Bajó 63 kilos pero reconoció que es una lucha que se da día a día

“Me di cuenta de que no podía seguir estando así por mi trabajo y mi salud”

Cuando Agustín Ramírez (34) se dio cuenta de que la obesidad le estaba sacando calidad de vida ya pesaba 170 kilos. En 2019 fue sometido a una cirugía bariátrica
domingo 13 de junio de 2021 | 6:04hs.
Agustín cambió completamente sus hábitos alimenticios. Foto: Marcelo Rodríguez
 Foto: NG
Agustín cambió completamente sus hábitos alimenticios. Foto: Marcelo Rodríguez Foto: NG

La lucha de Agustín Ramírez (34) contra la obesidad es constante, una nueva batalla que espera ganar todos los días. En su teléfono celular guarda las fotos de cuando pesaba 170 kilos como un recordatorio de lo que no quiere volver a ser, de lo que ya no aceptará que le pase de nuevo.

Con 63 kilos perdidos, el locutor nacional atraviesa una obesidad clase 1 pero llegó a tener obesidad mórbida, la forma más grave de la enfermedad, que le trajo aparejado diabetes del tipo 2 e hipertensión arterial con apenas 30 años.

Hace dos años y medio se sometió a una cirugía bariátrica (ver Qué es…) en el Hospital Ramón Madariaga, y continúa en tratamiento con un equipo interdisciplinario de profesionales: médico clínico, psicóloga y nutricionista.

En esto no existen recetas mágicas, aseguró Agustín a El Territorio; el éxito está en un cambio de hábitos en la alimentación y en mantenerse en movimiento.

“Soy locutor nacional y lastimosamente es una realidad que la imagen vende muchísimo. Antes no tenía eso en cuenta, cuando me recibí de la carrera era obeso pero no tanto y al toque empecé a recibir trabajo. Después me relajé y empecé a engordar mucho más y llegó un momento que mirando las fotos, me di cuenta de que no podía permitir seguir estando de esa forma, por mi trabajo y mi salud”, relató.

Fue así que acompañado de una amiga acudió a una de las reuniones sobre obesidad que antes de la pandemia se hacían de manera presencial una vez al mes en el Madariaga. Empezó su tratamiento y ayudado de los profesionales bajó 38 kilos antes de ser sometido a la cirugía, lo que ocurrió efectivamente el 17 de diciembre de 2019.

“Soy amante del tereré y no del mate, antes tomaba todos los días tereré de gaseosa. Hace tres años que no tomo gaseosa, pero no porque me va a engordar, sino porque tomé conciencia de lo mal que me hacía. Era también adicto a la mayonesa. Le ponía a todo, ahora la como cada tanto cuando hay un asado con la familia en una ensalada rusa, no es como antes que compraba de a kilo y me duraba un mes”, compartió sobre sus antiguas maneras de alimentarse.

El joven recalca que no se trata de hacer una dieta o dejar de comer, sino de adoptar un comportamiento saludable y añadir a la alimentación frutas y verduras. “Ahora como más ensaladas que no comía para nada, cosas al horno y la sopa que también odiaba. Después de la cirugía no se puede comer nada sólido porque el estómago se tiene que recuperar, por eso lo único que podía ingerir era sopa, fueron casi dos meses de sopa y puré. Así me fue gustando”, aseguró entre risas.

Después de haber perdido peso, Agustín ya no tuvo que lidiar con la diabetes -por la que ya estaba medicado-, sin embargo, la presión alta aún está presente pero ya no la sufre como antaño. “Mi papá era diabético insulinodependiente y cuando me diagnosticaron la enfermedad a mí y me di cuenta de que no quería llegar a eso, con 30 años no me podía permitir una cosa así. Ese fue uno de los puntos para hacer el cambio”, recordó.

La llegada de la pandemia y la rutina de trabajo hicieron que subiera de peso por lo que Agustín se siente frustrado consigo mismo, por más que los médicos le aseguren que está dentro de lo normal. “Entra a jugar lo psicológico porque la obesidad es una enfermedad y sí o sí tenés que tratarla con ayuda de profesionales y de la familia para la contención. Me frustro porque aparecen los miedos de volver a ser lo que era antes”, reconoció.

Agustín siente que el proceso de cambiar de hábitos no le costó pero sí tiene bien en claro que no quiere volver a hacerse daño con la comida. Entendió, en sus charlas con la psicóloga, que no se siente una persona que tapa con comida sus problemas, la razón es una cuestión que aún está buscando encontrar. “Me siento más adicto al cigarrillo que a la comida, eso me cuesta más dejar”, señaló.

Por otra parte, sostuvo que la decisión de estar mejor es de cada uno: “Es en vano que la gente le insista a un gordo que tiene que bajar de peso porque entra por un oído y sale por el otro, cada uno tiene que hacer el click por sí mismo para hacer un cambio, es realmente querer hacerlo. Cuesta, no es de un día para el otro, son años de obesidad y cuestan los hábitos saludables que son importantes para tener una mejor calidad de vida”.

El objetivo de Agustin es poder alcanzar los 98 kilos para así estar en un peso considerado saludable teniendo en cuenta su alta estatura.

“Cuando estaba muy obeso mi mamá se echaba la culpa porque cuando era chico era más flaco y me llevó al médico para que me den vitaminas -en mi familia hay muchos obesos y tengo una predisposición genética- pero ella igual se sentía culpable porque creyó que era por eso. Pero la culpa la tenían mis excesos, mi forma de comer, el sedentarismo que tenía en la vida”, cerró Agustín.

 

Qué es la cirugía bariátrica

El bypass gástrico y otras cirugías de pérdida de peso (conocidas colectivamente como cirugía bariátrica) implican hacer cambios en el sistema digestivo para ayudar a perder peso. La cirugía bariátrica se realiza cuando

la dieta y el ejercicio no funcionaron o cuando existen problemas graves de salud debido al peso. Algunos procedimientos limitan la cantidad que se puede comer, otros funcionan reduciendo la capacidad del cuerpo para absorber nutrientes y algunos hacen ambas cosas.

Aunque la cirugía bariátrica puede ofrecer muchos beneficios, todas las formas de cirugía de pérdida de peso son procedimientos importantes que pueden presentar riesgos y efectos secundarios graves. Además, se debe hacer cambios saludables definitivos en la dieta y hacer ejercicio regularmente para ayudar a garantizar el éxito a largo plazo de la cirugía.

 

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