El arte como trabajo

Expresión de la realidad y autogestión colectiva

Tensor es uno de los exponentes de que el arte contemporáneo crece actualmente en Misiones y encuentra espacios independientes para poder abrirse camino
domingo 05 de junio de 2022 | 6:05hs.
Expresión de la realidad  y autogestión colectiva
Expresión de la realidad y autogestión colectiva

Un superpoder. Ver más allá de lo aparente, abrirse a la sensibilidad a las interpretaciones, el arte nos atraviesa de una manera filosófica para modificarnos, empoderarnos.

Muchas veces la consulta del espectador pasa por la técnica en la obra más que su significado profundo, muchas otras ni siquiera se entiende qué es arte, por qué, cómo un objeto cotidiano se convierte en protagonista de la observación. Pero para admirar sólo es necesario ser parte de ese pacto tácito de espectar, tener la habilidad de ver, abrirse, ser capaz de asombrarse.

En esa línea, los exponentes de distintas disciplinas producen día a día un contenido que muchas veces no encuentra lugares de visibilidad y exposición. Por eso, con distintos debates en boga sobre la comercialización, las políticas públicas, el precio real de una obra, los colectivos, el activismo, la propiedad de una obra y otros, los artistas más noveles se reúnen, se asocian y se potencian entre sí para expandir el arte contemporáneo en Misiones.

‘‘Tenemos una Facultad de Artes, entonces tiene que haber sí o sí producción y la que no se ve, es porque no se está mostrando. Si la obra no sale a la luz, queda guardada no termina de cumplir su función social, que es para mí la característica principal del arte contemporáneo’’, entendió Mariana Díaz, diseñadora, curadora e impulsora de la también joven galería Tensor, donde, más que con artistas en particular, definen que trabajan con ideas concretas.

Con ese norte, Mariana decidió apostar a vivir en Posadas habilitando un espacio demandado por los locales.

Por eso, bajo la convocatoria de El Territorio y la gestión de Mariana, algunos de estos referentes accedieron a charlar sobre el arte emergente en Tierra Colorada y delinearon algunas definiciones que humildemente buscamos poder condensar en esta página.

El arte es trabajo
Un hobby, un pasatiempo, una etapa en la vida, algo alejado de lo cotidiano, de la vida real, son algunos de los mitos y prejuicios con los aún lidian los trabajadores del arte.

La faena se torna doble y ardua, militar por reconocimiento: el arte es trabajo y pelear un lugar ante el arte clásico, que siempre se lleva todas las odas y presupuestos.

‘‘Se cree que el arte es lo clásico y no otras expresiones que se desarrollan también acá con un buen valor, con un buen contenido, con autogestión, militancia, laburo. Lo que más necesita un espacio emergente es el apoyo’’, comenzó alegando Lucas Díaz, tatuador que innovó en Tensor con un estudio de tatuaje en plena galería de arte.

‘‘Tenemos que romper estructuras, preconceptos, ideologías impuestas’’, agregó y explicó cómo conjugó el tattoo con el espacio. ‘‘Entendemos el tatuaje como un concepto artístico, no reproducimos piezas como fotocopias. Nos instruimos, profesionalizamos, buscamos referentes y hablamos mucho con la persona que se va a tatuar. Trabajamos en serio, no en serie’’, apuntó.

Atenta a la iniciativa de sus hijos, Romina Coleman, que vive de manera catártica el arte y es parte de este proyecto familiar de Tensor, coincidió con Lucas y consideró que siempre los ganadores de las convocatorias públicas son los artistas más tradicionales. Del mismo modo, por falta de educación en el arte, los espectadores de las muestras suelen ser también siempre los mismos en distintas oportunidades El público no se renueva.

‘‘Se puede vivir del arte, también tenemos que comunicar y pelear por eso. Hay países en los que se vive y se vive muy bien siendo artista”, consideró Belén Telechea, diseñadora de indumentaria. ‘‘Si mostramos que una persona puede vivir del arte, lo hacemos más masivo, por ahí hace que esto sea más viable del todo’’, alertó sobre la responsabilidad de seguir peleándola.

En la discusión por los precios, todos los presentes coincidieron en que cuesta mucho aplicarle el valor real a las obras que comercializan. Horas de trabajo, esfuerzo físico, intelectual, valor agregado, sensibilidad son variables difíciles de monetizar.

Por otro lado, alegaron que hay obras que no tienen un precio monetario, su significado va más allá de las cotizaciones. ‘‘De cien cuadros, quizás en uno llegás al Nirvana y después en los otros 99 buscás tener nuevamente ese sentimiento’’, expresaron sobre la experiencia de crear. Ese desnudar el alma es uno de los plus de una experiencia artística.

‘‘Me parece que la evolución del artista también está en habilitarse a soltar su esencia y animarse a mostrar eso que es. Porque es muy fácil entrenarse 20 años en pintar como Da Vinci y que te salga igual, pero no te dice nada, no te atraviesa y ni siquiera al artista que lo hizo le atraviesa quizás’’, expuso Guliana Uset.

‘‘Ser más auténtico’’, completó Giuliana Pinzone, que también reconoció nunca vendió una obra al precio que creía debería hacerlo. ‘‘El arte abstracto siempre fue re marginal y se piensa que cualquiera tira una línea, pero llegar sólo a la línea es más evolucionado que construir una casa, así lo veo yo. El arte abstracto tiene poco público’’, lamentó. Ante el desconocimiento, más educación desde la escuela, ley de mecenazgo y presupuestos válidos para los museos es lo que postularon como propuestas para impulsar el arte contemporáneo.

‘‘El museo es el lugar de conocimiento del arte, de primer acceso. Por eso el nacimiento de estos lugares responde a falta de respuestas’’, recordó Mariana.

En tanto, aportando al debate sobre el crecimiento del rubro, Valeria Thomas Temporelli graficó que también hay que marcar ciertos parámetros a la hora de definir el arte, que el hecho artístico tenga una sustancia. No cualquier cosa es arte.

‘‘Lo que más laburo es la cerámica, que muchas veces se ve como artesanía y vengo hace años laburando esto de ‘a qué llamamos arte, de dónde viene el concepto, la desvalorización que tiene un objeto cuando lo sacás de un museo...’ Son cuestiones que, me parece, tenemos que juntarnos e interpelar’’, propuso Valeria.

En esa línea, reflexionó como necesario ‘‘preguntarnos qué generamos en el otro, qué queremos decir, a quiénes queremos decir... repensar los valores, más allá de lo que nos genere a nosotros como artistas’’.

De ese modo, al frente de Tensor, siempre en búsqueda de propuestas novedosas, Mariana sentenció que es vital el artista tenga contacto con la realidad. ‘‘Si uno no está tan apegado a la realidad, tampoco se pueda apegar demasiado al arte. Hoy, ser una persona que consume arte es estar cerca de la realidad, sino es vacía la obra que vas a tener adelante, porque vos estás vacío’’, refirió sobre espectadores y artistas.

Recién llegada de la Bienal de Venecia detalló además que todas las muestras allí estaban muy relacionadas a lo social y que es necesario el creador actual salga más a la calle.

‘‘Esa creo que es la mayor ruptura, sin ser artista, sin ser consumidor sin ser nada, que cualquier persona de la ciudad se interese más por mirar al de al lado. Quizás eso te haga admirar una obra de arte después’’, lanzó.

La unión hace la fuerza
Conocidos de cruzarse en alguna exposición, algunos trabajos en común, Tensor reunió a estos habilidosos comunicadores artísticos en un diálogo continuo y todos afirmaron que siempre lo colectivo aporta a lo individual y viceversa. En especial con disciplinas tan disímiles y amplias.

‘‘Cada uno tiene sus mundos, pero a su vez nos une esta misma causa: consumir arte, proponer arte y comercializar arte’’, resumió Lucas.

‘‘Sin la red no existe el arte, mientras más te juntás, más crecés. Nos potenciamos entre nosotros’’, estipuló el multifacético Luciano Candotti, quien considera el arte tiene la misión de liberar.

‘‘El arte nos salvó, de alguna forma a mí me salvó. Sin él no estaría vivo’’, proclamó.

Luciano es uno de los que junto a Mariana busca expandir el arte aplicado a productos diarios. Con un buzo ilustrado por él mismo, sostuvo que ‘‘así como la magia que se pasa de generación en generación -ya que todos encontramos alguien que nos impulsó a ser artistas- la misión de impartir más conocimiento y contagiar a otros es una de las más lindas a pesar de lo difícil’’.

‘‘Creo que tenemos que mantener esa sensación de generar arte: voy a producir diez obras y en tres voy a estar en el cielo, mantener esto económicamente, hacerlo viable para la vida cotidiana. Tiene un montón de cuestiones de sobrellevar ser artista, pero celebro que se generen estos vínculos que a su vez contagian, animan. Por ahí alguien nos escucha y dice ‘me voy a animar’’’, cerró Lucas.

Pintura, diseño, videoarte, arquitectura, cerámica, el arte crea mundos. Inmersivo en la realidad, investiga, profundiza, irrita, se rebela, desconcierta, invita a mirarnos más. Puede conjugar lo más cruento de un momento histórico en una pieza ‘‘bella’’ o totalmente irreverente.

Con etiquetas que se desdibujan, lo contemporáneo innova también en estos pagos y se abre paso en disciplinas que se hacen lugar a fuerza de verdad y autogestión.

Mariana Díaz (28). Diseñadora de interiores, curadora. Diseñadora de interiores y especializada en curaduría de arte contemporáneo. Tiene un legado familiar de gestión cultural en arte, que considera la influyó.  Elena Oliveras, Didi-Huberman y la escuela de la Bauhaus son referentes a los que recurre siempre. Considera que el arte debe estar ligado a lo social, conectado a la realidad.

Valeria Thomas Temporelli (32). Ceramista. Se define como artista de la tierra, hace cerámica, grabado, pintura y también es gestora cultural.  Es parte del proyecto Mujeres en el Barro en Profundidad y  Relatos Visuales en Posadas. ‘‘Reivindico el arte como una mirada sensible ante lo cotidiano’’, dijo buscando alejarse de la mirada clásica eurocentrista.

Lucas Díaz (30). Tatuador. Tatuador y músico baterista amateur, Lucas encontró su arte con la  piel como lienzo.  
“El tatuaje refleja una sensación, un gusto, una pasión una preferencia y tiene una carga energética por lo que trabajamos ese concepto artístico. En ese contexto se corresponde con Tensor”, representa eso de hacer algo distinto original.

Belén Telechea (28). Diseñadora de indumentaria. Desde chica siente que fue llamada a crear. Así, viviendo entre Buenos Aires y Posadas, tiene su propia marca de lencería y bikinis: Moira.bikinis. Amante de las estampas, uno de sus referentes ineludibles es Dolce Gabbana. “Diseñar es comunicar lo que uno siente, cómo ves el afuera, la sociedad”’, alegó.  

Giuliana Pinzone (33). Artista. Giuliana vibra arte. Escribe poesía y también hace pintura abstracta.
De nuevo en Posadas hace seis años, tiene publicados algunos libros y cree que ‘‘el arte es vida’’. Pollock fue uno de quienes la hizo sentir que el arte es su casa. ‘‘Uno no decide ser artista, le pasa, no puedo hacer que no me pase”, definió.

Luciano Candotti (34). Artista gráfico y audiovisual. “El arte es traducir lo que no tiene palabras, lo que sea este pasando fuera o dentro que no hay palabras para eso, ahí está el arte”, explicó Luciano.
Con Kandinski como uno de sus exponentes admirados en lo plástico e ilustrativo, entiende que el arte lo salva.
“Me rescata todo el tiempo”, sumó.

Guliana Uset (27). Comunicadora y artista. Guliana hace pintura, escultura música, actuación y es licenciada en comunicación. “Mi búsqueda personal es la multiplicidad de lenguajes en pos de comunicar y serme sincera para comunicar’’, dijo. Por más que predomine una disciplina, cree en la sinestesia, que todas las cosas tienen música, todas tienen pintura, todos los sentidos a la vez.

 

Perfil

Mariana Gómez
Artista

Muralista, ilustradora, tatuadora, Mago es además la titular de la Asociación Misionera de Trabajadores de las Artes Visuales (Amtav), espacio que busca reunir a artistas para gestar espacios de reflexión, de mercado, exigir políticas públicas y buscar líneas de fomento, entre otras.

 

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