Pablo Barissi cubre una vez al mes quince comunas por la elevada demanda

Desde Posadas hasta Irigoyen, un consultorio neurológico viajero

Trabaja de manera particular y confesó que la tarea es un desafío. Comentó que la atención en niños es alta y que en el interior hay patologías que no se ven
domingo 02 de octubre de 2022 | 6:05hs.
Desde Posadas hasta Irigoyen, un consultorio neurológico viajero
Desde Posadas hasta Irigoyen, un consultorio neurológico viajero

“En total creo que vi unos 2.000 pacientes desde septiembre del año pasado hasta hoy. En kilómetros, hay días en los que hago 200 y otros 500. Perdí la cuenta”. La frase le corresponde a Pablo Barissi, un misionero que vio en la medicina su proyecto de vida y eligió quedarse en su provincia natal, aunque confiesa que su primera opción fue el Sur del país.

Barissi tiene 30 años de edad, nació en San Ignacio y actualmente reside en Posadas. Estudió primero en la Fundación Barceló en la provincia de Corrientes, de la que egresó en 2016, y más tarde realizó la especialización en Neurología en el Hospital Nacional de Clínicas en Córdoba Capital.

Hoy por hoy, su rutina pasa entre libros y rutas. Viaja todas las semanas, ya que la demanda en el interior de la provincia es alta.

“En el interior hay una cantidad de patologías que no se ven; te podés encontrar con cualquier cosa. Es un desafío interesante para mí, que me encanta la medicina, aparte de la neurología pediátrica, que la vimos por arriba en neurología de adultos y es un tema que cada vez me piden más”, comenta en diálogo con El Territorio.

Pero antes de hablar de sus pacientes, diagnósticos y viajes, le dedica un momento al relato de cómo comenzó todo, un año atrás. “Me invitaron al policonsultorio Oasis, en Aristóbulo del Valle, cuando estaba viviendo en San Ignacio con mi mamá. Empecé yendo una vez cada quince días y de cinco pacientes, pasaron a diez o veinte”, comenta.

“Por redes también surgió si me gustaría atender en Campo Grande, pero en ese momento estaba haciendo guardias de clínica en Posadas para solventarme; donde después también me ofrecieron un consultorio de Neurología ahí. Las redes me ayudaron, cada vez iba posteando más en redes y me seguían, así que hice la página de neurología”, indica.

“Voy una vez al mes a todos lados porque cubro quince municipios, así que intento coordinar las rutas. Por ejemplo, un lunes a la mañana atiendo en San Ignacio y, por la misma ruta 12, en Jardín América por la tarde; similar sería Jardín América y Campo Grande o Aristóbulo”, detalla y agrega: “Lo mismo San Vicente, que es el que más a trasmano me queda porque Irigoyen está muy alejado de todo, voy por la mañana y son casi dos horas de ruta hasta Irigoyen”.

“Un viernes voy a Iguazú a atender todo el día, duermo ahí y el sábado por la mañana atiendo en Wanda antes de volver para acá (Posadas). Los miércoles son el único día fijo, mañana y tarde en el Boratti. Salvo Iguazú, el resto de los días intento cubrir dos municipios por jornada”, señala el neurólogo sobre cómo organiza su consultorio móvil.

“Iguazú y Posadas tienen la mayor demanda, incluso tengo muchos pacientes adultos de Paraguay y algunos de Brasil; en cambio, los niños son casi todos de Misiones”, dice y acota: “El interior no se puede dejar una vez que estás ahí, hay mucha demanda, sobre todo de niños”.

En esa línea, manifiesta que hay pocos neuropediatras en Misiones: dos en Posadas, una en Oberá y una Eldorado, por lo que a los padres de localidades alejadas se les dificulta mucho conseguir un turno, deben esperar meses o incluso, algunos, hasta un año.

“La demanda por niños es altísima: en Iguazú tengo 95% de población pediátrica en atención”, comenta.

“A veces es solamente para llenar un Certificado Único de Discapacidad (CUD). Hay muchísimos niños que a partir de la pandemia han desarrollado trastornos del aprendizaje, dislexia, trastorno del espectro autista y trastorno de déficit de atención. Venían con pautas de desarrollo normal y a los niños de 3 a 7 años, que es cuando empiezan a desarrollar la vida social, les tocó la pandemia. Los padres pusieron la mejor onda, pero hay cosas en las que no podían ayudarlos”, explica el médico.

“Hay tratamientos de acompañamiento psicopedagógico, fonoaudiológico, psicológico y con maestras integradoras. El tratamiento es bueno hacerlo multidisciplinario siempre. La especialidad es clave para derivar estos tratamientos a la obras sociales y prepagas”, subraya.

Cuadros y diagnósticos
“Mucha gente agradece porque ahorra el viaje a Posadas y hay quienes tuvieron un tumor, un aneurisma, un ACV o el síndrome de Guillain-Barré y no pueden movilizarse mucho. He ido a ver a pacientes postrados en sus casas porque no se pueden mover o por comodidad del paciente rodeado de su familia. Por cercanía se atienden acá”, dice Barissi.

En cuanto a las motivos de las consultas, enumera: “Los jóvenes adultos consultan por dolores de cabeza y convulsiones; los adultos medios -entre los 35 y los 55 años- puede ser por dolores de cabeza, pero muchos son por acúfenos (ruidos en los oídos), convulsiones, ACV y crisis de ansiedad, que se manifiesta como molestias en el pecho o taquicardia. Hay muchos adultos mayores que vienen por ansiedad y depresión, que es un cuadro limítrofe. Mis consultas duran unos 45 minutos porque charlamos mucho. Los adultos mayores vienen mucho por olvido, por deterioro cognitivo”.

“Es súper frecuente el dolor de cabeza tensional, que duele en la nuca, pero no impide hacer actividades. Es el más frecuente según la epidemiología, pero no lleva a consulta. Hay muchas personas migrañosas que no consultan y toman un tafirol (paracetamol) por día. En las redes movilizo para que consulten porque vivir con dolor de cabeza no es normal”, asevera.

“Con la pandemia y el encierro hubo mucho estrés, ansiedad y depresión, que son factores precipitantes del dolor de cabeza como la falta de ejercicio. Hay personas predispuestas a dolores de cabeza o migrañas y otras tienen factores precipitantes más leves, como una intoxicación alimentaria, mucho café y azúcar, la deshidratación, no dormir bien”, añade.

“Todo tiene hoy día un tratamiento. En migrañas, si sos una persona polimedicada que no mejora con analgésicos comunes, se hace un tratamiento preventivo. También se recomienda hacer ejercicio, comer e hidratarse bien, descansar y hacer alguna actividad aparte, como yoga, mindfulness o pilates; todo lo que sea holístico”, recomienda, ubicándose como el resto de sus colegas en la línea de la vida sana.

En última instancia, explica un cuadro que vio con frecuencia: “Guillain-Barré empieza con una paraparesia, es decir, una debilidad de ambas piernas que va subiendo hasta la cintura. Desde la rodilla a la cintura empieza también en las manos hacia arriba, siempre es ascendente. Puede quedar como algo súper leve o súper severo, caso en el que tienden a tener dolores muy fuertes -neuropáticos- y disautonomías en las que hacen paros cardíacos o tienen debilidad en los músculos faciales. Es posterior a una vacuna, infecciones por una bacteria que da diarrea y por gripe, sarampión o varicela. En la época otoñal e invernal es más frecuente”.

 

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