“Nos ganamos el día y lo hacemos por necesidad”

domingo 19 de septiembre de 2021 | 6:05hs.

Por sus singularidades geográficas, Bernardo de Irigoyen y San Antonio están caracterizados por prácticas ilegales en zonas de frontera seca, principalmente el contrabando de diversos productos, ardid que va mutando en sus operaciones dependiendo de las circunstancias y los controles.

Hoy en día, con la rigurosidad de los controles de frontera por la pandemia, la actividad se tornó un tanto más complicada para los involucrados, pero de todas maneras se las ingenian para sortear operativos. Contratan paseros, alquilan galpones lindantes o negocian con dueños de esas propiedades en zonas limítrofes.

La práctica, en parte, es posible debido a que en muchos casos no se hacen las denuncias por temor a represalias o simplemente otros se aprovechan de la situación para ganarse unos pesos extra en un contexto económico golpeado por la pandemia.

Durante una recorrida por la zona, El Territorio charló con un pasero cuya identidad se preserva. “El contrabando siempre existió y mucha gente creció e hizo capitales mediante estas prácticas, pero nosotros los changarines nos ganamos el día y lo hacemos mayormente por necesidad, para mantener a nuestras familiares. Acá si no sos empleado público, de alguna fuerza de seguridad o empleado de comercio, no tenés muchas oportunidades”, señaló.

Y continuó: “Y con el tema de la pandemia aumentó mucho el desempleo y algunos jóvenes o padres de familia que tenían la posibilidad de trabajar en Brasil, en los campos, siembras, cosechas, en construcción o comercio, dada las circunstancias sanitarias, el cierre de fronteras y la rigurosidad de los controles, no pudieron seguir trabajando. Entonces más allá de saber que es una prácticale ilegal, muchos padres de familias o jóvenes se dedican a pasar mercaderías de forma ilegal. Pero como dije antes, las grandes ganancias lo llevan los grandes contrabandistas, el changarín apenas se gana el día”.

Durante mucho tiempo, los productos más contrabandeados en Irigoyen fue el pollo brasileño, que incluso se transportaba hasta otras localidades misioneras, pero hoy los costos no favorecen. Actualmente, los productos que más ingresan desde Brasil son materiales de construcción y electrónicos.

De manera contraria, los productos argentinos que más se cruzan a Brasil, además del vino, son aceite de oliva, perfumería, cosmética y zapatillas.

Por último, en los últimos meses el gas argentino está siendo un producto muy llevado a Brasil. Por ejemplo, en un negocio de barrio en Irigoyen la carga de gas de 13 kilogramos se consigue a 750-800 pesos, mientras que en Brasil una carga similar cuesta cerca de 4.000 pesos.

 

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