Fausto y las posibilidades del ser humano

domingo 16 de agosto de 2020 | 3:00hs.
Fausto
Fausto
Agustina Rella

Por Agustina Rella sociedad@elterritorio.com.ar

¿Cómo sería si fuera un zorro?, se pregunta Fausto Aranda Scotta (6) en un detallado relato que desata con la destreza de un juglar. Improvisando cuentos y poesías, el pequeño saca a relucir sus intereses más nobles relacionados a la biología, la prehistoria, la botánica y la evolución de las especies, entre otros. Todo con una elocución que mantiene al oyente/espectador por demás atento.

Si bien sus papás Gerardo Aranda y Leticia Scotta (que también tienen a Lucero, de 3) facilitan al niño libros, actividades creativas y destacan que intentan responder todas las inquietudes del pequeño, reconocen que muchas veces se sorprenden por la complejidad de sus preguntas.

“Nos hace pensar a nosotros y lo hacemos pensar a él. Es enriquecedor”, reconoció Gerardo, al tiempo que deslizó el vasto mundo que abordan en sus charlas. “Hablamos del universo, de Dios, de ciencia ficción, biología, de los fantasmas...”, ejemplificó el hombre ligado a la edición de libros y el diseño gráfico.

Rodeado de historietas, cuentos y más, Fausto tiene una curiosidad innata que le permite potenciar el aprendizaje. Así, a pesar de que cursa (hoy virtualmente) la salita de 5 en el Instituto Combate de Mbororé, se sumerge en la charla con datos precisos sobre las características de tal o cual reptil, la aparición de los fósiles, la resistencia de los nautilus o las hazañas del hombre cavernícola.

Fascinado por el universo de los dinosaurios, hoy afirma que, a pesar de sus variados intereses y su clara ‘pasta’ para el teatro y la oratoria, “le gustaría ser paleontólogo”. Le preocupaba que ya no hubiera una especie nueva de dinosaurio por descubrir, pero tras la reciente noticia de un hallazgo en Reino Unido, recobró la esperanza. Hasta vaticinó que podría encontrar uno en una isla, tal como sucedió en la Isla de Wight, al sur de Gran Bretaña.

Insaciable de conocimiento, Fausto también es consciente, a pesar de su corta edad, de los beneficios de la vida moderna.

“Los carvernícolas no tenían cocina como tenemos ahora, pero hacían fuego y era una vida difícil, porque tenían que frotar palitos para hacerlo. La vida no era fácil para ellos y sus campamentos no eran fijos. No tenían armas para cazar y era difícil trabajar la piedra para hacer lanzas. Pero con el tiempo fueron aprendiendo nuevas cosas y así fuimos apareciendo nosotros”, resumió sobre la historia del ser humano.

Con su actitud indiscutible, la aparición de Fausto en Poesía de miércoles generó una mezcla de ternura y admiración e incluso, según cuentan sus papás, muchos pensaron que el nene leía su propia poesía, cuando en realidad improvisaba en un convincente acting, papel en mano.

Cuarentena obligada, los Aranda-Scotta, como todos, debieron reordenarse y aunque los chicos sufrieron la restricción de su vida social y no compartir en el parque con otros niños, encontraron un lugar para disfrutar más cosas en familia. Así, la iniciativa audiovisual del grupo poético se sumergió en el ambiente hogareño e iluminó la aparición de una nueva ‘estrellita’ narradora.

El mágico mundo del revés
Los niños observan con asombro, tal como el que describía y recomendaba Aristóteles. Sus planeta está lleno de referencias a su entorno, entremezcladas con lo mágico: monstruos, dinosaurios, hadas, magos, zombies y unicornios. Así despliegan su juego y así aprenden a medida que van creciendo.

Fausto, por ejemplo, se divierte armando historias de lucha en el vivero de su casa, emulando el Plantas versus Zombies.

“No existen los zombies pero es un juego divertido. Me gusta vencer con una planta a un robot gigante”, analizó sobre el popular juego. En sintonía, también disfruta de inventar aventuras donde por ejemplo “una flor hable con otra flor”. Haciendo un recorrido por la vegetación del patio, explica características de los cactus, el palo de agua, las bromelias... exteriorizando, por momentos, chispas creativas señalando una ‘planta ninja’.

A través del juego y el arte, el niño abre su imaginación y crea, se comunica, aprende, se desarrolla en su individualidad y con el otro: se conecta y vincula.

“No soy para ti más que un zorro parecido a otros cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo”, le dice el zorro al Principito en el cuento poético más famoso de todos los tiempos.

La obra de Antoine de Saint-Exupéry es uno de los ejemplos más claros de la importancia de desandar la imaginación y el juego, abrir la mente como niños.

Por eso, además de poder asegurarles un techo, comida, educación, el respeto de su integridad física y emocional, el derecho al juego y el esparcimiento es un apartado importantísimo en la Convención sobre los Derechos del Niño, establecida por las Naciones Unidas y es uno de los que más se destaca en la efeméride de hoy.

Resignificado más que nunca en la cuarentena, con la imposibilidad de socializar con los pares, de correr libres por los parques y de contactarse con la naturaleza, el desafío por mantener a los más chicos estimulados, creativos, alegres fue mayor. Más allá de padecerlo, el confinamiento nos recordó que no hace falta mucho para incentivar lo lúdico, abrir la puerta de la inventiva. Y qué mejor aliada que la fantasía para alivianar la pesada realidad y descubrir nuevas maneras de enfrentarla con valía.

“Me gusta la poesía, contar historias alegres, de tristeza, de fantasmas, de terror...”, afirmó Fausto cual literato consagrado, desde el sillón de su casa.

¿Como sería si fuera un zorro?, se preguntó, zambullendo a todos en un fantástico mundo paralelo, lleno de posibilidades.


Felices todos los días

El Día del Niño es una celebración anual dedicada a la a la comprensión y protección de la infancia. Con actividades para la promoción del bienestar y los derechos de los niños, es celebrado en diferentes fechas. Algunos países lo hacen el 1 de junio, mientras la ONU lo designó el 20 de noviembre. Desde 1958, Argentina eligió honrar a los más chicos en agosto.

En esta línea, Clarisa Noales, licenciada en Terapia Ocupacional y reconocida especialista en estimulación temprana y neurodesarrollo, entendió en sus redes con más de 20.000 seguidores, que “la mejor forma de homenajear la infancia es cuidándola”.

Haciendo hincapié en los derechos inalienables como de alimento, vivienda digna, educación, protección de abusos y más, que hay que conocer, propiciar y exigir su cumplimiento, alegó: “Voy a agregar un deseo esperando que a todos se les convierta en un derecho: a estar rodeados de adultos que los miremos con amor, los agasajemos con nuestros mimos y canciones, los invitemos a jugar y los tratemos siempre con #amorosapaciencia”.