“No quiero que un día me traigan a mi hijo en un cajón”

domingo 23 de junio de 2019 | 6:00hs.
Cappelari y una medida extrema para salvar a su hijo: lo encadenó para que no salga a drogarse.
Cappelari y una medida extrema para salvar a su hijo: lo encadenó para que no salga a drogarse.
Día a día se conocen casos de familias destruidas, que ya no saben cómo seguir luchando en contra del consumo de sustancias. Se repite el mismo patrón: padres que al notar un comportamiento diferente en sus hijos comienzan a perseguirlos y a exigir respuestas, provocando quizás que ellos se alejen aún más.
Ante la desesperación, muchas veces madres y padres de familia recurren a medidas extremas al percibir que pierden a sus hijos. Algunos optan por recurrir a las iglesias evangélicas que brindan contención y que en muchos casos toman la problemática como un tema espiritual que solamente se vence con “ayuno y oración”, que obtienen resultados en muchos casos pero no en todos.
Otras instituciones, como los centros de desintoxicación, ofrecen tratamientos médicos que también dan resultado, pero todo depende del adicto que debe ser consciente que está enfermo y sobre todo tenga la voluntad de alejarse del mundo del consumo.
En Iguazú, se han registrado casos de padres que encierran a sus hijos en su casa o los mantienen con “niñeros” que los acompañan a todas partes que tienen la difícil tarea de evitar que consuman o compren el estupefaciente. El caso más dramático registrado en los últimos meses fue del Nidio Cappelari, de profesión mecánico, que tiene nueve hijos, de los cuales uno cayó en el consumo.
Fue tal la desesperación que lo encadenó en su habitación en repetidas oportunidades buscando evitar recibir la llamada de la Policía que dijera: “Su hijo fue asesinado”.
“Yo sé que es ilegal lo que hice, pero ya no tengo opciones, mi hijo sale a robar para consumir, alguien lo va a matar, le pedí a la policía que lo mantenga en cerrado en el calabozo, pero entra un día y sale al otro, y va directo a robar, yo se que está mal, pero ya no puedo solo”, contó a El Territorio.
Al tiempo que agregó: “Pedí ayuda a la Justicia, pero no lo pueden internar contra su voluntad y no me queda otra opción, no quiero que un día me traigan a mi hijo en un cajón”
Algunos familiares toman medidas extremas y otros padres terminan recibiendo a sus hijos en un cajón.
Cristian Damián Pereyra (26) murió tras haber recibido dos disparos hace poco menos de un mes al ingresar a una vivienda con intenciones de robo.
Allegados a la familia del muchacho indicaron que el mayor temor era tener que enterrar a su hijo a causa de la droga, pese a todos sus esfuerzos no logró sacarlo del círculo de vicios.
El municipio de Puerto Esperanza también tiene historias que representan la evidencia de que la droga esta en todos lados. Desde hace dos años se conformó el grupo Madres Desesperadas en Busca de la Paz, que copó las calles como un grito de auxilio. Una de las militantes de ese grupo fue Mariela Vera, madre de Brian (24).
La mujer internó a Brian en tres centros de rehabilitación, pero como es mayor de edad no puede permanecer en los lugares contra su voluntad, por lo que siempre termina abandonando los tratamientos.
En 2017, el joven estuvo a punto de fallecer a causa de una sobredosis con drogas duras, tras sufrir una recaída. “Se salvó porque la Policía lo levantó de la vereda cuando ya estaba inconsciente”.
El joven consume drogas desde los 15 años. “Brian no, él cayó y no se puede levantar porque todos sus amigos están en la misma situación”, lamentó.