La otra realidad: los clientes con alto poder aquisitivos

Las redes sociales impulsan el “turismo sexual” en Iguazú

Candela (48) trabaja hace 20 años con su cuerpo. “La mayoría de los recepcionistas tienen todos los datos. Hay chicas en los bares, boliches y resturantes”, describió
domingo 24 de abril de 2022 | 6:05hs.

Pese a los esfuerzos por erradicar la prostitución del destino Puerto Iguazú con la promoción de diferentes sellos de calidad amigables con el medioambiente, que tienen ítems sociales entre los puntos a certificar, aún existen los famosos books en los que se ofrecen servicios sexuales. Éstos han pasado a ser virtuales, a través de las redes sociales como Instagram y las plataformas como Only Fans.

Al respecto, en los hoteles, la mayoría de los recepcionistas nocturnos conocen los perfiles confiables que pueden ofrecer al huésped.

El servicio de mujeres, trans y hombres está a la vista en algunas calles de Iguazú, pero en su mayoría los que prestan servicios sexuales en la Ciudad de las Cataratas lo hacen en forma incógnita e incluso muchos trabajan en relación de dependencia en lugares de atención a turistas.

Es el caso de Candela (48) -el nombre es ficticio para preservar su identidad real-, quien se dedica a la prostitución desde hace 20 años y que hasta siete años atrás lo hacía paralelamente con otro laburo en relación de dependencia. Actualmente se dedica a la venta por internet de productos varios para toda la comunidad, pero la mayor parte de sus ingresos están relacionados a la oferta de servicios sexuales.

Candela se inició cuando trabajaba en una casa de juegos de azar. “Muchas compañeras me habían dicho del rubro, cómo trabajaban, que elegían clientes y de la diferencia que hacían respecto al sueldo. Algunas contaban que podían cobrar el sueldo del mes en una noche, dependiendo del cliente”, detalló.

Y siguió: “Nunca me interesó hasta que me vi metida en deudas. Una noche, un jugador ganó mucho dinero y me sugirió gastar las ganancias conmigo. Dudé bastante, pero accedí y fue así que empecé a dedicarme a esto”.

La mujer recordó que el secreto para hacer la diferencia en el trabajo no era la propina, sino los servicios extra de este tipo. No obstante, aclaró que la forma de hacerlo era casi clandestina, con aquellas que encajaban en el perfil, ya que si algunas tomaban conocimiento de la situación podrían ser despedidas de su empleo.

“Ofrecer los servicios no era necesario, el jugador que buscaba acción lo daba a entender y bueno, cada una accedía o no. La comunicación era casi por señas para evitar ser descubiertas”, develó.

Hoy Candela se dedica a la venta virtual de artículos varios, aunque continúa ofreciendo servicios sexuales por internet.

“Tengo mi página de Only Fans y por Instagram, que se transformó en una vidriera de trabajadoras sexuales. Cada día son más las chicas de Iguazú que se dedican a vender su cuerpo por las redes. Muchas ni siquiera disimulan, ya que no trabajan”, resaltó excluyendo a esta actividad de un trabajo normal, tal vez inconscientemente.

Respecto al trabajo en la calle, Candela manifestó: “Yo jamás voy a ofrecer mis servicios en la calle, no empecé de esa forma en el rubro, así que no sé cómo moverme. En otro ámbito tengo varios clientes que me quedaron de la época que trabajaba en relación de dependencia”.

“Por suerte jamás me encontré con algún loco que me quiso pegar y demás. Pero sé de historias de las trabajadoras de la calle que han sufrido violencia y abusos varias veces, y no dejan porque dicen que es lo único que saben hacer para ganarse el pan”, amplió.

Respecto al turismo sexual, Candela opinó que siempre existió y seguirá existiendo. “Están esos sellos de calidad para evitar la prostitución, pero la mayoría de los recepcionistas tienen todos los datos. Es muy difícil de erradicar, hay chicas en los bares, en los boliches y hasta en los restaurantes. Quizás la gente que no está en el rubro no nota, pero nosotras vemos y sabemos quién sí y quién no”, describió.

Haciendo referencia a las tarifas, la entrevistada reveló que, teniendo en cuenta el poder adquisitivo de sus clientes, no cobra menos de 10.000 pesos. Sin embargo, sabe que esa realidad no es la misma de otras trabajadoras sexuales, ya que “la tarifa base en la calle es 2.000 pesos, pero todo depende del cliente y lo que quiere. Sinceramente no sé cómo manejan los números, yo no salgo de casa si la oferta es menor a 10.000, pero la diferencia radica en el ámbito en el que me manejo” remató.

 

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