El calvario de estar en prisión siendo inocente

domingo 02 de febrero de 2020 | 5:00hs.
El calvario de estar en prisión siendo inocente
El calvario de estar en prisión siendo inocente
Un infierno. Con ese término, Severo Mendoza (63) resumió su estadía en prisión, que duró dos años y ocho meses, en la cárcel de Eldorado.
Una sentencia a su favor impartida por el Tribunal Penal Uno de la Capital del Trabajo determinó su inocencia en abril de 2019.
“Tras una acusación en mi contra, me dictaron la prisión preventiva”, contó Mendoza sobre los inicios de un calvario que se prolongó por casi tres años.
En diálogo con El Territorio, calificó: “La estadía en la cárcel fue un infierno total. Durante todo ese tiempo te trabaja mucho psicológicamente, más aún sabiendo que uno está allí siendo inocente”.
“Son mil cosas las que uno pasa ahí y en ese lapso, uno termina agachando la cabeza, resignándose. Y ocurren muchas situaciones en las que uno tiene que estar fuerte para sobrevivir”, manifestó.
En 2016, Mendoza fue acusado por el delito de abuso sexual contra una estudiante de una escuela de Eldorado.
 Sin embargo, durante el transcurso del debate no se logró acreditar que el imputado haya cometido tal delito.
Severo además consideró que hubo fallas durante el proceso. 
“La Justicia actuó mal. Según lo que escuché decir, es que esa acusación por la cual me investigaban lleva ocho meses. Tuve muchos testigos que declararon a mi favor e incluso mi abogado pidió mi excarcelación y la rechazaron. Me buscaron un domingo y, supuestamente, tenía que salir al martes siguiente, pero terminé saliendo casi tres años después”, manifestó. 
Añadió: “Según el expediente, yo tenía que salir en libertad, pero no me concedieron mi beneficio”.
Sobre este punto, comentó que otra acusación agravó su situación. 
“La familia acusadora buscó un abogado, quien dijo que yo tenía un cuchillo en ese momento”, expresó.
Asimismo, Mendoza, durante su diálogo con este medio, insistió en su inocencia y en que nunca hubo pruebas en su contra, incluso en la declaración de la acusadora en Cámara Gesell.
Luego, explicó que la Justicia local decidió dictar la prisión preventiva al considerar que había riesgo de fuga.
Más adelante, puntualizó: “Todo esto fue una injusticia”.
Recordó que en su estadía en la cárcel conoció a otras personas en la misma situación, contra las que pesaban acusaciones y tenían prisión preventiva. Y que estar allí es igual a como describen y narrar muchas de las películas y series que tienen como trama principal o escenografía una prisión.
“Aguanté todo ese tiempo gracias al apoyo de mi familia y a Dios, al cual me aferré muchísimo en esos años de injusticia. Hay muchos reos que no aguantan el encierro y, donde estuve, muchas personas se mataron”, narró.
Luego, afirmó que “todo fue gracias a Dios, que hizo un gran milagro porque comprobó mi inocencia”.
También contó que ese proceso le dejó secuelas y malos recuerdos. “Nadie me quita el daño psicológico y todo lo que viví en la cárcel, que no se lo deseo a nadie”, subrayó.
En referencia a las consecuencias, Mendoza enumeró dos: en el trabajo y su reputación en su ciudad. 
“En mi trabajo me condenaron antes que la misma Justicia, perdí mi empleo, pero después de varios reclamos pude recuperarlo, sólo que perdí mi antigüedad, por lo que tengo que seguir trabajando”, explicó.
“Ante todos los vecinos, era conocido como un laburante. Era reconocido. Ahora no sé, pero puedo caminar por las calles tranquilo porque soy inocente y siempre lo fui”, remarcó.
“El daño que te deja la prisión es terrible, no se le desea a nadie, pero hay que seguir remando siempre para adelante, porque la libertad es lo mejor que hay”, culminó Mendoza sobre su experiencia en la cárcel, pese a su inocencia y la demora de la Justicia en demostrarla.