Dentro de la selva misionera

Investigadores del Conicet registraron la mayor cantidad de insectos del mundo

En el marco de un estudio internacional, los especialistas buscan revelar el universo de invertebrados como moscas, mariposas, abejas, escarabajos y hormigas
domingo 23 de octubre de 2022 | 6:05hs.
Investigadores del Conicet registraron la mayor cantidad de insectos del mundo
Investigadores del Conicet registraron la mayor cantidad de insectos del mundo

Un equipo de biólogos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) registró en la selva misionera la mayor cantidad y variedad de insectos en el marco de un estudio internacional que busca relevar el universo de estos pequeños invertebrados entre los que se encuentran las moscas, mariposas, abejas, escarabajos y hormigas.

El estudio fue realizado por un grupo de biólogos que trabajan en el Museo Argentino de Ciencias Naturales ‘Bernardino Rivadavia’, ubicado en el Parque Centenario, de la ciudad de Buenos Aires, quienes colocaron una trampa en una reserva de Oberá, donde a lo largo de un año se colectaron 75.000 insectos que luego fueron decodificados genéticamente en la Universidad de Guelph, en Canadá.

El trabajo se realizó gracias a la colaboración con la Fundación Bosques Nativos Argentinos para la Biodiversidad.

A partir de esta investigación se determinó que, de esa población total de insectos recolectados en Oberá, se pudo procesar el ADN - que es la parte de las células que guarda la información genética- de un grupo de 68.000 individuos, en los que se encontraron cerca de 8.650 especies distintas.

Además de la riqueza en cantidad y en variedad de especies halladas en Misiones, otra cuestión trascendente de esta investigación es que el 80% de ellas fueron identificadas por primera vez a través del método de código de barras genético.

Aunque se sabe que la selva atlántica -que abarca el cuerpo de bosques que se extienden en Brasil, Paraguay y Argentina- es uno de los biomas más ricos del mundo, muchos de los seres vivos que la habitan son aún desconocidos.

La investigación ayudará a conocer ese ecosistema. Fotos: Federico Gross

Por eso esta investigación que registró los insectos voladores que habitan esa parte del centro misionero, ayudarán a conocer mejor ese ecosistema y a proteger los bosques como espacio de biodiversidad.

El hallazgo logrado en Misiones fue publicado este año en la revista Plos One y está disponible para la comunidad científica internacional. Puede ser la base de futuros estudios que se realicen en ese u otro lugar de Misiones para profundizar la búsqueda de conocimiento en distintas líneas de trabajo relacionadas con el cuidado del medio ambiente, la salud del ecosistema local, la transmisión de enfermedades, el impacto del cambio climático y un sin fin de cuestiones.

Los insectos que fueron colectados en Misiones y cuyos códigos de barras genéticos se obtuvieron en Canadá se encuentran protegidos en el Banco Genético del Museo ‘Bernardino Rivadavia’, que fue visitado la semana pasada por El Territorio para dialogar con los responsables del trabajo y documentar la población de esos pequeños habitantes de la tierra colorada.

Récord mundial
Para conocer detalles de este trabajo científico, El Territorio dialogó con los biólogos Belén Bukowski y Darío Lijtmaer, que integran ese equipo de investigadores del Conicet.

“El proyecto se está haciendo en distintos lugares del mundo. Y la trampa que colocamos en Misiones es hasta ahora la trampa estrella, porque fue la que más individuos pudo colectar. Durante un año juntamos 75.000 insectos. Fue muy sorprendente cuando empezamos a contabilizar todo lo que se halló en Misiones”, explicó la bióloga Belén Bukowski.

Esta misma investigación que se realizó en la zona Centro de Misiones se hizo también en países de Europa y Asia y en diversas regiones de Estados Unidos, Costa Rica y Canadá.

El capítulo argentino de esta investigación internacional, además de hacer pie en Misiones, se está realizando en las provincias de Formosa y Jujuy. La idea de los investigadores es extenderlo para poder estudiar la diversidad de insectos que habitan las diferentes regiones geográficas del país.

El biólogo Lijtmaer destacó que “en esa trampa de Oberá se logró contabilizar la mayor cantidad de individuos y de variedad de especies. Porque en una sola trampa registramos 75.000 insectos. En otros lugares por ahí llegaron a ese número, pero colocando diez trampas o haciendo la recolección por más tiempo”.

Determinaron que la cantidad de insectos aumenta durante otoño e invierno. Foto: Federico Gross

Seguidamente, señaló que “la gran variedad de insectos que pudimos colectar en Misiones fue el principal hallazgo. Y también el estudio de sus patrones a lo largo del año, porque la cantidad aumentaba durante los meses de otoño e invierno, es decir en la temporada de temperaturas más bajas fue mayor la recolección de insectos que en los meses de verano”.

La trampa de Oberá
La recolección en Misiones se hizo desde febrero de 2013 hasta febrero de 2014. Para eso se colocó una trampa denominada Malaise en el Centro de Investigaciones Antonia Ramos, de Oberá, un área de más de 650 hectáreas donde se desarrolla un plan modelo de regeneración de bosque nativo y restauración de biodiversidad. Allí se colocó Malaise, que es una especie de carpa, que se montó sobre la superficie de la tierra y que por su forma y color atrajo a los insectos voladores del lugar, los que una vez dentro de esa trampa, buscan salir por la parte superior y es ahí donde quedan atrapados en un frasco con alcohol.

Ese frasco era sacado semanalmente por los técnicos del Centro de Investigaciones de Oberá y enviado al Museo ‘Bernardino Rivadavia’, donde fueron conservados a temperatura de 20º bajo cero hasta culminar el año de recolección de insectos. Luego ese material fue prolijamente embalado y enviado en avión hasta la Universidad de Guelph, en Canadá, donde se analizó a cada uno de los 75.000 insectos misioneros a través del método de códigos de barras genéticos.

Fue un trabajo conjunto del equipo de biólogos Bukoski, Lijtmaer, Priscila Hanisch y Pablo Tubaro, junto a investigadores de la Universidad de Guelph.

El estudio está enmarcado dentro del Proyecto Global de Trampas Malaise, creado en 2012 para documentar y comparar la diversidad de artrópodos en diferentes lugares del mundo mediante la obtención de los códigos de barras genéticos.

Códigos de barras para identificar
El proyecto de código de barras genético comenzó en 2003 en la Universidad de Guelph y luego se extendió al resto del mundo. Busca identificar a los seres vivos a partir del gen CO1, que significa citocromo oxidasa 1 y se encuentra en el ADN

“Se trata de una metodología de estudio que no se basa en la morfología o el aspecto de cada insecto para su clasificación, sino en la información que se encuentra en el gen CO1”, explicó Lijtmaer a El Territorio.

Detalló que “para llegar hasta ese gen se toma una patita del insecto o una parte del cuerpo y se llega hasta el ADN, donde se busca ese gen CO1. Luego se hacen múltiples copias de ese gen hasta obtener su secuencia, que es la información que se identifica en el código de barra para describir a cada insecto”.

Los biólogos trabajan en el Museo de Ciencias Naturales ‘Bernardino Rivadavia’, de la ciudad de Buenos Aires. Foto: Federico Gross

Una vez culminada esa identificación en Canadá, los insectos volvieron a ser embalados para regresar al Museo ‘Bernardino Rivadavia’, donde actualmente forman parte de la colección nacional de tejidos ultracongelados.

 

Inventario de los insectos que habitan en Misiones

Del total de los 68.650 insectos misioneros que se lograron decodificar genéticamente, la gran mayoría corresponde al grupo de los dípteros que son las moscas. “El 75% de los insectos colectados en Oberá fueron moscas y mosquitos”, explicó la doctora en Ciencias Biológicas Belén Bukowski, que fue la responsable de llevar adelante todo el trabajo de decodificación genética que se realizó en Canadá.

De todos los insectos recolectados en Oberá se determinó que las moscas y los mosquitos fueron mayoría. Diptera (moscas y mosquitos) al que pertenece más del 75% de los especímenes capturados. Le siguen un 7,4% de Hemiptera (chinches), un 5,2% de Lepidoptera (mariposas y polillas) y un 4,2% de Hymenoptera (abejas, avispas y hormigas) un 3,9% de Coleoptera (escarabajos) y un 1% de Psocoptera (piojos).

“Ya cuando empezamos a recibir los frascos que semanalmente nos mandaban desde Misiones al museo, comenzamos a ver la abundancia de todo lo que estábamos colectando. Y eso pudo después comprobarse en Canadá, cuando avanzamos en el conocimiento específico de cada uno de los 68.650 insectos oriundos de Misiones. Fue una experiencia realmente enriquecedora”, explicó Bukowski.

“El hecho de que más del 80% de los insectos que colectamos en Oberá no tuvieran registro hasta ahora en la biblioteca de los códigos de barra genéticos nos habla tanto del alto nivel de endemismo de la región como de la falta de estudios a gran escala de ese ecosistema”, explicó la primera autora del trabajo.

“Este es el primer estudio del Proyecto Global de Trampas Malaise que tiene lugar en Argentina y también es el primero en analizar cómo varían los patrones de diversidad a lo largo del año y cuáles son las variables climáticas que explican dicha variación. En general han sido trabajos más descriptivos respecto de la cantidad y diversidad de artrópodos terrestres que hay en una determinada región”, concluye Bukowski.

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