Pasaron doce años del crimen que sacudió Posadas, pero sigue impune

Caso Pauluk: “La causa de mi hermano es el reflejo de la Justicia en Misiones”

Pese a los pocos avances de una investigación defectuosa, su familia se aferra a la búsqueda de la verdad. “Lo mataron para tapar la corrupción”, aseguró su hermana
domingo 25 de abril de 2021 | 6:05hs.
El cuerpo de Javier Pauluk fue encontrado en el interior del coche, en pleno centro de la ciudad de Posadas. Foto: Archivo
El cuerpo de Javier Pauluk fue encontrado en el interior del coche, en pleno centro de la ciudad de Posadas. Foto: Archivo

“Javier fue muy buen hijo, hermano y amigo. Todos lo querían. Cuando se recibió, por su excelente promedio, la facultad le dio una beca para Alemania, pero justo papá se enfermó y prefirió postergarla para poder darle una mano con la fábrica. Se quedó en Posadas. Entonces, a través de una amiga consiguió el trabajo (en Siemens, empresa internacional que en aquel momento tercerizaba el servicio de digitalización de documentos en la Dirección General de Rentas de Misiones) y así terminó. Era un ser humano increíble, pero demasiado honesto y bonachón para esta época. Su honestidad lo condenó. Lo mataron para tapar la corrupción que descubrió y la gente de la Justicia hace todo lo posible para que no se sepa la verdad. Pero se va a saber, lo aseguro”.

Miriam Pauluk está segura que el crimen de su hermano, el ingeniero en informática Cesar Javier Pauluk (35), no estará eternamente marcado por la impunidad.

Fue asesinado a balazos por la espalda hace más de doce años, un 10 de abril de 2009, en pleno centro posadeño, y desde hace años la causa está paralizada con una instrucción deficiente, tal como indicó el fallo de la Cámara de Apelaciones en lo Penal y de Menores hace casi cuatro años.

“De hace un tiempo a esta parte no se sabe nada de la causa. En varias oportunidades, antes de la pandemia, fui al juzgado para ver cómo avanzaba la investigación y cada vez hubo un secretario nuevo o gente nueva que, supuestamente, está interviniendo. (Marcelo) Cardozo (titular del Juzgado de Instrucción Penal Uno) no quiere atenderme, no quiere verme, porque todo está parado desde hace tres o cuatro años”, lamentó Miriam.

“Duele. Indigna tanta impunidad. Si ves el expediente te vas a dar cuenta que hay dos componentes claros: intencionalidad e inoperancia. Pero no pierdo las esperanzas. No sé si la justicia del hombre, pero la justicia divina sé que tarde o temprano va a llegar porque la verdad no se puede tapar con la mano, como tampoco el sol. Se va a saber por qué lo mataron”, puntualizó.

El crimen del ingeniero
El ingeniero Pauluk fue hallado muerto el viernes 10 de abril de 2009 a las 17.50, en el interior de un automóvil VW Gol Country gris, propiedad de Miriam.

Horas antes, ella misma había denunciado el robo del auto para agilizar la búsqueda. Pero lo encontraron gracias a que una vecina denunció que a dos cuadras de la Jefatura de Policía (por Catamarca casi Buenos Aires) estaba un coche con un hombre durmiendo adentro. Era Javier y no dormía. Lo habían asesinado.

La autopsia determinó que recibió cuatro disparos desde atrás con un revólver calibre 38.

El cuerpo presentaba dos orificios de entrada en la espalda del lado izquierdo, uno de ellos a la altura de la séptima costilla y el otro de la novena, sin orificio de salida.

También tenía otra herida de bala que entró cerca del oído izquierdo y no salió del cráneo. El cuarto proyectil entró en la nuca y salió cerca de la mandíbula.

Uno de los balazos que ingresó por la espalda le atravesó el corazón y le produjo la muerte en el acto.

El asiento donde se encontró el cuerpo estaba reclinado al máximo y el (o los) asesino le tapó con una toalla el rostro y parte del torso.

En el coche faltaba la billetera y el teléfono celular de Javier, que años después se supo habría estado en manos de una gitana posadeña y un remisero obereño, que fueron los últimos detenidos.

Los dos fueron acusados de haber utilizado -con otro chip- el teléfono celular de la víctima, días después del asesinato. En indagatoria negaron cualquier vinculación con el homicidio, dijeron no recordar cómo llegó a sus manos ese aparato y después de casi medio año en prisión fueron excarcelados, continuando sujetos al proceso.

Fue cuando la Cámara de Apelaciones, después de revisar el expediente, decretó la nulidad de las indagatorias de ellos y también de los otros que años antes habían recibido la falta de mérito.

Desde el principio los investigadores tomaron testimonios a más de 30 personas sobre lo que sabían de la víctima, tanto en el plano familiar como social y laboral. Con esa información tejieron dos hipótesis principales que ligaron, por un lado “a vínculos personales” y por otro “a su trabajo” en la empresa de informática y digitalización.

La primera no prosperó y a la segunda se aferra la familia para continuar afirmando que “lo mataron para tapar la corrupción que descubrió”. Hoy no hay detenidos y no se conocen nuevas pesquisas.

No olvidar y exigir esclarecimiento
“Cada uno de los días de mi madre, de mi padre que ya no está, de mis hijos y míos, ese 10 de abril está a flor de piel”, dijo Miriam y nuevamente lamentó que “todos los que intervinieron se dedicaron a desviar el curso de la investigación. El crimen de mi hermano ahora son papeles poniéndose amarillos, acumulados con cientos de causas impunes en los juzgados”.

Y al final pidió a la población que no olvide, y exija el esclarecimiento del caso. “Para que no vuelva a pasar nunca más algo así, esto no debe olvidarse. Por Javier, te puedo asegurar que no habrá olvido”, concluyó.

 

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