El diverso arte del Norte Grande
Tras el arranque de la Orquesta Folklórica de Misiones que ofició de anfitriona abriendo el escenario mayor del Festival de las Culturas del Norte Grande, diversos músicos y bailarines se sucedieron dando una pequeña muestra de la inmensidad cultural que tiene toda la región. Los Nuñez con Paola Leguizamon, Tomasito el Ballet Folklórico del Parque y Evanna Sanz, entre otros, marcaron la fuerte localía. Mención aparte fueron los Hae Kuera Ñande Kuera que mostraron el poderío del rap intercultural. 'Ustedes y nosotros' es el significado del nombre del grupo que más allá de la influencia mbya se convirtió ya en una enérgica banda con identidad única capaz de captar avezados oídos.
Pasadas las 23 llegaría Peteco Carabajal y el grupo Santiago trío con un Norguss Jacob repleto que revoleó pañuelos al ritmo de la chacarera. 'Chaupi corazón', 'Las manos de mi madre:, 'Embrujo de mi tierra' y 'Desde el puente carretero' fueron algunas de las canciones que pusieron el son de Santiago del Estero bien alto en Tierra Colorada. Músicos y público celebraron está conjunción del grupo que comenzó en el 74 y que después de 48 años volvieron a unirse en acordes y giras.
A pocos minutos de la 1 de la madrugada un ansioso y explotado anfiteatro esperaba la salida de Mario Bofill que tras dos canciones con las que Chingoli y la banda prepararon al público, finalmente hizo delirar a todos con su humilde presencia. Entonando clásicos infaltables cómo 'Estudiante del interior', 'Conjunto pena y olvido' y 'Viva la pepa', nadie se quedó sin bailar, filmar o arengar al empático correntino. Chingui, otro de sus hijos de sumó a escena armando un trío familiar que sonó con ímpetu de tradición. De la misma manera, pequeños bailarines de chamamé y fans que apenas contaban años con una mano dieron la pauta de que el género no solo se hereda sino que reivindica una vigencia única.
Tras el paso de los Bofill, el éxodo fue inevitable y poco a poco el predio se fue vaciando. Sobre el final llegarían las mujeres representadas en Chamameceras, Chamamé Kuñá y Tiempo de mujeres con destacadas actuaciones aunque ninguna agrupación haya quedado dentro del horario central. "No nos importa la cantidad de público, a veces es mucha gente a veces toca más tarde y es menos pero la entrega es la misma" dijeron desde Tiempo de mujeres al puñado de presentes que resistían cerca de las 4 am.
De igual manera Los copleros que tocaron una hora antes, envalentonaron a los presentes con increíbles escaladas y vaivenes de voces y géneros que acapararon todos los ánimos. Desde carnavalitos, chacareras y canciones especialmente dedicadas a la provincia que representan: Jujuy, hicieron levantar los pañuelos y las ovaciones.
Pasadas las 4, Loreley Benítez puso voz para el Quinteto Tangazo, encargado de bajar el telón con su majestuoso homenaje a Piazolla que hizo temblar de recompensa a quienes osaron quedarse hasta el final. Un selecto grupo de oyentes atestiguó así un concierto impecable en sonido, calidad y maestría musical. Porque el tango también deja honda huella, más allá del Río de la Plata.
Una jornada repleta de arte y diversidad con ballets y comidas típicas de las colectividades, que de alguna manera hospedan el festival, se desenvolvió como el primer plato de un festín cultural que se extiende con ansias de crecer día a día y hoy redobla la apuesta.
