la Capital Federal con lo que encuentra en Misiones.

“Veo que cada vez que pasa el tiempo se observan más las consecuencias del sedentarismo en la población, algo que se transmite directamente a los niños. También hay aumento del consumo de comida rápida, grasas saturadas y aumento de la exposición a la tecnología. Esto sucede en Buenos Aires como acá. Porque la problemática es a nivel mundial. En cuanto a los hábitos alimentarios sí se puede observar más en Misiones la alta ingesta de carbohidratos por la comida típica de acá”, precisó.

Por último, dijo que “el abordaje debe ser multidisciplinario, es muy importante acompañar con actividad física al tratamiento de educación en hábitos saludables, pero también es importante que forme parte un psicólogo, porque los cambios en el estilo de vida requieren un compromiso por parte de la familia para querer cambiar”.

“Por eso una parte fundamental es lo conductual y la psicoeducación”, finalizó.

 

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