Marcha de los días: Caídas de modelos

domingo 27 de octubre de 2019 | 5:00hs.
Marcha de los días: Caídas de modelos
Marcha de los días: Caídas de modelos
“Nos dijeron cuando chicos, jueguen a estudiar. Los hombres son hermanos y juntos deben trabajar. Y no fue tan verdad, porque esos juegos al final terminaron para otros con laureles y futuro, y dejaron a mis amigos pateando piedras”. Esas frases son parte de la icónica canción del grupo chileno Los Prisioneros que se hizo popular en los 80. En los últimos días, la canción terminó siendo coreada por miles y miles de chilenos en medio de la dura manifestación desatada en ese país y como parte de la crítica a la desigualdad social y la falta de oportunidades. Representó una expresión de hartazgo de una sociedad contra las medidas de ajustes del gobierno de Sebastián Piñera en Chile, como sucedió también con la gestión en Ecuador del presidente Lenin Moreno. En ambos países, las protestas comenzaron por parte de los sectores más débiles, que se sentían ignorados. Ello, a pesar de que, por caso, la macroeconomía chilena lucía fortalecida. A estos dos países se añade el manto de dudas que se tejió en torno a la transparencia de las elecciones en Bolivia, donde volvió a ganar Evo Morales.
Para transparentar las elecciones en Bolivia, el Tribunal Supremo Electoral de ese país aceptó una auditoría tanto de partidos políticos del país como de organismos internacionales, para despejar las sospechas de fraude en los comicios que dieron como ganador al presidente Evo Morales. Los resultados parciales se habían dado a conocer el domingo y el lunes se consignó el triunfo de Evo. Para transparentar el resultado electoral, se decidió someter el recuento de votos de parte de los partidos políticos del país bajo la supervisión de organismos internacionales que piden segunda vuelta como la Organización de Estados Americanos (OEA), Naciones Unidas y la Unión Europea (UE). Estos organismos y algunos presidentes de la región se apresuraron a pedir segunda vuelta y a desestimar a Evo en pleno proceso electoral, que dio ganador al actual presidente por más de 10 puntos de diferencia.
Otro país en crisis constitucional entre el poder ejecutivo y el poder legislativo es Perú. El presidente de ese país, Martín Vizcarra, disolvió el Congreso de la República el pasado 30 de septiembre, convocando a elegir otra legislatura en comicios. Esa determinación cuenta con amplio apoyo popular. Es más, el presidente Vizcarra presentará en el inicio de esta semana un plan de trabajo y lo hará en el palacio de gobierno y no ante la Comisión Permanente que hace las veces del disuelto Congreso de la República. La mayoría de los presidentes no terminaron bien en ese país; el caso más recordado es el de Alberto Fujimori, encarcelado por corrupción, en el que también quedó atrapado su reemplazante, Alejandro Toledo, y hasta el recordado Alan García, envuelto en el caso Odebrecht. En este momento, en Perú hay pujas de intereses entre poderes, aunque no tienen mayores incidencias en lo macroeconómico.
El escándalo aún mayor, por afectar a los sectores más desprotegidos, es el de Chile. En ese país, la ola de protestas comenzó la semana pasada, en rechazo al aumento del costo del pasaje en el metro de Santiago. El reclamo popular fue tan contundente que el presidente Piñera primero declaró el estado de emergencia y toque de queda en varias zonas del país, y luego resolvió suspender el aumento dispuesto. Sin embargo, esto no sirvió para calmar el malestar del pueblo chileno. A su vez, el presidente de aquel país anunció un paquete de medidas sociales, como el establecimiento de un salario mínimo garantizado. Todo fue insuficiente y considerado tardío, además de cuestionarse la falta de empatía de Piñera con los problemas del pueblo. Por eso, comienza a hablarse de iniciar un juicio político y hasta el pedido de renuncia a Piñera, que a su vez pidió la presentación de renuncia de sus ministros. Ello sucede mientras los chilenos siguen entonando la canción de protesta, como ocurrió el último viernes, cuando se movilizaron más de un millón de personas criticando la desigualdad social en el país. La movilización es considerada la más masiva después del retorno de la democracia en ese país.
Durante las protestas hubo represión y el gobierno chileno terminó confirmando la muerte de una veintena de manifestantes. El origen de la protesta fue por el costo del transporte y se conoció que para cubrir ese servicio, una familia de bajos recursos, puede gastar casi un 30% de su sueldo. Pero a su vez, ello es considerado apenas la punta del iceberg, porque en realidad la cuestión de fondo y el mayor motor de movilización es la histórica y creciente desigualdad en el país. Ello, sumado a incrementos similares en el costo de la luz y del agua y a la crisis en el sistema público de salud, con un sistema de pensión instaurado por los militares y similar al implementado en su momento a través de las AFJP en la Argentina, allá, se llama Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). Es decir, los pobres son cada vez más pobres y con menos accesos a los servicios básicos o protección social. Y los ricos acrecientan sus riquezas. Recientes informes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) dio cuenta que el 1% más adinerado del país se quedó con el 26,5% de la riqueza en 2017, mientras que el 50% de los hogares de menores ingresos accedió sólo al 2,1% de la riqueza neta del país. En síntesis, el modelo económico de Chile no hizo más que incrementar la concentración de la riqueza y la desigualdad social, en un país con uno de los costos de vida más altos del continente. De esta manera, el modelo chileno, que admiran algunos políticos y economistas liberales, ya empieza a mostrar su lado más oscuro de injusticias. Fue un hecho al que los poderosos no prestaron atención y nadie lo vio venir.

Otro fracaso del FMI

Algo similar sucedió en Ecuador, que para analistas internacionales representa otro fracaso del Fondo Monetario Internacional (FMI). Allí comenzó con la marcha indígena en contra del aumento de los combustibles. Es que la reacción es además en contra del paquetazo promovido por el FMI y avalado por el presidente de ese país, Lenín Moreno. Justamente la rebelión social ecuatoriana comenzó además después que el gobierno anunciara una batería de medidas para reducir el gasto público e incrementar los ingresos del Estado y obtener créditos del FMI por más de 4.200 millones de dólares.
Como un calco de lo que sucedió en la Argentina, el presidente de Ecuador también dispuso la eliminación de los históricos subsidios a los combustibles y provocó un incremento en el valor de ese producto. Luego Moreno daría marcha atrás con esa decisión, pero la rebelión ya se había iniciado.

Qué pasa en la Argentina
En el continente, los analistas y politólogos intentan decodificar por qué en la Argentina no se produjo una situación similar al de Ecuador o Chile, ya que también el pueblo argentino sufrió un duro ajuste y creció la desigualdad, aumentando en este tiempo la pobreza. Entienden que además de no haber un movimiento indígena tan poderoso como el de Ecuador o grupo independiente como el de los jóvenes en Chile, aquí están los sindicatos y organizaciones sociales que fueron más dialoguistas hasta último momento con la administración nacional.
Las protestas en las calles son las válvulas de escape para la mayoría de los reclamos. Los planes sociales, tan denostados por el gobierno, surtieron efecto en contención social. También algunos consideran que la esperanza de un cambio de gobierno a partir del 10 de diciembre apacigua las aguas. Sólo así, concluyen los analistas, se evitó una explosión social en la Argentina, donde el presidente Mauricio Macri implementó durante casi cuatro años políticas económicas similares a las que provocaron la reacción popular en los países de la región. Es decir, en la Argentina se aplicaron los recordados tarifazos en el servicio de energía eléctrica y gas, la quita de subsidios al transporte y por lo tanto, el incremento de estos servicios, como ocurriría también con la escalada del precio del combustible junto a la disparada del dólar, que esta semana batió nuevos récords, al elevarse en algunos casos a 65 y hasta 70 pesos, como ocurrió en Misiones.

Tiempo de definiciones
Hoy casi 34 millones de argentinos definirán un nuevo futuro a través de sus votos. Hay seis fórmulas presidenciales, encabezadas por Mauricio Macri (frente Juntos por el Cambio), Alberto Fernández (Frente de Todos), Roberto Lavagna (Consenso Federal), Nicolás del Caño (Frente de Izquierda Unidad), Juan Gómez Centurión (Frente NOS) y José Luis Espert (por Unite). Hoy puede ser la última elección del año, si algunos de los aspirantes a la Casa Rosada consiguen más del 45 por ciento de los votos positivos o supera el 40 por ciento de las adhesiones y saca al menos diez puntos de ventaja al inmediato seguidor. De no ocurrir esto, habrá una segunda vuelta, el 24 de noviembre.
Estas elecciones se dieron en el marco de una fuerte polarización -como además quedó reflejado en las primarias concretadas en agosto- entre Alberto Fernández, que logró el 47,79 por ciento de los votos positivos, y Mauricio Macri, el 31,80 por ciento. El inmediato seguidor de ambos fue Roberto Lavagna, con apenas el 8,15 por ciento.
De repetirse estos porcentajes en esta primera vuelta, habrá un nuevo presidente. Más allá de toda la campaña realizada, se cree que no habría mayores modificaciones comparadas a las Paso, donde Fernández consiguió el ya citado rotundo triunfo, y de repetir o mejorar los números y diferencias, podría convertirse en el próximo presidente de los argentinos. Del lado de Macri, tienen la esperanza de una remontada por la campaña realizada para este domingo y la confianza en que los votantes que se sumen a estas elecciones aporten más votos a favor del frente que gobierna el país.
Además, se definirán 124 bancas de diputados nacionales, y cuatro de ellas serán ocupadas por misioneros. En ocho provincias elegirán senadores y de esta manera, luego del 10 de diciembre se renovará la mitad de la Cámara de Diputados de la Nación y un tercio del Senado. En Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, La Rioja y Catamarca se elegirán también gobernadores y legisladores provinciales.
Las primeras tendencias comenzarán a develarse alrededor de las 21 y se afirmó desde la administración nacional que antes de la medianoche se podría estar definiendo al ganador, con resultados provisorios.

En Misiones
En Misiones son algo más de 900 mil los habitantes habilitados a votar para la elección del presidente y de cuatro diputados nacionales. Quienes encabezan las listas son, por la renovación, Diego Sartori, que impulsa la lista corta y en el marco de una alianza electoral apoya a la fórmula presidencial de Alberto Fernández y Cristina Fernández. También adhieren a este espacio nacional la lista a diputados nacional del Frente de Todos, encabezado por Cristina Brítez. Por Juntos por el Cambio encabeza la lista Alfredo Schiavoni, y por el partido socialista, Fernando Jesús Fernández, candidato a diputado nacional por Misiones que acompaña a Consenso Federal.

Más allá de los triunfos
En cuanto a la renovación, consideraron necesario mantenerse independientes y que no era necesario apresurarse para una alineación nacional antes de tiempo, concretando luego la alianza con el que se asume va a presidir el país, porque concluían que era lo más conveniente para los misioneros. En el entorno a la conducción se repitió que esto les permite libertad de acción, evitando la obediencia a la administración nacional y con el principal norte de defender los intereses de la provincia, más allá de los triunfos nacionales. Entienden que es lo que votó la mayoría de los misioneros en junio, y que es además una forma de establecer una alta jerarquía política, superando con ello las divisiones que separan a la sociedad y persisten en el país.
De hecho, el propio gobernador Hugo Passalacqua viene pregonando, como lo plantearon desde la misma conducción de la renovación, los efectos negativos de la grieta en el país, y representa quizás uno de los primeros legados a su sucesor, Oscar Herrera Ahuad, quien también gobernaría superando cualquier grieta que se potencie en las grandes ciudades por intereses sectoriales y partidarios.

Compromisos de todos los espacios
A raíz de la crisis económica, creció el malestar y la decepción de millones de argentinos, que buscarán en las elecciones de hoy volver a depositar sus esperanzas a través del voto, para tener un mejor país. Más allá de cualquier color político, está claro que los argentinos confían en que puede venir un nuevo tiempo de mayor bienestar, tras haber transitado por duros meses en los cuales la miseria y la pobreza llegaron a millones de hogares. Se sabe que no va a ser fácil y no hay recetas mágicas para crecer. Los que resulten ganadores en primera o segunda vuelta necesitarán convocar a los dirigentes de todos los espacios políticos para hacer un gran pacto político, económico y social, con el objetivo de salir de la crisis y cerrar la grieta. Se espera que la igualdad desplace a la inequidad, que genera tanta injusticia social.
El ciudadano argentino demostró grandeza, sin salir a romper nada como ocurrió en otros países como Chile, donde cuestionan que los laureles y el futuro son para unos pocos. Es tiempo que los gobernantes nacionales que sean electos estén a la altura de estas circunstancias, brindando soluciones y gestionando un país mejor. La Argentina y los argentinos se lo merecen, y confiados en que así sea, volverán hoy a las urnas a depositar sus sagrados votos de confianza.