El clima y el corte en los pagos desesperan a los productores

domingo 19 de abril de 2020 | 16:00hs.
Román Queiroz, de Amayadap.
Román Queiroz, de Amayadap.
Nazarena Torres

Por Nazarena Torrespolitica@elterritorio.com.ar

Los sectores de yerba mate, madera, tabaco y té se encuentran trabajando pero a mínimas proporciones. Colonos piden auxilio para no perder la producción y ayudar a los trabajadores rurales.
A casi un mes de iniciada la cuarentena obligatoria en Argentina, los distintos sectores económicos, productivos y comerciales se encuentran en una situación de total incertidumbre respecto a cuándo podrán volver a sus actividades con normalidad.
Más allá de eso, la situación en general ya va siendo insostenible en muchos casos, y si bien en algunos rubros comenzaron a trabajar de a poco, se siente la disminución en los ingresos, como efecto directo del aislamiento obligatorio para prevenir el avance del Covid-19.
En Misiones, las actividades agrícolas -como el acopio de té, yerba, tabaco y la forestoindustria- comenzaron a reactivarse de forma gradual, tomando todos los recaudos necesarios para asegurar la higiene y salud de los trabajadores.
Sin embargo, justamente coincidiendo con estas medidas, el flujo de producción se bajó considerablemente con el fin de no tener a tantos empleados labrando al mismo tiempo.
A esto, además, se suman otros problemas que tienen que ver con el quiebre de la cadena de pago y la falta de mercado en algunos casos, que hace que tampoco se pueda apostar a la producción a gran escala.
Es el caso de la madera y del tabaco, cuyos destinos de producción se encuentran restringidos y limitan también la manufactura.
En el caso de la yerba, por ejemplo, el panorama también es desesperante debido a las pérdidas previas que había sufrido el sector, por lo que ahora los productores buscan todas las formas posibles de salvar sus plantaciones y seguir trabajando con las medidas sanitarias dispuestas. En la cosecha de té sucede algo similar.
Empero, las expectativas siguen fuertes y las esperanzas de volver a la vida de antes -sumando todos los conocimientos adquiridos durante esta etapa- pueden ser una pronta realidad.

Sin obra pública
Para Román Queiroz, presidente de la Asociación de Madereros Aserraderos y Afines del Alto Paraná (Amayadap), el escenario en el país es crítico.
“Los que trabajan para el mercado interno están muy complicados porque está parada la obra pública y privada, y salvo contadas excepciones, la situación de cada empresa es muy delicada, porque no hay mercado interno”, detalló el referente del sector.
Al mismo tiempo, determinó que otro de los inconvenientes es que “está rota la cadena de pago, el 80 por ciento de los cheques vienen rechazados y muchos que se han puesto a trabajar están dejando de trabajar, ya que lo hicieron por una semana o dos y están parando de nuevo la planta hasta que se reactive un poco e mercado, así que la situación es muy complicada”.
Sobre las posibilidades de retomar las tareas completamente, Queiroz adujo que “la reactivación depende en gran parte de la reactivación de la obra pública en las principales provincias del país, como Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, que son los grandes centros urbanos donde más se construye. Y después la industria en general que también construye con madera, como fábricas de muebles, casas de madera, pero la obra pública es un centro de despacho muy importante de mercadería del sector nuestro”.

La yerba en crisis
Es sabido que la tierra colorada se destaca por su producción de hoja verde principalmente, exportando yerba mate y sus derivados a los más recónditos rincones del mundo.
Sin embargo, esta fuerza productiva se encuentra en crisis con la paralización de las actividades. Es que si bien la zafra comenzó, se está cosechando muy poco a comparación de lo que se suele labrar en esta época del año.
De acuerdo a lo que detalló el presidente de la Asociación Civil Yerbateros del Norte, Julio Petterson, las pérdidas ya habían sido cuantiosas con las sequías, heladas y el mal de la tela que acechó a la producción en los meses anteriores. Esto hizo que se perdiera el 30 por ciento de la hoja verde misionera.
Por este motivo, los productores están abocados a trabajar, con los recaudos necesarios, pero sin dejar de cosechar, puesto que de no hacerlo, se perdería otro importante porcentaje de ingresos.
“Si hablamos más o menos de lo que fueron las pérdidas, de los 600 millones de kilos que suele producir Misiones, ya se han perdido unos 195 millones de kilos, que calculado por los 24 pesos que nos comenzaron a pagar, sería una baja de unos 4 billones de pesos para la tierra colorada”, detalló el dirigente yerbatero.
Seguidamente, calculó que “en lo que respecta a los trabajadores, ellos perdieron unos 644 millones de pesos, divididos los 14 mil trabajadores que hay, son como 45 mil pesos que cada trabajador perdió, son unos dos meses de sueldo”.
“La situación misma nos acarrea a trabajar a media máquina, los mismos trabajadores tienen menos trabajo porque se respetan las distancias sanitarias que exige el protocolo, incluso muchos de los productores, en vez del colectivo, están pagando el combustible a los empleados para que vayan en sus motos hasta el lugar de trabajo, así también se evitan aglomeraciones en el transporte”, puntualizó Petterson.
“Se debe mantener el capital, pero sin arriesgar al contagio a los trabajadores, que es lo que se está haciendo. Tenemos expectativas de que se reactive como antes, pero no sabemos cómo. Veníamos golpeados de cuatro años de inflación, con un precio de 11 pesos, y ahora que teníamos a 24, que podíamos recuperar un poco más, sucede esto, ya arrancamos perdiendo”, lamentó.
Por su parte, también el dirigente de la Asociación de Productores Agropecuarios de Misiones (Apam) Cristian Klingbeil explicó que hay un problema importante con la distribución de los tareferos.
Es que hasta ahora, “la mayoría de los trabajadores era de Oberá y se iban a cosechar a distintos municipios, pero ahora, cada localidad tiene sus propios horarios y restricciones, por lo que tampoco saben qué hacer, tienen miedo de tener multas o de ir y no poder volver a sus domicilios, y necesitan trabajar”.
“Cada municipio toma sus medidas, pero no son generalizadas, entonces no sabemos qué hacer. Todo esto genera una confusión enorme y vemos que hay poca empatía con la gente que necesita trabajar el día a día para vivir, no es lo mismo tener un sueldo tranquilo a fin de mes”, manifestó.
En cuanto a la producción en sí, remarcó que “el stock en los molineros es el más bajo en esta época del año y es ahora cuando empieza a reponerse, por eso es muy riesgoso detener la cosecha, porque puede haber un desabastecimiento de yerba en góndola dentro de unos meses”.
Recordó entonces que “si no sacás las hojas cuando se debe, se puede perder toda la cosecha, y si eso pasa, además de que perdés los ingresos, tenés que hacer el mantenimiento que hay que pagar igual, o sea que es más pérdida y sin ningún beneficio”.

Té y tabaco de a poco
Respecto a la parte tealera, Klingbeil aseveró que “se está trabajando casi con normalidad, porque en ese caso no hay tanto inconveniente, no hay un trabajo masivo de personas”.
“Está casi todo automatizado, por lo que dos personas pueden estar tranquilamente trabajando y alcanza. El problema en este caso son los horarios, ya que durante toda la mañana trabajan y cuando salen, ya está todo cerrado, por lo que -por ejemplo- si necesitan comprar algún repuesto, ya tienen que esperar al otro día, perdiendo el día de trabajo”, explicó.
Empero, aclaró que no se está cosechando con tanto flujo debido a las circunstancias y a la incertidumbre de lo que va a ir pasando también en el mercado.
Algo similar ocurre con el tabaco. Omar Olsson, presidente de la Asociación de Plantadores de Tabaco de Misiones (APTM), expresó que “se está acopiando, con el protocolo correspondiente, aunque no todas las empresas”.
“Por ejemplo, la empresa Massalin no está acopiando porque está teniendo problemas con la fábrica en Merlo, Buenos Aires. Al estar cerrada, se complica el destino, por lo que están pidiendo urgentemente que se reestablezca el trabajo en esa fábrica”, dijo.
Asimismo, puntualizó en que todo lo que se está haciendo “es con el mayor de los cuidados, y en menor escala, en volúmenes menores, cuidando las distancias y todo lo que recomienda el protocolo sanitario”.
“La situación es difícil y ya no depende de nosotros, en el caso de Massalin por ejemplo, ya es un problema de la fábrica, pero nosotros pretendemos mantener la producción porque muchas familias trabajan y viven de eso”, añadió.


Madereros con baja producción para exportar

El sector forestoindustrial de Misiones es uno de los motores de la economía provincial, y se encuentra en estos momentos, insertos en un escenario complejo y de vacilación constante. Es que aún no saben qué ocurrirá en los próximos meses y de qué manera se implementarán iniciativas para la recuperación. En la jornada del jueves, los integrantes de la Federación Argentina de la Industria de la Madera y Afines (Faima) realizaron una reunión virtual en la que plantearon diversos problemas que enfrenta el rubro en todo el país. El secretario general de Faima, Román Queiroz, contó a El Territorio algunas de las problemáticas que enfrentan hoy en el sector forestal y sostuvo que se trata de “una de las mayores crisis de los últimos 50 años”. Indicó que las empresas que tienen exportaciones están trabajando pero muy poco, puesto que por las mismas restricciones, se han caído muchas exportaciones.