Se subió al ring en el anfiteatro capitalino

Monzón en el anfiteatro y una búsqueda a través de El Territorio

Antes de ser campeón del mundo, el santafesino ganó dos veces en Posadas. Ya como entrenador y a través del decano misionero, llegó a la tierra colorada a buscar a Julio González
domingo 15 de septiembre de 2024 | 6:05hs.

El 7 de noviembre de 1970 y en Roma, Carlos Monzón noqueó a Nino Benvenuti y se consagró campeón de los medianos, título que mantuvo hasta que se retiró en 1977. Pero la carrera del santafesino, la carrera profesional, comenzó casi 10 años antes de esa noche gloriosa en Italia.

El 6 de febrero de 1963, el boxeador nacido en San Javier, provincia de Santa Fe, se subió por primera vez a un ring de manera profesional. Comenzaba, sin saberlo, su carrera hacia lo que sería siete años más tarde la conquista del título mundial.

En ese 1963, Carlos Monzón tuvo 10 peleas. Ganó 9 y apenas perdió una. De esas 10 peleas, dos fueron en la tierra colorada. El anfiteatro Manuel Antonio Ramírez tuvo a uno de los mejores boxeadores de la historia argentina arriba del cuadrilátero.

El anuncio de la pelea de 1963 en Posadas.

En ese 163 Argentina era gobernada por José María Guido bajo la conducción de las Fuerzas Armadas y sin el Congreso Nacional trabajando de manera plena. Alfredo Stroessner fue reelecto en Paraguay y John F. Kenedy endurecía las restricciones comerciales con Cuba, que desde hacía unos años era gobernada por la revolución de Fidel Castro y el Che Guevara.

El 26 de abril de ese año, un joven Carlos Monzón se presentó por primera vez en Posadas. “Una interesante pelea animarán hoy los profesionales Suárez y Monzón”, fue el título de una nota breve de la edición de ese día de El Territorio.

Monzón no era Monzón. El Monzón campeón, el que tuvo miles de tapas en diarios y revistas. Primero en su faceta deportiva y luego en su faceta policial, cuando fue condenado por asesinar a su expareja Alicia Muñiz en 1988.

Ese Carlos Monzón que llegó a Misiones a pelear con el rosarino Mario Suárez. Ambos fueron catalogados, según la previa de esa pelea, como “dos púgiles que vienen realizando buenas peleas”.

“Los antecedentes boxísticos de Carlos Monzón señalan como expresión elocuente la potencialidad de sus impactos en su prototipo de fuerte pegador, mediante cuya virtud ha logrado ser considerado como proverbial ‘noqueador’”, escribieron en esa edición del decano de la prensa misionera.

Para Monzón fue su tercera pelea como profesional y derrotó a Suárez por nocaut técnico. Para Suárez esa fue su última pelea como profesional, nunca más se subió a un ring y se retiró con un record de dos derrotas, un triunfo y una pelea sin decisión.

El joven Monzón no ocupaba todavía las primeras planas. Foto: archivo el territorio

La segunda vez que Monzón desembarcó en Posadas fue unos días más tarde. El 3 de mayo de ese mismo 1963, el boxeador santafesino se volvió a subir al ring en el anfiteatro de la capital misionera para medirse ante un púgil local: Raúl Rivas.

Fue triunfo del futuro campeón del mundo por nocaut. Rivas tuvo, un mes más tarde, su última pelea como profesional y se retiró con un record de siete triunfos, cuatro derrotas y cuatro peleas sin decisión.

El 30 de julio y luego de 14 defensas exitosas, Carlos Monzón le puso punto final a su carrera deportiva. Ya en esa época lo extradeportivo se mezclaba con la vida del profesional. Cansado de las peleas y de las lesiones, el santafesino se bajó del ring.

Con la ayuda de El Territorio

Esas visitas de 1963 no fueron las únicas de Monzón a Misiones. El campeón del mundo regresó ya retirado en 1986 y para buscar a un boxeador que lo había cautivado un par de años antes.

“Cuando se hizo la pelea para la clasificación a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles (1984) estuvo Carlos Monzón. Me dijo ‘pibe, tenés condiciones, te voy a seguir’. En ese entonces la comunicación no era tan fluida como es ahora, entonces Monzón se contactó con el diario El Territorio para saber de mí y vino a verme pelear en una velada en Oberá”, contó Julio González en una entrevista que se publicó justamente ayer en este medio.

“Hubo mucha repercusión en la provincia, lo esperó muchísima gente y en la velada que se hizo en el (polideportivo) Ian Barney no entraba un alfiler. Al otro día de la pelea Monzón dio una conferencia y contó que a partir de ese momento yo era su pupilo”, recordó con mucha emoción el obereño.

“Monzón llamó a El Territorio para saber dónde quedaba la ciudad de Oberá”, recordó con gracia González, quien en junio de 1986 venció a Hugo Vera, en una pelea que se definió por puntos y que fue presenciada por Monzón, quien ya con el mote de campeón del mundo regresó a la tierra colorada. 

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