Eso no puede pasar aquí

domingo 12 de noviembre de 2023 | 6:00hs.

A Kenneth Johnson le dijeron que hacer una nueva serie sobre una vieja novela de la década del 30 no era una buena idea. Que mejor escribiera un guión que incluya naves espaciales y seres de otros planetas, algo muy de moda a principios y mediados de los 80. Pero al bueno de Kenneth se le ocurrió tomar lo mejor de ambas propuestas y así surgió ‘V’, más conocida en castellano como ‘Invasión extraterrestre’ *, un fenómeno que entregó dos miniseries, una serie de bajo presupuesto (levantada sin miramientos ni explicaciones) y una remake malograda. Pero, ¿de qué hablaba el libro que originalmente quiso adaptar?

Sinclair Lewis, el primer estadounidense en ganar el Premio Nobel de Literatura y crítico del patriotismo irreflexivo de su país, escribió en 1935 ‘Eso no puede pasar aquí’, que relata el ascenso al poder de un populista de derecha que, como Hitler y Mussolini, aprovecha la crisis económica para exaltar el nacionalismo, encontrar un enemigo público culpable de todos los males y fomentar el regreso de los “valores tradicionales” (en aquel tiempo, la mujer en la cocina, los negros a la cosecha y los trabajadores a renunciar a sus derechos). Las promesas de una mejora rápida y duradera de las condiciones y una mirada sesgada sobre las razones de la debacle de ese momento lo llevaron a imponerse en las elecciones con el respaldo del muy escuchado programa radial del obispo metodista Prang, líder espiritual de la Liga de los Hombres Olvidados (porque la masculinidad herida ya se hacía sentir hace cien años).

Las elecciones consagran a Berzelius “Buzz” Windrip, se hacen reales todos los temores de sus adversarios y no se hace real ninguno de sus postulados. Las condiciones de la población no sólo empeoraron, sino que Estados Unidos quedó aislado del mundo, los adversarios políticos fueron encarcelados, los desocupados fueron enviados a campos de trabajo forzado y el país -reconfigurado en sólo ocho estados para, supuestamente, reducir el gasto- pasó a ser administrado por hombres ineptos, incapaces y vengativos, que tomaron la justicia en sus manos y eliminaron a quienes los habían humillado. Claro, al tratarse de un político sin estructura en la que recostarse, Windrip les dio poder a aquellos que le juraran lealtad y les dio la libertad de actuar como quisieran. Shad Ledue, un resentido y poco laborioso trabajador reconvertido en gobernante de una región bastante amplia es uno de los ejemplos más claros en la obra. A quienes se opusieran, los Minute Men (el equivalente de las SS alemanas) los asesinaban o encarcelaban. Los paralelismos de la novela de Lewis con el nazismo o el fascismo no terminan ahí y tampoco son disimulados en Invasión Extraterrestre, desde el logo de los ‘visitantes’ de otro planeta hasta la persecución a científicos e incluso un personaje sobreviviente de campos de concentración.

Windrip, que había llegado como un dirigente ajeno a la tradicional clase política, termina aliándose a muchos de los que llevaban décadas viviendo de la función pública: algunos se le unen por miedo; otros, por la posibilidad de obtener poder y ante la oportunidad histórica de ya no tener que disimular sus verdaderas intenciones. Su régimen, sin embargo, no duró mucho, pero la dictadura impuesta se mantuvo, con otros nombres y con un fuerte culto a la personalidad de sus sucesores. Las consecuencias fueron mucho más duraderas que aquel enojo primigenio, originado en una recuperación económica no tan veloz como se hubiera deseado después de la Gran Depresión y otras varias razones ciertamente atendibles, pero muy menores comparadas con la destrucción propiciada por un disgusto mal canalizado en forma de voto a un líder mesiánico de boca grande e ideas diminutas.

La obra de Lewis guarda varios puntos de contacto con La conjura contra América (The plot against América), de Philip Roth, con la diferencia de que esta última fue escrita en 2004, con lo cual la derrota de Franklin Delano Roosevelt (común a ambos libros) es una historia alternativa (una línea de tiempo diferente desde un punto en el pasado) y no una distopía (lo contrario a la utopía: un futuro peligroso para la sociedad). Lo que distingue a Eso no puede pasar aquí de grandes referentes de este último género, como 1984 (Orwell), Nosotros (Zamiatin) o Un mundo feliz (Huxley) es que la principal proclama de los totalitarios no es el orden, sino una supuesta libertad. El título de la obra hace referencia, precisamente, a la idea de que en la autointitulada tierra de la libertad no podría suceder algo así, pero pasó y puede seguir pasando, en la ficción y también en la vida real.

 

* Tanto ‘Invasión extraterrestre’ como ‘La conjura contra América’ se pueden ver en HBO Max y ‘1984’ está en Amazon Prime. Mientras, ‘It happened here’ (versión libre, en inglés), ‘Brave new world’ (también en inglés) y ‘El gran dictador’ (idea similar a la de Lewis, desarrollada por Chaplin) se encuentran en YouTube (no puedo asegurar que se respeten los derechos de autor).

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