Un legado cultural que mantiene viva la costumbre boliviana

domingo 27 de enero de 2019 | 6:00hs.
En Misiones formaron un ballet de danzas típicas bolivianas.
En Misiones formaron un ballet de danzas típicas bolivianas.
Victoria Bergunker

Por Victoria Bergunker interior@elterritorio.com.ar

Con solo 24 años, Ismael Menchaca llegó a la Argentina desde Potosí, Bolivia, en la década del 80, como parte de una aventura turística, pero lo cierto es que, luego de recorrer varias provincias, se enamoró de la tierra colorada de Misiones y formó su familia acá.
En abril del pasado año, se enfermó y un cáncer de pulmón terminó con su vida en septiembre, pero gracias a sus hijos la cultura y tradición boliviana continúan vivas y hoy más que nunca. Por eso Fiama (28) y Jonathan (29), dos de ellos, recibieron a El Territorio en el mercado que alguna vez abrió su padre -ubicado en Urquiza casi San Martín- y hoy se convirtió en un negocio familiar.
Ismael conoció a su esposa en Buenos Aires, pero al poco tiempo se vinieron para Misiones, donde nacieron sus seis hijos, de los cuales sólo uno de ellos se encuentra estudiando en Bolivia.
“Mi papá vino por capricho, porque estaba estudiando Ingeniería Civil pero le fue mal en una materia troncal y abandonó. Mis abuelos no querían, porque sabían que no iba a volver y así fue”, comentó Fiama.
Aunque Ismael nunca abandonó sus raíces, supo adaptarse al suelo misionero y se dedicó a diferentes rubros: fue mecánico chapista, comerciante y constructor, entre otros trabajos pasajeros que encontraba para mantener a su familia.
“Fue uno de los mejores pintores chapistas de Posadas, todos los que pasaron por su taller decían que él tenía la mejor mano”, recordó Jonathan lleno de orgullo.

Virgen de Copacabana
En uno de sus viajes a Bolivia, Ismael trajo una Virgen de Copacabana, Patrona de Bolivia venerada por todos. Fue entonces cuando entre sus pares comenzaron a incentivarlo para organizar la famosa celebración acá en Misiones, que en su país de origen se realiza cada 5 de agosto y en la Argentina convoca a miles de bolivianos todos los años. La festividad se celebra con procesiones, danzas típicas y actos religiosos.
“En Bolivia es una devoción, la gente allá es muy religiosa y cuando llegan al santuario de la virgen lo hacen con mucha fe y le dan las gracias por el trabajo, la salud y hacen bendecir sus cosas, también piden mejorar y volver el año próximo porque la tradición dice que tenes que ir tres años seguidos”, explicó Jonathan.
En este sentido, agregó: “Él fue el que comenzó con la celebración en 2007, nosotros hacemos en el feriado del 17 de agosto para que puedan venir todos, porque vienen de toda la región y también invitamos bandas de bolivianos formadas en Argentina”.

Cultura viva
Luego de uno de los primeros encuentros, Fiama decidió comenzar a enseñar los bailes típicos de Bolivia. “El primer año se hizo misa, cena y baile, así que al año siguiente comencé con el ballet. Mi papá me enseñó y en un viaje a Bolivia tomé clases de tinku (danza folclórica que se realiza en el norte de Potosí), además fui mirando videos y aprendiendo”.
Al principio sólo eran tres parejas que practicaban en el patio de su casa, pero luego el grupo se fue agrandando y hoy son alrededor de 30, divididos en grupos de adultos y niños. “Empezamos a agregar más clases porque nos pedían números de distintos festivales, así que fuimos renovando los bailes y los trajes, que hacemos nosotros a mano. Pasamos por distintos salones y ahora comencé con clases de verano en la Capilla de Itatí los martes y jueves, cada año se va sumando más gente”, afirmó Fiama.
A pesar de ser nacidos en Misiones, los seis hermanos e incluso su madre, también argentina, llevan a Bolivia en la sangre a cada paso. En el local suena en todo momento la música de aquellas tierras, y además esperan cada cumpleaños para reunir a toda la comunidad.
“Para nosotros el legado más fuerte que nos dejó mi papá es la cultura. Cuando él falleció era muy doloroso escuchar su música, pero es lo que nos dejó, tenemos eso metido en la sangre y si bien nos duele, es nuestra forma de mantenerlo vivo”, dijeron los hermanos emocionados.
Para despedir a El Territorio, sirvieron abundantes platos de Picante de Pollo, menú típico de Cochabamba y las pequeñas bailarinas, (dos de ellas también hijas de Ismael), mostraron sus trajes bordados a mano para bailar la tradicional danza tinku.