El piloto que le ganó a sus miedos

Hace tres años Jorge Álvarez (47) tuvo un grave accidente que lo alejó del motociclismo. Luego de un largo proceso de recuperación, el fin de semana volvió a correr en el Superbike Argentino
miércoles 12 de abril de 2023 | 4:30hs.
El piloto que le ganó a sus miedos
El piloto que le ganó a sus miedos

“¿Por qué caemos?, para levantarnos más fuerte”. Esa frase resume la vida de Jorge Álvarez (47). El piloto de San Javier volvió el fin de semana a correr en el Superbike Argentino de motos luego de su grave accidente que tuvo mientras corría en el autódromo Oscar y Juan Gálvez de Buenos Aires. Claro que ese proceso no fue fácil.

Todo comenzó en los ensayos de la primera fecha del Superbike Argentino 2020, cuando se despistó con su Kawasaki Ninja 1000cc y quedó enganchado a la moto que por el impacto se prendió fuego. Eso hizo que parte de su cuerpo se quemara. Las heridas se curaron y la moto se reconstruyó, pero cuando todo parecía encaminado para volver apareció el miedo y los problemas psicológicos que lo bloquearon.

“Mi accidente fue en el Gálvez, pero el problema lo tuve en Concordia que era mi circuito de entrenamiento. Cuando me dieron el alta médico de las heridas en la piel, fui a Concordia y me bloqueé, parecía que no sabía manejar una moto y la cabeza se me llenó de preguntas e inseguridades”, recordó Álvarez sobre aquellos primeros días.

En ese momento de dudas y desconcierto recordó los momentos más duros que le tocó vivir. A los 17 años perdió a su mamá y se enfrentó a su padre, por lo que decidió alejarse de él quedándose solo en la vida.

Dejó su San Javier natal y vino a vivir a una pensión en Posadas, donde no tenía para comer. “Empecé literalmente de cero y nunca bajé los brazos. Una noche me fui a la plaza porque tenía hambre y no podía dormir. Una persona en situación de calle me vio y me convidó la mitad de su hamburguesa, nunca me olvido de ese momento. Después unos amigos me dieron un trabajo, fui creciendo y pude abrir mi empresa”

“Un día yo ya tenía mi camioneta y casi choqué a esa persona que me había ayudado aquella noche. Me bajé y lo abracé, lloré y le agradecí aquel gesto que me cambió la vida”, rememoró.

Álvarez había salido de aquel pozo y se transformó en un empresario; este miedo que lo paralizaba y que no lo dejaba disfrutar de su pasión por el motociclismo no podía ser un impedimento, pero necesitó ayuda profesional, contención familiar y consejos de sus colegas del campeonato misionero de motociclismo.

“Iba a entrenar, daba dos vueltas y vomitaba de los nervios y el miedo… así de literal, tenía todas las inseguridades en mi cabeza. Fui a mi médico y le pedí que me haga todos los estudios; él me dijo ‘vos tenés que ir al psicólogo’ y así fue que acudí a Victoria Pizarro. Yo no creía en los psicólogos, pero ella me ayudó muchísimo”, recordó.

Álvarez cuenta su trauma sin miedo. “Porque por ahí hay una persona que está pasando por lo mismo y no encuentra la salida, pero siempre hay que pedir ayuda, que las personas que realmente te quieren van a estar. Nunca hay que bajar los brazos y siempre hay que pelear por lo que a uno le apasiona”.

“Mi señora Lorena y mis hijos Tomás (17) y Martina (11) nunca me dejaron solo, me apoyaron cuando estuve mal y tampoco me olvido de cada entrenamiento que tuve con Damián Gauna (su rival en el provincial), que siempre me decía ‘dale vos podés’ ‘no bajes los brazos, seguí’. Me dieron tanto amor que lograron lo imposible, que vuelva a correr y disfrutar arriba de la moto”.

El fin de semana pasado volvió al lugar al que sus miedos más profundos habían marcado los tres últimos años de su vida, el autódromo de Concordia. Y los enfrentó: “Cuando tomé la curva 1, que se hace a fondo, apreté el acelerador y me saqué esa mochila que me acompañó tres años. Ahí dije listo estoy de vuelta. Clasifiqué tercero y si no pasaba ese problema con la moto –tuvo una falla en la inyección electrónica- estaba para ganar en mi categoría”, comentó emocionado.

Para el final recordó las palabras de su tío Rulo, quien fue con quien se crió “siempre me decía dos cosas ‘cuando te den un zapato dos talles menos que el tuyo, pone una piedra en la punta y seguí caminando’ y lo otro que nunca me olvido es ‘cuando más grande sea el problema que tengas más fría debe estar tu cabeza’.

Álvarez apuesta a correr toda la temporada del Superbike, dentro de la categoría Stock Bike Open y más allá del resultado que venga lo importante para él es “disfrutar de lo que hago, puede que no gane nada, pero tengo el premio más importante le gané a la vida y a mis miedos”. 

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