El redescubrimiento de las Cataratas del Iguazú

viernes 07 de febrero de 2020 | 5:00hs.
Por Alfredo Poenitz

Por Alfredo Poenitz Historiador

Las Cataratas fueron advertidas por Álvar Núñez Cabeza de Vaca en su expedición desde la isla de Santa Catalina hasta Asunción en búsqueda de un camino más corto que el utilizado por los adelantados anteriores. Aquellos habían utilizado la vía fluvial ingresando al Paraná por el río de la Plata. El diario del viaje, que tuvo una duración de cinco meses, describe el sorpresivo encuentro con esta belleza natural como un lugar donde “el río da un salto por las peñas abajo muy altas, y da el agua en lo bajo de la tierra tan grande golpe que de muy lejos se oye...”. 
Hasta fines del siglo XIX, en tiempos del Territorio Nacional, las Cataratas sólo habían sido visitadas por arriesgados viajeros o por partidas de yerbateros que transitaban esos parajes hasta entonces alejados del mundo conocido.
En 1881, poco antes de la formalización del Territorio Nacional de Misiones por el Estado nacional, el gobierno de Corrientes, que desde la finalización de la Guerra de la Triple Alianza había administrado esta región, apuró la venta a particulares de grandes extensiones de las tierras de Misiones. El enorme espacio entre los ríos Iguazú y Urugua-í fue cedido a Jorge Gregorio Lezama, quien tenía intenciones de formar una colonia de inmigrantes, proyecto que nunca se concretó.
En 1896, el gobernador Lanusse, gran visionario de las potencialidades de Misiones, organizó una visita vía fluvial a las Cataratas a bordo del vapor Cometa. Iban allí amigos del gobernador relacionados con el poder político y económico del país. Su intención era justamente promover el interés nacional por poner en valor la caída de agua más importante de América del Sur. Pero diferentes circunstancias hicieron que no pudieran cumplir el objetivo de llegar a los saltos. 
En ese grupo viajó una influyente señorita de la sociedad porteña, Victoria Aguirre, quien donó .5000 pesos para que se pudiera concretar el acceso terrestre a las Cataratas. Poco después también hicieron importantes donaciones los señores Pedro Núñez y Lázaro Gibaja, empresarios españoles residentes en Posadas. Con estos fondos privados, en 1902 se pudo completar la obra, cuyo puerto terminal fue denominado Puerto Aguirre en homenaje a su primera benefactora. La tarea de la apertura del camino entre la selva fue llevada a cabo por soldados del Batallón 3, con asiento en Posadas.
El gobierno nacional, con el fin de preservar y fomentar el turismo en este lugar, encomendó al paisajista Carlos Thays el diseño de un parque natural, el que fue creado en 1909. Un par de décadas después, en 1928 se incrementó el espacio del parque a partir de la compra por parte del Estado nacional de tierras lindantes que fueron destinadas al crecimiento del Parque Nacional Iguazú, que tuvo su primer intendente en 1934.
A la par de la evolución del Parque Nacional fue creciendo lentamente el núcleo urbano que tuvo su primera escuela, Comisaría y puesto de Subprefectura en 1913. En 1916 se crea un Registro Civil donde consta el nombre de Puerto Aguirre. En 1943 ya figura como Puerto Iguazú.
La dificultad de acceder por tierra, sobre todo por los constantes desbordes de los ríos Piray Guazú y Piray Miní, llevó a que la vía de acceso fluvial se mantuviese hasta la década de 1960. Recién hacia la década de 1970, cuando la ruta nacional 12 fue pavimentada, la afluencia de turistas se hizo más asidua.
En 1984, las Cataratas del Iguazú y su Parque Nacional fueron incluidos como Patrimonio Mundial de la Unesco, protegiéndose un área cercana a las 47.000 hectáreas y sus 275 saltos a lo largo de casi tres kilómetros.